Capítulo 58: Libre soy cuando estoy contigo (1/1)

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Megumi estaba arrodillada en el suelo, junto a un cubo de agua y una bayeta. A sus pies, se encontraba una colcha de seda verde con dibujos de hojas. Sobre ésta, un muchacho descansaba con los ojos cerrados y la boca prieta.

Megumi metió la bayeta en el agua fría del cubo y se la posó en la cabeza al joven para retirarle el sudor y que la fiebre le bajara. Debido al contraste de su frente con el paño húmedo, el chico se despertó.

- ¿Me....Megumi? – preguntó él, todavía medio adormilado.

- ¡Shh! – le indicó ella, colocándose un dedo en los labios – Tienes que descansar.

El chico no le prestó atención e intentó erguirse. Pero no había sido una buena idea; enseguida notó la herida en su pecho oprimiéndole con fuerza.

- ¡Ahh! – se quejó con los dientes apretados – ¡Maldito Sesshomaru!

Megumi le ayudó a tumbarse de nuevo.

- ¡Maldito tú! – le espetó enfurecida – ¿Es que no te das cuenta de la gravedad de la situación?

Kohaku la miró perplejo. ¡Claro que se daba cuenta! Él casi moría por culpa de ese demonio.

- ¡Casi me mata! ¡Por supuesto que entiendo lo grave que es esto! Y en cuanto me levante, iré a buscarle y...

Megumi le dio un guantazo. Kohaku la miró con sorpresa.

- ¿A qué viene eso? ¿Yo que te he hecho?

- ¡Eres idiota! – replicó ella, con los ojos enrojecidos – ¡Y un estúpido!

- Megumi... – Kohaku no sabía qué decir. De los ojos de la chica brotaban silenciosas lágrimas que le surcaban las mejillas hasta llegar a la piel blanca del cuello. Lo miraba como si estuviera enfadada, furiosa. Y, de hecho, lo estaba. Pero su semblante no sólo era de enfado, sino también de preocupación. ¿Megumi... estaba preocupada por él?

- ¡¿Te paraste a pensar que Sesshomaru es mucho más fuerte que tú?! – continuó ella – No tenías ninguna posibilidad. ¡Si sigues vivo es porque él no ha querido matarte!

- ¡Pero si me atravesó el pecho! – se quejó.

- Ya lo sé. Lo sé. Y tampoco me parece bien. Pero dime, ¿quién atacó primero al otro? ¿Él o tú?

El chico guardó silencio, delatándose.

- Me lo temía – susurró ella, decepcionada – Sesshomaru sólo es violento si se le provoca. Tú le provocaste y él, que tiene mucho genio y muy poca paciencia, se hartó de ti. Lo que hizo no estuvo bien, pero tú... ¡eres lo peor!

Megumi se dispuso a golpearlo de nuevo, pero el chico le agarró la muñeca con fuerza antes de que ésta le alcanzara y se irguió con dificultad hasta quedar sentado en la colcha, al mismo nivel que ella, que estaba de rodillas.

- ¿Por qué lloras si tanto me odias? – le preguntó en voz suave y calmada.

Megumi miró hacia otro lado. Intentó que el joven le soltara la muñeca y, para su sorpresa, lo hizo.

- ¿Y tú por qué insistes en que Rin sea tuya cuando ella no quiere?

El chico tampoco respondió.

- Porque la quiero – dijo él, finalmente – Bueno... la quería, o eso pensaba.

La chica lo miró un instante.

Lágrimas de sangre (Sesshomaru y Rin) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora