Capítulo 55: Aún no está todo perdido (1/1)

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Sesshomaru y Kohaku llevaban enzarzados en la pelea un buen rato. El demonio podría haber acabado fácilmente con la vida del joven y, de hecho, deseaba hacerlo. Pero no había podido evitar pensar en la familia del joven: en su hermana mayor, Sango, a la cual conoció una vez y le pareció una humana fuerte y luchadora. Pensó en que el muchacho ahora tenía sobrinos y una vida, lejos del fragmento de Shikon del que había pendido su existencia hacía ya tantos años. Pero no eran esos los motivos por los cuales no había querido matarlo todavía, sino por su hermano. Sesshomaru e Inuyasha habían hecho un pacto: ninguno de los dos podía meterse en los asuntos del otro ni lastimar a sus seres queridos.

En ese entonces, Sesshomaru había pensado que a él sólo le concernía la primera parte, pues jamás había tenido a un solo ser querido. Pero ahora que sí lo tenía, ahora que existía una persona por la que daría la vida si fuera necesario, no le quedaba otro remedio que ceñirse también a la segunda parte del pacto, y eso implicaba no matar al humano que osaba provocarle por el amor de la mujer que amaba.

Sí, en efecto. Aquel no era un duelo corriente. No era necesario decirlo en voz alta, pero ambos sabían que lo que se estaban jugando no era la vida, sino un futuro junto a Rin.

El albino lo esquivó con facilidad y sacó de sus uñas su látigo verde, que cortaba como cuchillas, y lo agitó contra el joven. Este lo esquivó, justo en el momento en que el árbol sobre el que se había posado quedaba hecho trizas.

Sesshomaru no hablaba cuando combatía. Se concentraba y permanecía serio, porque siempre había sido una persona seria. Sin embargo, Kohaku disfrutaba charlando y metiendo cizaña tras cada movimiento.

- ¿Qué quieres de ella? – le preguntó el exterminador mientras esquivaba otro golpe mortal del airado demonio – Ya la tuviste una vez, ¿no fue suficiente?

Sesshomaru se envaró con el chico y desplegó también los látigos verdes de su otra mano.

- Hablas demasiado – le dijo en tono severo.

Kohaku lanzó su arma contra el albino, pero este, como siempre, la esquivó con rapidez.

La pelea ya no era algo banal o casual. Desde un principio había sido un asunto personal. Ese chico pretendía forzar a casarse con él a la hermosa joven que Sesshomaru amaba, a la niña a la que había rescatado de los lobos de Koga cuando tenía tan sólo siete años, a la chica que se había convertido en toda una mujer y le había robado el corazón. ¡No podía consentirlo! ¡A la porra el trato!

Se dirigió al altivo muchacho y, antes de que este pudiera reaccionar, el demonio le clavó la mano en el pecho y lo atravesó hasta la espalda.

* * *

Rin tenía las manos sobre los hombros de Jaken y lo sacudía con fuerza.

- Por favor, por favor, por favor, por favor...

La morena repetía una y otra vez las mismas palabras, como si de un juego se tratase. Intentaba convencer al demonio verde para que le diera toda la información que necesitaba, pero éste se negaba a revelarla.

- Me estoy mareando – dijo al fin Jaken cuando los ojos empezaron a rodarle y sintió el almuerzo en la boca del estómago.

Megumi le puso la mano en el hombro a su amiga para que se calmara.

- Así no te va a contar nada. Sólo conseguirás que vomite.

El rostro del demonio se puso más verdoso todavía y Rin se apartó deprisa, evitando que este le echara todo el vómito encima.

Lágrimas de sangre (Sesshomaru y Rin) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora