Capítulo 41: El cementerio

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Hazel P.O.V

Nunca en mi vida yo me había imaginado que podría estar en el entierro de mi hermana adoptiva. Mucho menos que también sería el de su mejor amiga, y el de un chico con que conocía desde niña.

Todos allí teníamos un vestido negro. Papá y Nico estaban llorando como nunca en la vida, y a mí simplemente cada vez más se me agotaban las lágrimas.

Sentí una mano grande en mi hombro. Alzé la vista y me encontré con la mirada de Frank. Sus ojos estaban rojos y se limpió una lágrima que amenazaba con salir. Yo oculté mi rostro en su pecho y comencé a llorar nuevamente.

Calipso se veía como un objeto vacío. Sus ojos tenían unas ojeras enormes, y lloraba con la mirada perdida. No tenía una escena de desesperación como su madrastra, la madre de Zoë. Se veía más bien serena, pero destruída. Murmuraba cosas que nadie entendía.

Una persona que nunca antes había visto llorar era a Thalia Grace. Ella oprimía sus sollozos con su mano y sus ojos azules estaban muy abiertos mirando las tumbas. Parecía estar en un estado shock; ella había compartido mucho tiempo con esas personas, en especial las chicas. Solía ser niñera de Lee.

Estaban todos mis amigos ahí. Todos los que habían sido en algún momento amigos para esos tres chicos que acababan de morir. Mi hermana acababa de morir.

Annabeth estaba alzando a una niña pequeña mientras lloraba en su hombro y ella misma se limpiaba algunas lágrimas. Junto a ellas estaba Percy abrazando a Annabeth por la cintura mientras veía con tristeza las tumbas. Supuse que la niña era Amy.

Por si lo habían olvidado, Percy es primo de Bianca. Técnicamente también es el mío, pero era primo de Bianca por lazos de sangre, no políticos. Eran más unidos cuando eran niños, pero nos gustaba pasar el tiempo los cuatro, como lo hacen los primos normalmente.

Los profesores también estaban allí, con sus expresiones de tristeza; incluso el Sr.D la tenía reflejada en el rostro.

Una de las personas que estaba más triste allí, era Katie Gardner. Ella y Lee se habían vuelto buenos amigos en las últimas semanas y la noticia la había arrastrado a una depresión horrible. Sólo ella podía entender lo que pasaba por su cabeza.

Travis estaba también triste por los muertos, aunque parecía centrar más sus ojos en la tristeza de su novia. Lee había sido uno de sus primeros amigos en el jardín de niños, antes de que los pusieran en grupos separados.

En el dolor de todos los presentes, apareció una de las personas que yo menos quería ver en esos momentos. Era un extraño para todos, pero al menos yo sí sabía quién era; así que tomé la mano de Frank, le di un beso en la mejilla y le dije que volvería en unos momentos.

A unos 40 metros de donde estaban todos los dolientes, se encontraba mi padre biológico, Plutón. Yo me acerqué porque era mejor que le hablara yo a que le hablara mi padre (quien en esos momentos no estaba para él).

—Hazel, cuando me enteré, yo...--

—Escucha... —lo corté mientras hablaba. —Sé que quieres recuperarme y ser mi padre, pero no lo eres y no sé si algún día lo seas. —hablé con firmeza. —Tienes derecho a reclamarme porque eres mi papá biológico, pero este no es el mejor momento. Mi papá ha perdido a una hija y no quiero que sufra al perder a otra. —hablaba mientras se formaba un nudo en mi garganta. —Si quieres regresar, puedes hacerlo; pero por ahora te ruego que me dejes con mi papá y mi hermano por un tiempo.

Su expresión era de decepción. No sabía si de sí mismo, de el hecho de haber fallado, de perder ante Hades o de mí. Fuese lo que fuese, lo había entendido.

—Está bien. —me dijo. —Sólo quiero que sepas que lo siento mucho. Espero que algún día estés dispuesta a ser mi hija.

—También yo. —le dije. —Ahora, si me disculpas, estoy en el funeral de mi hermana. 

Rachel P.O.V

Cuando me enteré de lo que había pasado con esos tres chicos, me quebré por completo.

Mis padres (en especial mi mamá) no comprendían por qué llorar por una persona "inferior" que no aportaría nada a mi vida. No querían que fuera al funeral (que fue al día siguiente del accidente, el 12 de noviembre), pero yo decidí ir aún así.

Cuando entraba al cementerio, me detuve y sólo me quedé donde estaba por unos dos o tres minutos y no entré. Realmente quería hacerlo, ir allí con esas personas, pero no lo hice.

Vi cómo mis amigos se consolaban unos a otros ante la pérdida. Los siempre amorosos Charlie y Silena lloraban abrazados, y todos los demás que estaban saliendo. Decidí irme de allí. Ellos se conocían desde hacía mucho tiempo, y yo sólo desde hacía un año.

Me preguntaba por qué las cosas habían cambiado tanto desde que comenzamos ese año de preparatoria. Después de todo, el plan de Dionisio, Quirón y Quintus había funcionado: nadie se tenía rencor. Me hubiese gustado no sentirlo, y por un momento así fue, pero regresó de nuevo. Era la oveja nebra de Goode.

Cuando vi a Annabeth y a Percy besarse en la fiesta, me sentía muy dolida y traicionada. ¿Por qué, si le gustaba Percy, Annabeth me ayudaba que él me notara como algo más que una amiga? Y, ¿por qué si le gustaba Annabeth, Percy me invitaba a salir?

No quería admitirlo, pero sabía dos cosas: la primera, era que las citas que había tenido con Percy eran para dar pena ajena. Nunca salíamos del término de amigos. Si las personas nos vieran, pensaríamos que no somos nada más que unos amigos que pasaban el rato, no una pareja de enamorados.

La segunda, la que más me dolía, era que Percy me invitó y me besó por lástima. Se dio cuenta de que Calipso no lo necesitaría porque ya había continuado sin problemas, pero yo no. Eso era lo más probable.

Yo solía hacer pinturas sobre Percy, o alusivas a él. Le estaba haciendo una para su cumpleaños próximo, cuando cumpliera 19, o para navidad. La había terminado hacía unas semanas, y cuando vi lo que hacía con Annabeth, me llené de ira y me deshice de todas mis pinturas que tenían algo que ver con él.

Un tiempo después de eso, me enteré que ellos se habían besado otro par de veces, y que habían dormido juntos en la fiesta de Halloween. Con respecto a lo último, no a todos les quedaba claro a qué de refería el término "dormir juntos", pero así había pasado.

Nuevamente me sentí como si no tuviera amigos. Como si fuese la chica nueva en Goode otra vez. Todos tenían a alguien especial, ya sea en términos románticos o amistosos; menos yo. Siempre sería la rueda sobrante.

Me hubiese gustado ser más como Reyna. Ella no tenía intereses amorosos y no parecía afectarle. Quizás era porque siempre había existido en el grupo.

Terminé en Central Park y me senté en una de las bancas que estaba vacía. Comenzaba a hacer frío porque entrábamos cada vez más en invierno, así que metí mis manos en mi chaqueta para mantenerme caliente.

Deseé estar en casa con el único ser que me daba cariño sincero: mi perro. Pero regresar implicaría ver de nuevo a mis padres, y escuchar sus sermones e insultos a mis compañeros. Ya no sabía si llamarlos amigos.

Ojalá hubiese podido ver las cosas como las veían los demás chicos y comprender la relación que tenían Percy y Annabeth. Pero estaba enamorada, y no lo entendería tan fácilmente hasta que lo superara.

Un cliché más [CONTINUADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora