A la mañana siguiente, Rin abrió los ojos y se encontró tumbada en su cama, en casa de la abuela Kaede. Tenía la pierna y el brazo vendados, pero por lo demás, no parecía estar herida.
Se sentó con cuidado y miró a su alrededor.
- ¡Por fin despiertas!
- Lo siento mucho, abuela. No quería preocupar a nadie.
La anciana sonrió ligeramente.
- Bueno, al menos no tenemos que lamentar ninguna muerte – suspiró aliviada y cerró los ojos un instante. Al abrirlos, su expresión había cambiado – ¡No vuelvas a salir de noche al bosque! ¿Queda claro?
Rin asintió con vehemencia, obediente. Y entonces, recordó algo.
- Kaede, ¿dónde está Shippo? ¿Está herido?
- No te preocupes – la tranquilizó la anciana – Se encuentra bien. No tiene ningún tipo de herida. Duerme en casa de Kagome e Inuyasha.
La morena se sintió algo más aliviada, aunque se sentía también un poco culpable por haberle estropeado la noche a su amigo. No había sido culpa suya, pero aún así, lamentaba no haber sabido defenderse sola y haberlo llevado hasta una zona demasiado profunda del bosque.
- Kaede, ¿cómo es que estoy bien? ¿Cómo me encontrasteis?
La anciana sonrió ampliamente y le guiñó un ojo.
- Él te rescató – dijo a la joven, dando a entender que ese él no necesitaba aclaración – Estaba por la zona cuando olió tu sangre y te oyó gritar su nombre.
Las mejillas de la joven se llenaron de rubor. Él la había oído llamándolo. No pudo dejar de sonreír.
- ¿Dónde está ahora? – quiso saber de inmediato – ¿Puedo verlo?
- Pasó toda la noche junto a ti en la cabaña. Quería asegurarse de que estarías bien. Pero, en cuanto se hizo de día, se marchó al bosque. Te ha dejado unos regalos.
Rin se levantó en seguida, sin que le importara la profunda herida de la pierna, y salió cojeando hacia el exterior, sin mirar atrás.
Kaede se la quedó mirando mientras salía por la puerta. Acababa de decirle que el señor Sesshomaru le había traído regalos y ni siquiera los había mirado. Había junto a su cama un precioso kimono blanco con bordados de estrellas color plata. Era realmente bonito. Estaba claro que Sesshomaru sabía qué colores le sentarían bien al rostro de Rin. También había una pequeña caja plateada con dibujos de mariposas. Era una especie de joyero, y en su interior había un espejo. Kaede sonrió al imaginarse al frío y distante Sesshomaru pensando en regalos delicados para una joven. Era difícil de imaginar. Pero la anciana tenía ciertas sospechas de por qué lo hacía.
* * *
Rin cayó de bruces contra el suelo y se llenó de tierra. Otra chica cualquiera hubiera dado media vuelta o se habría echado a llorar, sin embargo, Rin se levantó sin derramar una sola lágrima y siguió caminando a trompicones, coja de una pierna debido a la herida, con las manos sucias debido a la caída y el vestido algo desgarrado. Pero nada le importaba, tenía una gran fuerza de voluntad. Y ahora sólo tenía un deseo, uno que la hacía más fuerte cada día: ver al señor Sesshomaru.
En medio del bosque había un río. Rin pudo divisar en la orilla un caballo de dos cabezas bebiendo agua y al lado un demonio bajito y verde que dormía tranquilamente.
- ¡¡Señor Jaken!! – exclamó la joven yendo a su encuentro.
- ¡¡Ahh!! ¡¿Quién anda ahí?! – se sobresaltó.
- ¡Ja, ja, ja, ja! Soy yo, Jaken, la pequeña Rin.
El demonio abrió los ojos de par en par. Desde que habían dejado a la niña en la aldea la habían visitado con frecuencia, pero, por asuntos importantes de Sesshomaru, hacía ya casi un año desde la última visita que le hicieron. Por ese motivo le fue difícil a Jaken reconocer a la que había sido una pequeña mocosa que siempre le molestaba. Se había convertido en una hermosa y adorable joven, la envidia de toda chica de su edad.
- ¿Rin? ¡Casi no te reconozco! ¡Has crecido mucho!
- Ja, ja, ja, ¡claro! Los humanos crecemos deprisa. Tú, en cambio, estás igual de cascarrabias – se rió.
Jaken se cruzó de brazos, molesto.
- ¡Maldita mocosa! – replicó, pero en realidad no estaba enfadado. Se alegraba de ver tan bien de salud y aspecto a la chica.
- ¿Dónde está el señor Sesshomaru? ¿Anda por aquí cerca? – preguntó y Jaken pudo notar la desesperación en su mirada y su sonrisa llena de esperanza.
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¡Por fin aparece nuestro querido señor Sesshomaru, chicas! En unos días subiré el siguiente capítulo, el mismo miércoles si puedo, y os aseguro que la llegada del demonio no nos va a dejar indiferentes <3 ¡Saludos!
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Lágrimas de sangre (Sesshomaru y Rin) [COMPLETA]
FanfictionDespués de acabar con Naraku, Inuyasha y su grupo viven pacíficamente en la aldea de la anciana Kaede, combatiendo demonios menores y viviendo aventuras. Sin embargo, para Rin las cosas son muy diferentes: ahora que es una joven adolescente y vive c...