Capítulo 59: Los sentimientos de Megumi (1/1)

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Había pasado un día y medio desde que Sesshomaru y Kohaku combatieron, y desde que Rin se escapó de casa con A-Un para salvar a su demonio.

La chica se había visto obligada a desviarse e ir primero a ver al maestro Totosai para conseguir que este le forjara un arma y así poder salvar la vida de su señor. ¿De qué hubiera servido, sino, aparecer con las manos vacías, implorándole que volviera? Lo único que habría conseguido es que los peligros la mataran a ella por el camino y ni siquiera le habría alcanzado.

«Sesshomaru debe haber entrado hace mucho en la cueva», se dijo. «Pero sé que puede aguantar muchas horas sin ayuda de nadie. Seguro que aún está vivo. ¡Lo alcanzaré a tiempo!».

Sin embargo, lejos de acertar, Sesshomaru y el resto se encontraban lejos de la cueva, buscándola por los alrededores del monte y las inmediaciones de los bosques y aldeas colindantes.

La joven Rin desconocía que Sesshomaru hubiera tenido que pararse para enfrentarse a Kohaku y que, por consiguiente, se había retrasado. Tampoco sabía que Jaken había llegado a alcanzarlo y le había contado que ella había partido hacia el monte. Rin no sabía absolutamente nada de lo que realmente había acontecido a su alrededor, así que estaba convencida de que su amado había llegado ya a su destino y temía que pudiera perder la vida en el intento. Pero no iba a rendirse. No iba a dejar que él muriera intentando encontrar la misteriosa esfera de Kagura. Esta vez, pasara lo que pasara, sucediera lo que sucediera, sería ella quien luchara por crear un futuro para ambos.

Rin tomó las riendas de su montura e instó a A-Un para que volara más deprisa hacia el monte Fuji. No quedaba mucho tiempo.

* * *

- ¿Cómo está? – preguntó la hermosa Yuki dándole un cubo con agua fresca a Megumi – ¿Ha mejorado?

Megumi asintió levemente.

- Kohaku está algo mejor. La herida se le ha cerrado y respira normalmente, pero aún no puede ponerse en pie – suspiró con tristeza.

Yuki se dio cuenta de que algo grave le pasaba a su amiga y le puso una mano en el hombro.

- ¡Siéntate! – le dijo para que ésta tomara asiento a su lado.

Megumi obedeció.

- ¿Qué ocurre, Megumi? Últimamente estás muy apagada.

La chica ladeó la cabeza y desvió la mirada, perdiéndose momentáneamente en el infinito. Luego devolvió la mirada a su compañera.

- No es nada. Sólo estoy algo cansada.

Yuki la miró de soslayo, perspicaz.

- ¿No será que estás preocupada por Kohaku? – señaló astutamente.

- ¿Eh? Yo, bueno, es que... está grave – se justificó.

- ¡Jajaja! – la rubia se echó a reír y le señaló la nariz con el dedo índice – ¡Te pillé! – sonrió.

Megumi volvió a ladear la vista, ligeramente sonrojada, sin saber bien qué decir.

Yuki dejó de reírse y entrelazó las manos, apoyando la barbilla sobre ellas, y la miró con ternura.

- ¿Te gusta Kohaku?

Megumi la miró sorprendida. ¿Cómo había llegado Yuki tan rápido a una conclusión a la que ella misma aún no había llegado?

- Pues... la verdad es que no lo sé.

Yuki se levantó de la mesa y fue a llenar un vaso con algo de té verde. Luego regresó a su asiento y se lo tendió a su amiga.

Lágrimas de sangre (Sesshomaru y Rin) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora