Capítulo 52: En tus manos (1/1)

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Kohaku se había visto obligado a arrastrar a Megumi a través del bosque, puesto que la chica se había negado a soltarle el brazo y dejarle ir en busca de su amiga. Había intentado quitársela de encima, pero al no agradarle el hecho de pegarle a una chica, había tenido que soportar la carga de llevar a alguien tirándole del brazo. Sólo le quedaba intentar despistarla, pero a este paso, iba a ser todo un reto.

- ¿No te cansas de seguirme? – preguntó el muchacho, agotado – Sería más fácil si fueras un demonio. Te mataría rápido y asunto zanjado.

Megumi lanzó un bufido irónico.

- Lástima, pero no lo soy – respondió.

- ¿Estás segura? La mayoría de demonios son muy feos.

Megumi abrió los ojos de la impresión y le dio un fuerte manotazo en el hombro.

- ¿Insinúas algo? – inquirió ofendida – Porque si es así, no deberías hablar tanto.

Kohaku esbozó una sonrisa y la miró divertido.

- Era una broma – comentó – Te enfadas enseguida. Eres como una cría.

Megumi infló sus mofletes, cada vez más molesta.

- Me siento ligeramente insultada.

- ¡Oh, pobrecita! – se burló el chico – ¿Vas a chivarte a tus padres?

La chica se cruzó de brazos y volvió el rostro, más ofendida aún. Kohaku era mucho más insoportable de lo que ella se había imaginado. Ahora entendía perfectamente por qué Rin había perdido el interés en él después de que pasaran un tiempo juntos.

En ese momento, despistada como estaba, tropezó con una piedra y cayó de bruces contra el suelo. Kohaku se tapó la boca y rio silenciosamente. Megumi cada vez le parecía más infantil.

- ¡No tiene gracia! – se increpó ella, verdaderamente enfadada – Me he hecho daño, ¿sabes?

- Eso te pasa por no mirar por dónde pisas.

Justo en ese instante, Megumi se dio cuenta de que había liberado el brazo de Kohaku. El chico podía irse corriendo en cualquier momento.

Megumi empezó a levantarse, dispuesta a correr tras él tanto tiempo como fuera necesario, pero entonces, ante la asombrada mirada de la chica, Kohaku le tendió la mano amablemente y la ayudó a levantarse.

- Gr... gracias – articuló, sacudiéndose el polvo de su vestido – ¿No vas a marcharte? – preguntó con recelo. No podía ser todo tan bueno.

- En contra de todo lo que puedas pensar de mí, te aseguro que nunca dejaría a una chica sola en mitad de un bosque repleto de demonios. Y mucho menos de noche - sonrió levantando una ceja.

Megumi le devolvió una media sonrisa, aunque sin fiarse del todo.

- Gracias, supongo.

El exterminador le tendió el brazo.

- Bueno. Dejémonos ya de juegos. Creo que va siendo hora de encontrar a Rin para que todos podamos ir tranquilos a dormir por esta noche.

Megumi ahogó un grito.

- ¡Oh, no! ¡Eso sí que no!

Pero el muchacho ignoró sus palabras. Sin esperar respuesta alguna, cogió a la chica en volandas y se la colocó en la espalda.

- ¡Eh! ¿Qué haces?

- Iremos más rápido por las ramas. Tú sólo agárrate. Y, por una vez, confía en mí – y saltó con facilidad a la primera rama del árbol más cercano.

Lágrimas de sangre (Sesshomaru y Rin) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora