Capítulo 16: ¡Entréname! (1/2)

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Al cabo de un par de días, la hermosa Rin decidió ir al encuentro del joven Kohaku. En realidad le daba bastante vergüenza hablar directamente con él, entre otras cosas porque, a pesar de que sentía algo muy fuerte y a la vez desconcertante por Sesshomaru, también Kohaku despertaba sentimientos en ella que ningún otro le hacía sentir.

Sin embargo, Rin había estado pensando mucho y había llegado a la clara conclusión de que su mayor deseo era seguir al demonio albino adonde quiera que fuera. Si no podía hacerlo por ser demasiado débil, ¡conseguiría hacerse fuerte!

Shippo e Inuyasha eran ambos guerreros poderosos, pero el primero era un demonio pura raza y el segundo un semi-demonio portador de una espada mágica; era completamente lógico que fueran así de fuertes. Kagome también era una gran guerrera, pero ésta no era una chica normal y corriente; su poder provenía de los poderes espirituales que poseía su cuerpo. En otras palabras, era una sacerdotisa. Así pues, necesitaba encontrar humanos que fueran igual de poderosos, y no guerreros cualesquiera de los que se encuentran en las aldeas humanas o en los castillos feudales, sino fuertes de verdad.

- No es posible adquirir de repente poderes espirituales. O naces con ellos o sin ellos – reflexionó Rin para sí – A veces pueden estar ocultos en el interior de la persona, pero no parece ser mi caso – esas habían sido las palabras que Kagome usó para explicarle el funcionamiento de los poderes de una sacerdotisa, y Rin, por suerte o por desgracia, no parecía poseerlos. Así que ya podía ir olvidándose, al menos, de esa posibilidad.

Y fue entonces cuando dio con la solución. Sango y su hermano pequeño – Kohaku – eran lo que se conocía como "exterminadores de demonios", un nombre que se les daba a los humanos que se habían entrenado desde niños en el arte de la lucha, se habían fabricado sus propias armas especiales mata-demonios y se dedicaban a cazarlos por todo Japón. No se requerían poderes espirituales, ni ninguna otra cosa de habilidades. Simplemente había que dedicarle mucho tiempo y demostrar algunas dotes de lucha.

- Kohaku – saludó Rin decidida –, te estaba buscando.

El joven exterminador la miró divertido. ¿Para qué lo buscaría?

- Tú dirás – sonrió amable.

La morena tragó saliva y lo dijo sin rodeos.

- ¡Necesito que me entrenes! – se inclinó ante él - ¡Por favor!

Kohaku se quedó con los ojos abiertos de asombro y, de repente, comenzó a reírse.

- ¿Por qué? – siguió riendo – ¿Qué mosca te ha picado?

- Los motivos son personales, pero necesito que me enseñes. ¡Te lo suplico!

El chico vaciló.

- Es que, no sé si darás la talla.

- ¿Lo dices porque soy mujer? ¡Puedo hacerlo tan bien como un hombre! ¡Te aseguro que...

- ¡Vale, vale, tranquila! – volvió a reírse – No lo decía por eso. Mi hermana también es mujer y es mejor guerrera que yo. Pero nosotros procedemos de una población dedicada exclusivamente a exterminar demonios. Entrenan a niños y niñas desde pequeños. Tú en cambio ya tienes diecisiete años y no has peleado nunca.

- Puede. Pero aprendo deprisa.

El chico sonrió divertido. Ante el entusiasmo de la chica no pudo negarse, aunque la verdad es que tampoco le apetecía hacerlo. Rin era una chica hermosa, simpática y siempre le había atraído. Tal vez pasar horas junto a ella sería la solución para averiguar si la chica estaba o no enamorada de él, porque Kohaku, sin lugar a dudas, lo estaba de ella.

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Hola chicos/as:

Tal y como os decía en el capítulo anterior, siento no haber podido subir capi ayer, por eso hoy os he dejado capítulo doble. Comentad qué os parece el ritmo de la trama, si os gustaría que hubiera más amor, más acción o qué para saber cómo puedo mejorar escribiendo. Saludos <3 Hasta el miércoles o jueves ;)

Lágrimas de sangre (Sesshomaru y Rin) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora