Capítulo 25: Bolas de amor II

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Nico P.O.V

Me sorprendió de que me estaba entreteniendo más de lo que pensaba. Roxie tenía cuatro meses y no era tan hiperactiva como Joy o Alexey, pero le gustaba morder todo lo que se encontraba; incluyendo mis manos.

—¡Au! —exclamé cuando me mordió un dedo con sus filosos dientes de cachorro en crecimiento.

—Nico, te dije que trajeras su pelota de goma. —me regañó Hazel.

—La dejé en la mesa antes de salir.

—Claro que la dejaste; no la veo.

—... Hazel Levesque, no me trollees.

—Tranquilo, yo la llevo. Voy a estar con Frank. Tú... haz lo que quieras. —me dijo tomando a Roxie en brazos y alejarse caminando en dirección a su novio.

Me sentía un poco fuera de lugar. Todos estában hablando con alguien, menos yo. Parecía como si todos fueramos amigos y felices; bailar como flores en el campo y cantar con los pajaritos de colores. Amor y paz para todos; bla, bla, bla.

—Qué cara tan larga. —dijo alguien, que me sacó de mis pensamientos burlones. Era Solace. –Pensé que estar con animales te iba a alegrar un poco. Después de todo, tienes una perra.

—¡Oye, no estoy amargado! Sólo... no muestro el nivel de felicidad de los demás.

Encarnó una ceja y torció una sonrisa, burlandose de mí. —Qué tontería.

—Oye, ¿por qué no vas a hablar con tu hermana o tus amigos? Me encanta conversar conmigo mismo. —dije entrecerrando los ojos.

—Mi hermana está con su futuro marido y mis amigos conviven con los tuyos porque ahora quieren ser amigos, Nico. —me dijo cruzándose de brazos y recostándose en el árbol que tenía detrás. —Me dejaron solito.

Justo cuando iba a decir algo, Bianca me sorprendió tocándome el hombro. Lamentablemente para mí, me tomó desprevenido y di un pequeño, muy pequeño grito de susto. Will Solace soltó la risa.

—Lo siento, Nico. —se disculpó mi hermana.

-No... es necesario, gracias.

—Venía a decirte que Percy y Annabeth dicen que te ves muy mono hablando con Will y que les gustaría a ambos que fueran amigos.

Miré hacia la dirección donde estaban los dos sentados y en cuanto hice contacto visual, levantaron los pulgares y sonrieron para molestarme.

—Malditos traidores. —murmuré.

Noté que Bianca tenía a su gata Moon. Era un regalo de papá que le dio luego de cumplir su primer semestre en la universidad y todavía era una bebé esponjosa, diferente a los demás gatos. No dejo de preferir a los perros.

—¿Estás con Zoë? —pregunté para alejarme un poco de tema. Bianca y Zoë eran mejores amigas y habían terminado juntas la preparatoria. Estaban en la universidad y les gustaba venir a la escuela de vez en cuando para ver a los maestros; como ese día.

—Sí. Me voy con ella; adiós. —se puso de pie e iba a comenzar a caminar. Entonces levantó el pulgar y me guiño un ojo diciendo: —Haz amigos, muchachón.

—¡Ahg! ¡Los odio a todos!

Jason P.O.V

Llamar incomodidad a el reencuentro con tu ex estando con tu actual pareja es una tontería en comparación con lo que estaba pasando el pobre de mí. Normalmente tengo una autoestima alta y me siento orgulloso de ello, pero en esos momentos me sentía en graves problemas.

Un cliché más [CONTINUADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora