Capítulo 26: Eres toda una mujer (1/2)

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Los sonidos del crepúsculo enfriaban el ambiente y le daban un aire siniestro y aterrador. Rin caminaba entre los árboles, atenta al menor ruido que pudiera percibirse. Una lechuza ululaba en una rama, y unas hojas secas crujieron bajo los pies de un ratoncillo, pero Rin no se dejó engañar, pues sabía que esos sonidos procedían simplemente de animales. De repente, una rama rota. Ese no era un sonido natural. Había alguien a sus espaldas. Se dio la vuelta y escudriñó los alrededores en busca de la procedencia del sonido. Una sombra rápida la observaba entre las hojas y, al verse descubierta, se apresuró a desaparecer entre el ramaje. La joven sacó su espada, haciendo silbar el filo con el roce de la vaina y la asió con fuerza por la empuñadura. Contuvo la respiración y contó hasta tres para percibir el menor cambio en el ambiente. Uno... dos... ¡tres!

La sombra saltó hacia ella por la espalda y la chica se volvió en el acto. «¡¡Txiiiisss!!», resonaron los dos aceros al encontrarse.

- Shippo, tendrás que ser más silencioso. Te he oído moverte todo el rato – dijo la muchacha a su apuesto amigo.

- ¡Ja! – se rió él – Pues tú deberías ser más rápida, apenas consigues esquivarme – le recriminó mientras se enzarzaban en un combate con las espadas.

- Casi... pero lo he logrado – sonrió ella, orgullosa de sí misma.

- Por los pelos – le concedió él – pero ahora veremos quién gana.

Los aceros sonaban y silbaban cada vez que se encontraban peligrosamente cerca del cuerpo de sus dueños.

- He mejorado mucho durante estas semanas – afirmó Rin – Inuyasha me lo ha dicho.

- No lo niego – sonrió el zorro – pero aún no puedes superarme.

- ¿Quién lo dice? – se increpó la muchacha, jadeante y cansada – Puedo contigo con los ojos cerrados – bromeó.

- No me hagas reír – le seguía el juego el zorro, que ni siquiera jadeaba – Todavía eres una novata – y la golpeó con la espada de manera que esta cayó al suelo, de espaldas.

Shippo le apuntó con la espada al cuello. Había vencido.

- ¿Te rindes?

Rin esperó unos instantes para recuperar el aliento. Sabía perfectamente que había perdido, como no podía ser de otro modo. Pero tal vez si él bajaba la guardia...

- ¡Ni de broma! – Rin estiró la pierna y golpeó a su amigo, haciendo que éste cayera también al suelo, justo encima de ella. Las dos espadas chocaron del golpe y se deslizaron por la hierba, lejos del alcance de los dos jóvenes. Rin aprovechó la oportunidad para darse la vuelta y se colocó sobre él para inmovilizarlo.

- ¡Eso es trampa! – dijo Shippo.

- No hemos puesto reglas – la joven se sentía poderosa en ese momento, y en plena forma.

- Está bien. En ese caso... - Shippo se deshizo de su agarre y empezaron a rodar por el suelo hasta que consiguió quedar él encima y le inmovilizó las muñecas.

- ¡Eh! – se quejó la chica – ¡No se vale!

- No hemos puesto reglas – imitó el muchacho su anterior respuesta, guiñándole un ojo.

Rin intentó soltarse, pero no pudo. Estaba claro quién era el más fuerte de los dos. Aún así, la joven se debatió un buen rato para intentar soltarse por sí misma, pero finalmente tuvo que rendirse.

- Está bien – aceptó – Has ganado... otra vez. Y ahora, ¿me sueltas?

El muchacho sonreía travieso.

- Mmm... No sé, no sé – se burló – Es muy divertido verte así.

En ese instante Rin se dio cuenta del posible sentido que se le podía dar a la situación. Estaban peleando en el suelo, sí, y estaban uno encima del otro. De repente se sonrojó. Cualquiera que los viera no pensaría precisamente que estaban entrenando.

- Venga, Shippo – se quejó la morena – Si nos viera alguien, la gente empezaría a hablar.

- ¿Y qué?

Sus ojos se encontraron. El chico podía sentir el pulso de la muchacha acelerarse en sus muñecas y su respiración entrecortada se hizo evidente. Se fijó en la reacción que ocurría en su amiga y sonrió sospechando en que era él quien la provocaba. Rin se había sonrojado e intentaba mirar hacia otro lado, pero los ojos de su amigo la tenían atrapada, como si fuera una especie de hipnosis. Entonces él la soltó y se levantó para recuperar su espada, también algo incómodo.

- Venga. ¡En guardia! – exclamó – Tienes que entrenar duro, ¿verdad? Pues no perdamos más tiempo.

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Hoy tenía algo de tiempo, así que subo doble capi <3

Lágrimas de sangre (Sesshomaru y Rin) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora