Un cliché más [CONTINUADA]

49: Parrillada Express

Hazel P.O.V

Habían cosas grandes en el mundo. Las habilidades de Percy en natación; la negación que tenía tanto él como Annabeth sobre gustarse; los desastres de Leo y los Stoll; Frank; las quesadillas de Nico... pero las parrilladas de los Jackson eran grandes.

No iba a una desde el verano. Estábamos a mitad de primavera, y eso era notorio.

Los Jackson tienen un patio gigante, y Poseidón es el típico hombre de mediana edad que es bueno para azar carne.

Y Sally era buena para hacer comida vegetariana para Piper y las Gardner.

-¿Cómo está tu padre, Jason? -preguntó Poseidón al mencionado.

-Está bien. Hoy tenía una cita con una mujer.

Él soltó una risotada. -¿Ahora con quién?

-Una mujer llamada Hera. -respondió. -Creo que no salía con alguien tanto tiempo desde hacía siglos. Llevan siete semanas.

-Eso es grandioso. ¿Ya los ha presentado?

-Que jamás lo haga. -respondió Thalia uniéndose a la conversación. -No tiene Buenos gustos sinceramente. La última vez que nos presentó una novia las cosas terminaron muy mal.

Jason asintió apretando los labios. -Thalia le reventó el labio.

Poseidón los miró, confundido, con la boca hecha una línea. Luego sus ojos se giraron a Nico. -¿Y qué me cuentas?

Él se encogió de hombros. -Mi padre nos llamó a una mujer llamada Persefóne en la misma cena que yo le presenté a Will.

-¿Ya están saliendo?

-Sí. Will y yo, mi padre y ella. -se encogió de hombros. -Les agradó.

Un crujido de alguien masticando doritos hizo que mis ojos se aportarán de los hermanos Grace y Poseidón. Fran y yo estábamos sentados en una mesa de jardín, pero no me di cuenta cuando llegó Leo. Los dos comían doritos, mirando a la distancia muy concentrados.

Yo seguí sus ojos. Annabeth estaba de pie con Percy junto a Sally, los tres hablando y riendo tranquilamente.

-¿Qué hacen? -pregunté confundida.

-¿No es obvio? preguntó Leo sin apartar la mirada. &Charlan los tres.

-Ellos no, tonto; ustedes tres.

Frank se inclinó a mí, pero seguía mirándolos fijamente. -Leemos la situación.

-¿Hablas de... leer sus labios o...?

-No, analizamos lo que hacen. -dijo Leo. -Percy y Annabeth obviamente tienen algo íntimo, y ahora Percy la acerca a hablar con su madre.

-Oigan, chicos, sé que están emocionados, pero Sally y Annabeth de conocen desde hace mucho tiempo.

Por primera vez, Frank me miró. Me ofreció la Bolsa de frituras con sabor a queso triangulares. -Eso es porque no los estás mirando con los doritos de la sabiduría.

-Ahhg, está bien. -puse los ojos en blanco y dejé caer mis hombros. Saqué dos doritos, uno lo comí antes de mirar a las tres personas, y después el otro cuando ya lo hacía.

Y todo tuvo un significado distinto.

Estuvimos ahí todo el día, como si los Jackson fueran padres de todos nosotros. Retiré la idea, porque entonces muchos estaríamos cometiendo "incesto".

Ese día fue un viernes. Cuando volví a ver a Annabeth y Percy, ellos ya no eran iguales entre sí.

***

Narrador

El sábado por la noche, Annabeth y Percy tuvieron una pequeña reunión en la terraza de los Jackson. Las cosas pequeñas llevan a cosas grandes.

Estaban sentados en unas sillas de jardín, con las piernas cruzadas mirando el atardecer y tomando gaseosa.

-Ya estamos a mitad de primavera, Jackson. -le dijo Annabeth. -Pronto vamos a comenzar una vez más el verano. Habremos acabado la secundaria.

-Lo sé. -respondió, y luego la miró. -Me alegra que nos hayamos reconciliado antes de graduarnos.

-Sí, pronto vamos a ir a la Universidad y entonces no va a haber tiempo para fiestas, ni parrilladas, ni compras. -le sonrió. -Y tampoco tiempo para ti, dependiendo de a dónde vayas.

Percy se escurrir todavía más, con las manos sobre su estómago. -No te vas a librar de mi tan fácilmente, Chase. Voy como un perro callejero: te seguiré por siempre.

Annabeth se rió. -Me gustaría ir contigo a la Universidad.

-De ese modo, tendríamos tiempo para nosotros. -ella asintió, y se quedaron en silencio. Luego de un rato, él habló. -¿Quieres salir conmigo?

-Percy... -él la miró inocentemente, y ella le sonrió con calidez, la misma calidez del verano. -Tú y yo salimos todo el tiempo.

-Sí, salimos, pero no como... ya sabes.

-Jackson, nos hemos besado más veces de las que puedas recordar. Ya estamos saliendo. Todo el mundo lo asume.

Ambos miraron el cielo, cada vez más oscuro. -¿Entonces qué deberíamos hacer?

-Tú ya sabes lo que tenemos que hacer. -Annabeth se enderezó al mismo tiempo que Percy. Los dos, todavía sentados pero ahora con ambas manos tomadas se miraron a los ojos.

-¿Juntos?

-Juntos.

-Annabeth...

-Percy...

-¿Me concederías el honor de ser mi novia, ahora oficial para que nuestros amigos dejen de molestarnos y acosarnos?

-Yo digo que sí. Y tú, ¿me concederías el honor se ser mi novio, ahora oficial para que uestros amigos dejen de molestarnos y acosarnos?

-Yo digo que sí.

Al mismo tiempo, los dos acercaron sus rostros naturalmente y unieron sus labios en un beso tierno que marcaba su noviazgo como definitivo. Annabeth tomó las mejillas de Percy, y él la tiró hasta que quedará sentada sobre sus piernas, abrazándola por la cintura.

Las llamas de la ira en Goode entre dos bandos populares se habían apagado de la mejor manera posible. Quizás, sólo quizás, esas llamas realmente nunca existieron, pero todos simulaban que estaban ahí porque tenían miedo de equivocarse.

Cuando alguien dio un paso adelante, se dio cuenta que no era tan malo, que esas las no quemaban y eran piro invento. Y todos hicieron lo mismo. No debemos fiarnos por las cosas que creemos, pero no estamos seguros, porque no son de confiar.

Es mejor un cumplido a una mala palabra. Es mejor un beso a un golpe. Es mejor una risa a un llanto. Es mejor amarse que odiarse.

¿Annabeth y Percy pudieron haber dejado ir su ira antes? Claro que sí. Pero ninguno había madurado lo suficiente como para aceptar que podían quererse, y se alejaron. No es bueno alejar a alguien que te hace bien.

Debemos aprender a soltar.

Debemos aprender a aceptar.

Debemos aprender a vivir cálidamente.