Capítulo 36: La esfera prohibida (1/1)

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Rin se encontraba apoyada en el alféizar de la ventana de la casa de Kagome. La cabaña estaba vacía, pues tanto ella como su marido estaban todavía arreglando la vivienda de Kaede y decorándola para el cumpleaños de la joven. Pero ella no estaba allí por eso. En aquel lugar también habitaba Shippo, su fiel y mejor amigo. Era a él a quien quería ver por recomendación de su amiga Megumi. Llevaba horas esperando su regreso, sin que hubiera señales de cuándo volvería.

La chica se entretuvo contando los pétalos de las plantas que había en la mesa, junto a la cama, u observaba el vuelo de los pájaros por la ventana, libres, alegres, cantarines, moviéndose de forma ágil de un lado a otro por el cielo.

«¡Quién fuera pájaro para volar libre por el cielo! Sin reglas, ni normas, ni tradiciones, ni dolor. Ni siquiera amor, porque también duele», pensó con la mano apoyada en la mejilla y suspiró. «¿Qué estarás haciendo ahora, Sesshomaru?».

* * *

Sesshomaru seguía arragando al anciano ermitaño por el cuello mientras éste comenzaba a asfixiarse. Después de unos minutos en los que su rostro se había vuelto casi violeta, el demonio decidió darle una oportunidad para que se explicara, así que lo soltó y lo dejó caer al suelo.

- Estoy impaciente por oír tu explicación – exigió Sesshomaru.

Al verse libre, sin pensárselo dos veces, el anciano cogió un cuchillo oxidado e intentó atacar a demonio. Pero Sesshomaru no se dejó sorprender: desarmó al osado ermitaño con una sola mano y le colocó una de sus venenosas garras en la garganta.

- Creía que eras más sabio – comentó Sesshomaru con arrogancia – Sin embargo, actúas como un pobre loco.

- Ya te he dicho que no soy el Sabio Shanti. Sólo estoy aquí de paso.

- ¿De paso? – repitió Jaken, habiendo captado ahora la mentira – Antes decías que eras su ayudante, ahora dices que sólo estás de paso. Tu historia no se sostiene.

- Jaken, cállate – ordenó a su sirviente y empezó a caminar con elegancia hacia el anciano, sin dejar de intimidarlo con la garra venenosa que apuntaba hacia su garganta – Voy a ser muy claro – le dijo en tono grave – Estamos aquí porque tú puedes ayudarnos a encontrar cierta piedra.

- ¿Una piedra? – el anciano los miró nervioso – Hay muchas piedras, muchos lugares donde encontrar piedras, yo no sé de piedras, yo... - empezó a decir atropelladamente.

- La piedra – dijo el temible Sesshomaru, que de repente estaba a tan sólo unos centímetros de la cara del sabio – no es una roca cualquiera, y lo sabes.

Shanti retrocedió, apretándose contra la pared, muerto de miedo y temiendo por su vida.

- Es una piedra – continuó Sesshomaru – que te permite pedir un deseo.

- ¡Ah, ya entiendo! – exclamó el sabio – Hablas de la esfera de Shikon. Pues lamento decirte que fue...

Sesshomaru se abalanzó hacia él y en menos de un instante lo tenía agarrado en el aire por los brazos.

- ¿Cuánto tiempo vas a hacerme perder? – lo miró enfurecido – Tal vez podamos acelerar el proceso – dijo de forma enigmática mientras deslizaba su mano hacia la pierna del anciano.

El hombre se desesperó.

- ¡¿Qué piensas hacerme?! – su voz sonaba asustada, tanto que apenas podía pensar con claridad. Estaba aterrado. Su corazón se aceleró de golpe y empezó a temer que moriría antes de que el día finalizara.

- Me pregunto cuán rápido puede correr una persona con las piernas rotas – dijo posando la mano en su rodilla.

- ¡¡No, por favor!! ¡¿Qué vas a hacerme?! ¡¡Por favor!!

Y entonces Sesshomaru apretó con fuerza la rodilla al contrario de su articulación.

- ¡¡Aaaahhhh!!

Se oyeron los huesos del humano fracturándose violentamente. Sesshomaru lo dejó caer al suelo con brusquedad.

- ¡Dios mío, mátame! – le suplicó el pobre viejo – Mátame, te lo suplico – empezó a lloriquear.

Jaken se acercó a él y le apretó la cabeza de su bastón de madera en el pecho.

- Más te valdría contarle a mi amo lo que quiere saber. Si haces eso, te perdonará la vida.

El anciano miró al demonio entre lágrimas y cerró los puños con fuerza.

- ¡Que me mates! ¡No voy a contarte nada! Prefiero la muerte a revelarle a alguien como tú los secretos de la piedra.

Sesshomaru lo miró con suspicacia. El anciano acababa de demostrar que sabía desde el principio de lo que estaban hablando. El demonio se acercó a él y le colocó suavemente la mano en la otra rodilla. El ermitaño lo miró horrorizado.

- ¡¡No!! ¡Te lo contaré todo! ¡Te lo juro! – acabó resignándose.

Sesshomaru se levantó y sonrió con suficiencia.

- Buena elección – dijo, sentándose en una roca alta – ¿Y bien?

El anciano se retorció de dolor una vez más antes de entender quién era el demonio que estaba frente a él.

- Tú no eres un demonio cualquiera – le dijo con voz ronca – Si conoces la leyenda, es que has sido educado en una familia demoníaca poderosa.

- Así es – confirmó el demonio – pero lo importante es, ¿cómo encuentro la esfera?

El Sabio Shanti observó el techo de la cueva con aire pensativo mientras intentaba no dejarse llevar por el dolor de su pierna fracturada. Conocía perfectamente la historia de esa misteriosa roca, pero no creía conveniente revelarle la información a un demonio tan poderoso. ¿Quién sabía lo que podría pedirle a la esfera si la encontraba?

- No sé apenas nada acerca de la piedra – empezó, casi sin poder hablar – sé que concede deseos, y su verdadero nombre es La esfera prohibida.

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Bueno, ahora ya sabéis qué es lo que Sesshomaru busca con tanto empeño. La nueva pregunta ahora es, ¿para qué quiere la piedra? ¿Qué deseos puede anhelar su corazón? Y, mientras tanto, ¿qué será de Rin y de su cercana boda con Kohaku? Nos vemos el sábado o el domingo. <3 :)

Lágrimas de sangre (Sesshomaru y Rin) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora