Rin tenía las piernas arañadas y algunas espinas clavadas en los pies. Se había tropezado y caído tantas veces que ya ni llevaba la cuenta. Se paró un segundo y se arrancó los bajos de su precioso vestido, que sólo arrastraban y la entorpecían. Se miró las manos, menudas, y se dio cuenta de lo insignificante que era, de lo diminuta que había sido siempre, una mera humana, una simple niña enamoradiza.
«¿Por qué hago esto?», se preguntó, dejándose caer de rodillas junto a un árbol. «¿Qué sentido tiene la vida si todo lo que hago sale mal?». Las lágrimas caían abundantes por sus mejillas sin poder detenerse.
De repente, una mano se posó sobre su hombro, tranquilizadora. La muchacha se sobresaltó y soltó un chillido.
- ¡¡Shhh!! – le indicó Shippo, tapándole la boca con una mano – No vengo a llevarte de vuelta. Eres mi mejor amiga y quiero ayudarte.
La joven se dejó abrazar por su amigo, muerta de frío y de pena. El muchacho le acarició el pelo, como siempre hacía cuando ella estaba triste, y dejó que la Rin se desahogara el tiempo que fuera necesario.
- ¿Por qué siempre yo?
Shippo no acababa de entenderla.
- ¿Qué quieres decir?
- Mira que fácil ha sido para vosotros – continuó sin mirarlo, acurrucada junto a su pecho – Os habéis enamorado, le has pedido la mano al padre de Yuki y ya estáis casados. Y mira yo, la vida que llevo.
- Pero eso no es culpa tuya, Rin. Tú no has hecho nada malo. El destino es diferente para cada uno y las cosas no siempre salen como nos gustaría.
Rin se apretó con más fuerza al torso del muchacho.
- Ya lo sé – gimió apenada – Ya sé que no es posible combatir con el destino. Lo he intentado. Me he convertido en una guerrera sólo para estar con Sesshomaru, para no ser ningún estorbo en sus viajes. He pensado en su vuelta cada noche desde que me dejó con nueve años en esta aldea. Contaba las estrellas del cielo para dormirme pensando en su rostro y en las semanas que faltaban para su próxima visita. Vivir el día a día sin saber si alguna vez volveríamos a estar juntos ha sido un infierno.
- ¡Shhh! Ya está – Shippo intentó calmarla.
- ¡No! ¡No está! Con cuatro años un demonio vino a la aldea en la que yo vivía y asesinó a mis padres y a mis hermanos delante de mí, una pobre chiquilla. Viví sola desde entonces, aprendiendo a cuidarme siendo muy pequeña. Los aldeanos me pegaban si cogía peces de su río, y las mujeres me daban algún pedazo de pan porque les daba pena. Nadie me acogió, ni me cuidó. Nadie me quiso. Entonces, con siete años lo conocí a él. Lo recuerdo bien. Su belleza, su pelo albino, su media luna en la frente y las garras lilas en sus mejillas. Estaba herido, e intentó asustarme, pero no me dio miedo, y yo no le di pena ni quiso que me apartara de él, como todos los aldeanos. Y en ese momento supe que algo había cambiado. Una voz me decía que mi lugar estaba con él. Luego los demonios lobo me asesinaron, pero Sesshomaru me devolvió la vida y me llevó con él. Pensé que las cosas serían diferentes después de eso. Pero mira ahora, de nuevo me abate otra ola de desgracias.
Shippo la abrazó con fuerza.
- Tu vida no ha sido la mejor, querida amiga, pero tú no eres de las que se rinden. Tú eres fuerte.
- Sí, soy fuerte. ¿Pero de qué me sirve eso si la persona a quien quiero no me ama? ¿Qué puedo hacer?
De repente, unos arbustos crujieron muy cerca de ellos. Los dos amigos se levantaron.
- ¡Nos han encontrado! – exclamó el muchacho – Rin, corre a por él. No se ha ido todavía.
- ¿Cómo lo sabes? Llevo todo este rato buscándole y no consigo encontrarle.
Shippo se señaló el olfato y le indicó una dirección.
- Sigue por ese sendero y lo encontrarás. No se va porque está herido. Puedo olerlo. Habrá llegado al río.
- ¿Y tú? – dijo Rin, cogiéndole de las manos.
- Yo los distraeré.
Rin partió enseguida en dirección al río.
- Lucha por lo que quieres, Rin – le dijo Shippo en un susurro.
Y echó a correr en la dirección opuesta a la de ella.
* * *
Megumi y Yuki llevaban andando un buen rato sin ver a ninguno de los demás invitados que habían salido a por Rin. Habían empezado siguiendo Shippo, pero en cuanto el demonio zorro había captado el olor de la joven, empezó a correr tan rápido como cualquier otro demonio de los que existían, veloz como una centella.
- Mira el lado bueno – le dijo Megumi a Yuki – Al menos sabes que, cuando lo envíes a comprar al mercado, se dará prisa.
Yuki la miró con seriedad.
- Vale. No es momento para bromas. Lo capto – se retractó Megumi.
La rubia se paró en seco.
- ¿Qué pasa?
- ¡Shh! – le indicó con un dedo en los labios – ¿Has oído eso?
- ¿Oír el que?
Las dos amigas se callaron y se hizo el silencio.
- Yo no oigo nada. Te lo habrás...
- ¡Shhh!
El ruido de unos arbustos las sobresaltó. Algo o alguien se movía entre las sombras. Pasó veloz por su lado, casi sin distinguirse.
- ¿Qué era eso?
- No sé. Sigámosle.
Empezaron a correr tras la sombra cuando nuevos ruidos se oyeron a sus espaldas. Las estaban rodeando. De repente...
- ¿Megumi? ¿Yuki? ¿Pero qué hacéis vosotras aquí?
Era la voz de Miroku, que corría tras Inuyasha.
- ¿No dijimos que no se acercara nadie al bosque? Además, para los jóvenes está prohibido.
- Lo sentimos – se disculparon ambas – Es que, Rin...
El monje las miró con severidad, pero se calmó enseguida y lanzó un suspiro. Al fin y a al cabo, adoraba la presencia de las mujeres jóvenes, y más si eran hermosas, estuvieran o no casadas. Acabó por sonreír.
- Os comprendo – afirmó – Está bien, venid conmigo y no os separéis.
Megumi asintió en el acto, pero Megumi dio un paso atrás.
- Había una sombra... – empezó la joven – Iba por delante de nosotras, justo antes de que tú llegaras.
- Era Inuyasha – explicó Miroku – Estad tranquilas, queridas. Conmigo estaréis seguras – y les guiñó un ojo antes de que siguieran corriendo.
Las dos chicas se miraron un instante. Ese no era en absoluto el plan. Se suponía que debían despistarlos, no acompañarlos. Debían separarse de Miroku de alguna forma para poder confundirle a él y a los demás. Tal vez Shippo e Inuyasha, con su gran olfato, no pudieran ser engañados. Pero Miroku y Kohaku sí. Era lo único que podían hacer ellas dos. Hacer ruido y dejar rastros falsos para alejarlos del paradero de Rin. La única forma.
Megumi hizo una señal a Yuki y en un descuido se alejó de los otros dos, que corrían como alma que lleva el diablo en pos de la chica. Yuki le sonrió. Ella entretendría a Miroku... desde la distancia.
_______________________________
El jueves subo capi. Se llama "Lucha por lo que quieres"
ESTÁS LEYENDO
Lágrimas de sangre (Sesshomaru y Rin) [COMPLETA]
FanfictionDespués de acabar con Naraku, Inuyasha y su grupo viven pacíficamente en la aldea de la anciana Kaede, combatiendo demonios menores y viviendo aventuras. Sin embargo, para Rin las cosas son muy diferentes: ahora que es una joven adolescente y vive c...