Capítulo 68: Me enamoré de un idiota, pero me enamoré (1/1)

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Rin se acercó un poco más al fantasma para que este le explicara el trato que quería ofrecerle. Una hora le había vaticinado que le quedaba antes de que el veneno de la herida en el costado acabara con su vida. Por tanto, era una hora lo que tenía para encontrar la forma de salir de ese santuario de piedra, encontrar a Sesshomaru y conducirlo fuera de ese inhóspito lugar.

- El veneno está ya muy extendido – le dijo el espectro viendo como unas líneas azuladas empezaban a surcar la piel del cuello de la joven – Aunque salieras con vida de este sitio, no sé si podrás curarte.

Rin notó un dolor punzante en el pecho y se doblegó de dolor. Permaneció acuclillada unos instantes en el suelo, pensando que había llegado su hora, pero todavía no. Ya no vomitaba tanta sangre, pero sentía una fuerte presión en el pecho y la respiración se le cortaba a momentos, como si le faltara el aire y se estuviera ahogando.

- Respira hondo – le aconsejó el fantasma – No creo que quieras morir todavía.

- Gracias, Nibori – le agradeció Rin, entre jadeos – Lo sé. Todavía no quiero morir.

- Bien dicho.

La joven se levantó y se acercó a él.

- ¿Cuál es tu plan?

Nibori sonrió de medio lado, de manera que los afilados dientes brillaron a la luz de las antorchas que alumbraban la cámara.

- Es muy sencillo. Tú quieres salvar a tu demonio y, además, encontrar la esfera, ¿cierto?

Rin asintió.

- La esfera es secundaria – aclaró la joven – Lo primero es asegurarme de que él está bien y salir con vida. Si de paso encontramos la esfera, mejor. Pero me preocupa más su vida.

Nibori asintió con satisfacción y confirmó lo que ya sabía.

- Y yo – continuó el espectro – necesito que alguien me libere de esta prisión y me presten un cuerpo.

- ¿Un cuerpo? ¿Pero no tienes el tuyo sobre la mesa de piedra? – quiso saber Rin, claramente confundida – ¿O es que ese ya no te sirve?

- Es complicado – profirió el espectro – Como te he explicado, la princesa Kagura fue poseída por un demonio que la volvió loca. Yo era un poderoso exterminador de demonios y por eso me encerró aquí. El demonio que la poseyó fue muy astuto, porque gracias a sus poderes de sacerdotisa, pudo crear este lugar y sellarme aquí dentro.

- Lo sé – le dijo Rin, que seguía sin comprender – Eso me lo has explicado. Lo que no entiendo es por qué no puedes volver a introducirte en tu cuerpo y salir de aquí por tu propio pie.

Nibori apretó la mandíbula y forzó otra más de sus amables sonrisas.

- Verás, querida Rin, mi cuerpo está muerto – empezó, dando una vuelta con lentitud alrededor de la chica mientras la taladraba con la mirada – Murió de sed y de hambre después de que la princesa Kagura me encerrara aquí. Como ya sabrás, todos los cuerpos de los seres vivos tienen un alma, ¿no es así? Tú misma tienes una ahora mismo. Cuando las personas mueren, su cuerpo se pudre y su alma se marcha al Más Allá.

Rin asintió con lentitud. Empezaba a comprender.

- Pero mi espíritu no pudo irse cuando murió mi cuerpo porque la princesa me había sellado aquí. Mi espíritu y mi cuerpo están ambos anclados a la esfera. Pero si tú me ayudas y coges la esfera, dejarán de estar sellados y podré volver a la vida. Recuperaré el tiempo que me fue arrebatado tan injustamente.

Lágrimas de sangre (Sesshomaru y Rin) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora