Capítulo 54: Complicaciones (1/1)

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Rin abrió los ojos de par en par.

- ¡¿Queeé?! – chilló incrédula, totalmente alterada. Soltó las manos de Sesshomaru de golpe y dio un paso atrás – ¡No puedes pedirme eso! ¡No después de decirte que te quiero!

Cada vez que la joven pronunciaba esas palabras, el corazón del demonio daba un vuelco y se calentaba un poco más, alejándose poco a poco del glacial que había sido siempre. Su corazón estaba empezando a derretirse.

- Confía en mí – le ordenó y se alejó entre las sombras.

- ¡No! – gritó – ¡No lo hagas! ¡Vuelve, por favor! – Rin corrió unos metros tras él, pero tropezó con una piedra y cayó de rodillas al suelo. Una lágrima corrió triste por su mejilla marfilada – Te lo suplico... – pero Sesshomaru no la oyó, y ya no lo haría.

De repente, un crujido a su espalda sobresaltó a la joven. Se enjugó la lágrima y se levantó con rapidez, colocándose en posición de defensa, dispuesta a enfrentarse a cualquier cosa.

- ¿Quién anda ahí? – inquirió.

No hubo respuesta. De nuevo un crujido.

- ¡Muéstrate si tienes agallas!

En ese instante, dos siluetas salieron de entre las sombras. Una se movía bruscamente mientras la otra la sostenía. Al acercarse al claro en donde estaba Rin, pudo vislumbrar sus rostros con claridad: eran Kohaku y Megumi. Esta última tenía la boca tapada por la fuerte mano del chico, mientras se debatía por liberarse. Cuando estuvieron frente a Rin, Kohaku soltó a su amiga.

- Perdona, Megumi – le dijo Kohaku en tono sincero – No quería hacerte daño, pero sabía que no te callarías.

- ¡Serás idiota! – le espetó Megumi, enfurecida – ¡¿Cómo iba a callarme, si estabas espiando a mi amiga?!

«¿Espiar?». Rin se estremeció al oírlo.

- ¿Qué quieres decir? – dijo atropelladamente – ¿Qué hacíais ahí? ¿Cuándo habéis llegado?

Kohaku esbozó una sonrisa triste.

- Supongo que en realidad preguntas cuánto hemos visto.

La morena tragó saliva. Tenía razón. Quería saber si habían oído la conversación con el demonio y si habían visto cómo se besaban. Sus mejillas empezaron a ruborizarse y miró al suelo, avergonzada.

Kohaku sonrió de nuevo.

- Pues yo te lo diré – continuó – Estamos aquí desde que te ha estrellado contra el árbol.

Rin ahogó un grito. ¡Lo habían visto prácticamente todo! No sólo su mejor amiga, que se había visto obligada sin pretenderlo, sino también el engreído y egocéntrico de su prometido. Sentía que su intimidad había sido violada horriblemente. Kohaku era un maldito idiota.

- Supongo que te lo has pasado bien – continuó el chico en tono burlón – ¿No, cariño?

- No me llames así – le advirtió ella, con un tono de voz que no dejaba lugar a dudas de que lo detestaba – ¡No tenías derecho a observarnos! Esa conversación era privada.

Kohaku dio otro paso hacia su prometida y casi esposa. La amaba, sí, pero también la detestaba por negarle el amor que él tanto ansiaba de ella. Estaba celoso porque sabía que Rin jamás lo vería como algo más que un amigo e incluso a veces, ni eso. Y en ese instante la rabia contenida lo tenía ciego.

Lágrimas de sangre (Sesshomaru y Rin) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora