Capítulo 24: Bolas de amor I

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Annabeth P

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Annabeth P.O.V

Ese martes era uno de los días más gloriosos en nuestra escuela. El evento que se hace es casi más grande que cosas como el baile de fin de año, el concurso de porristas o los cumpleaños de la escuela. Era algo que por obvias razones debes amar.

Cada año, Goode va al Central Park con sus estudiantes y hacemos una convivencia con nuestras mascotas.

Como yo tenía que "compartir" la mía con Percy, hicimos un trato para llevar los dos a la Señorita O'Leary. Yo llevaba años sin participar porque ella ya no era mía, pero "regresaba" a serlo.

Iba con Malcolm en su auto a recoger a Percy a su casa y mi mellizo no se veía ni estaba muy entusiasmado por ello. Eso se notaba a kilómetros de distancia.

—¿Te encuentras bien?

—Sabes que no. ¿Por qué debemos ir a casa de Jackson? ¿No era tu archienemigo, Annie? —me preguntó molesto. —¿Tú te sientes

—Quizás, pero hicimos un trato y voy a ir por la Señorita O'Leary. ¿Me entendiste, rubio?

—Sí, rubia.

—Bien.

Mis amigos también irían con sus mascotas. Muchos aún eran cachorros porque Goode también hace obras de... No sé muy bien cómo llamarlas... ¿caridad? En fin, un refugio para perros y gatos iba a cerrar por falta de recursos y todos los animales serían sacrificados. Al final, todos ellos fueron rescatados por muchos estudiantes y ninguno tuvo que morir.

***

Cuando llegamos al parque con Percy y la Señorita O'Leary, ya habían llegado varias personas entre ellos estaban Clarisse y Piper, con el cachorro de de Clarisse, Oliver, y la gata de Piper, Dona. El cachorro de Clary comenzó a ladrarle a la Señorita O'Leary, quien respondió sin agresividad pero aún así asustó a Oliver.

—Voy a saludar a Clarisse y Piper. —le dije a Percy y Malcolm.

-—Yo me voy a buscar a Kayla. Adiós, hermanita. No hables con extraños y no recibas sus dulces. —me dijo Malcolm antes de irse.

-—Yo voy a buscar a mis amigos y regreso enseguida, Annabeth. —dijo Percy.

Yo me acerqué a mis amigas con la gran perra negra. Ambas tenían a sus respectivas mascotas en brazos y Oliver se puso muy feliz de verme. Por su parte, Dona era tan fría como lo suelen ser los gatos, pero con modales.

—¿Trajiste a la Señorita O'Leary? —me preguntó extrañada Clarisse.

—¿Con Percy? —me preguntó Piper.

—Sí. No estamos actuando de forma hostil el uno con el otro. Todo bien. —les dije mientras Clary colocaba a Oliver en el suelo y era examinado por la Señorita O'Leary.

Un cliché más [CONTINUADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora