Lágrimas de sangre (Sesshomaru y Rin) [COMPLETA]

Capítulo 22: Se puede amar a más de un corazón (1/1)

Sesshomaru se encontraba sobrevolando una zona de aldeas humanas. Nunca le había gustado pasar por ese tipo de lugares, ya que jamás había simpatizado con nadie y menos con humanos. Y ahora, además, le recordaban demasiado a Rin.

Se detuvo sobre la última aldea a la vista y se quedó observando el vaivén de las gentes. Era día de mercado, y estaban expuestas las más exquisitas telas recién tejidas, y todo tipo de artículos hermosos y exóticos para vender. El apuesto demonio divisó en la distancia un bonito kimono azul como el mar, y no pudo evitar pensar en su pequeña humana. ¡Cuánto había crecido!

Flash back

- ¡Mire, señor Sesshomaru! ¡Mire! – dijo la voz de una pequeña niña.

- ¿Qué ocurre, Rin?

- Aquel señor dice que ha visto el mar. Dice que es bonito. ¿Qué es el mar? ¿Usted lo ha visto? – resonaba su voz chillona e infantil.

Sesshomaru esbozó una débil sonrisa, casi imperceptible.

- Sí, lo he visto, y lo he sobrevolado.

- ¡Ohh! – exclamó la pequeña, fascinada - ¿Y es bonito?

El demonio albino se encogió de hombros.

- Supongo – dijo, volviendo a su postura fría y alejándose de la niña.

De repente, una manita le tiró de la túnica y él miró hacia abajo, encontrándose con los ojos luminosos y aquella inocente sonrisa tan típica de aquella dulce niña.

- Algún día iré, ¿verdad? – le preguntó, esperanzada – Algún día yo también volaré por el mar.

El demonio le acarició la cabeza dulcemente.

- Sí, Rin, algún día te llevaré.

Fin del flash back

* * *

- Hola, Rin – saludó Megumi, una de las jóvenes adolescentes de la aldea, quien, además, se había convertido en una de las mejores amigas de Rin - ¿Qué haces aquí?

Rin se encontraba sentada sobre una roca, en medio del prado. Ése era el lugar donde entrenaba cada tarde con Kohaku desde que llegó a la aldea. Rin sabía que después de lo que había pasado la noche anterior, era probable que él no quisiera volver a verla. Y de hecho, ella debería desear lo mismo, pero no era así. Rin no era de las que rompían sus promesas y tampoco quería perder a un amigo. Por eso lo había esperado en el mismo sitio, como siempre, porque ella era fiel a sus principios. Sin embargo, después de más de una hora de larga espera, él aún no había aparecido.

La joven suspiró.

- En realidad, no hago nada – acabó diciéndole a su amiga - ¿Quieres que paseemos?

- Claro. Tenemos muchas cosas que contarnos. ¿Sabes qué? Mañana me voy a ver a mi hermana mayor, la que vive en la aldea de las montañas del este y sé que me lo pasaré genial porque me han contado que...

Rin y Megumi volvían del largo paseo cuando vieron a Shippo paseando con otra persona.

- ¿Quién será? – preguntó Megumi curiosa – No veo bien de lejos. ¿Es una chica?

- Sí – respondió Rin, que tenía una vista sorprendente – Es Yuki.

- ¡Ohh! – Megumi se cubrió la boca con las manos, asombrada - ¿De verdad? No sabía que fueran amigos. Nunca los había visto juntos.