Era por la mañana y el sol despuntaba en lo alto. Rin estaba sentada en el saliente rocoso de la montañita colindante a la aldea, el lugar más hermoso de todo el valle y su lugar predilecto. Movía las piernas en el aire, alegre, como cuando era niña pequeña y estaba sentada sobre A-Un, junto a Sesshomaru. Sonrió. El recuerdo del demonio la embriagaba por completo, la hacía sentir viva.
- Te veo muy animada – dijo una voz a su espalda - ¿Puedo sentarme?
La chica no se volvió, simplemente hizo que si con la cabeza. Kohaku tomó asiento junto a ella y dejó que sus piernas colgaran también en el borde del acantilado.
- ¿Por qué vienes siempre aquí? – inquirió. Cualquier cosa relacionada con la joven le suscitaba curiosidad.
- Es un buen lugar para pensar – justificó Rin – Y a veces es necesario aclarar ideas.
- Y también va bien para ver todo lo que ocurre en la aldea. Desde aquí se ve todo el pueblo – exclamó.
La chica sonrió tristemente.
- Lo sé – empezó, lanzando un sonoro suspiro - Pero hay muchas cosas más allá de la aldea – sonrió - ¡Mira el cielo, Kohaku! ¿No es precioso? ¡Y allí, a lo lejos, se ve el horizonte! Al otro lado, el mar. ¡Mmm...! ¡Cómo me gustaría ver el mar con mis propios ojos! Debe ser precioso.
- Lo es – afirmó el chico.
- ¿Sí? – de repente Rin dejó de mirar el paisaje yb recuperó el interés por la presencia del joven - ¿Has estado alguna vez allí?
- Una vez –explicó – Sólo una, pero no es gran cosa. Agua y más agua, aunque tenía algo atrayente, un no sé qué especial – miró a la chica – ¡En fin! Nada del otro mundo.
Rin lo cruzó los brazos algo molesta.
- No puedo creer que pienses así – dijo regañándole – No creo que el mar sea un montón de agua y nada más. Cuentan que su brillo es fascinante cuando llega la noche. Y sus peces, sus preciosas escamas... ¿No crees que es maravilloso? Yo creo que debe ser algo digno de ver. Igual que el cielo. ¿Jamás te has preguntado cómo se sostienen todas esas estrellas que vemos cada noche?
Kohaku negó confuso con la cabeza. No se planteaba ese tipo de cosas. Él era más práctico, menos soñador.
- Pues yo sí – dijo Rin algo mosqueada. Esa gran admiración que sentía por el joven se veía ahora algo difusa. Rin pensaba que Kohaku era una persona más abierta, que pensaba acerca de la vida, que quería ver mundo, pero no que no apreciara las maravillas de la naturaleza.
Se levantó despacio y se dio la vuelta, dispuesta a regresar cuanto antes a la aldea.
- Deberías aprender a mirar lo que te rodea – sentenció, algo decepcionada – Descubrirás muchas cosas. Hasta luego, Kohaku.
Pero el chico se levantó también y dio un paso hacia ella.
- ¡Espera! – la retuvo – Lo siento, es que nunca nadie me había hecho ver las cosas de ese modo.
En ese instante, Rin fue consciente de la gran tontería que acababa de hacer. No había motivos para enfadarse. Más bien se había hecho ilusiones sobre Kohaku y se había decepcionado un poco, pero no había nada por lo que comportarse así, y ahora se arrepentía un poco de su comportamiento.
- Perdona – le dijo al exterminador – Me he enfadado por una tontería.
- Desde luego - le recriminó él – Pero no importa, y para que veas que no estoy enfadado, quiero que aceptes esto – y le tendió un collar con el dibujo de una espiral. Era realmente bonito.
- Gracias – sonrió ella tímidamente y lo miró a los ojos – Pero no sé si debo aceptarlo.
- ¡Tonterías! – el muchacho se acercó a ella decidido – Deja que te lo ponga.
Caminó hacia ella y se colocó a su espalda. Alzó el collar sobre la cabeza de Rin y se lo colocó en el cuello desnudo. Al atarle el lazo, sus dedos rozaron su espalda suave y blanca, y ella sintió la calidez de sus dedos, pero no dijo nada. Luego él le hizo darse la vuelta.
- Te queda muy bien –dijo sonriendo.
- De verdad que no tenías por qué. Ha sido todo un malentendido. Me he enfadado por nada – bajó la vista y contempló la espiral dibujada en el metal cuadrado – Pero es muy bonita.
Kohaku le puso un dedo en la barbilla y le levantó el rostro con dulzura.
- No tanto como tú.
Rin se ruborizó en el acto. Kohaku le estaba diciendo que era guapa, pero le costaba creérselo. Todos le decían lo mismo una y otra vez. No era la primera ocasión en la que oía esas palabras. Shippo ya le había dicho una vez que si los muchachos de la aldea la miraban continuamente era por su belleza, y en ese momento no le creyó. Pero ahora, volviendo a oír esas mismas palabras de los labios de Kohaku, empezó a creer que eran ciertas. Al final, tendría que aceptar que lo eran.
Kohaku le soltó el mentón y la cogió por los hombros, obligándola a mirarlo a los ojos. Los rayos de sol se reflejaban en ellos, demostrando la pasión que había en la mirada de Kohaku. El chico la miró largamente y ella no apartó su mirada.
- Rin – empezó.
- ¿Qué? – dijo ella casi en un susurro, hipnotizada por el embrujo del momento.
- Por favor, ¡cásate conmigo!
________________________________________
Chicos, nos vemos el domingo con el próximo capítulo: "El verdadero amor". Decidme qué os parece este nuevo competidor que le ha salido a Sesshomaru. ¿Se enamorará Rin de Kohaku? ¿Habrá celos de por medio? Pronto lo sabremos <3
ESTÁS LEYENDO
Lágrimas de sangre (Sesshomaru y Rin) [COMPLETA]
FanfictionDespués de acabar con Naraku, Inuyasha y su grupo viven pacíficamente en la aldea de la anciana Kaede, combatiendo demonios menores y viviendo aventuras. Sin embargo, para Rin las cosas son muy diferentes: ahora que es una joven adolescente y vive c...