Capítulo 56: El arma perfecta (1/1)

3.6K 182 30
                                    

- ¿Qué está ocurriendo? – Inuyasha estaba furioso cuando llegó al claro. Los demás se asustaron al ver la escena.

Kohaku estaba tirado en el suelo. Un charco de sangre salía de su pecho y lo manchaba completamente. Estaba pálido y tenía muy mal aspecto. A su lado, Sesshomaru estaba de pie, con la mano cubierta completamente de sangre. Sobre el hombro tenía clavada la gigantesca hoz que Kohaku le había clavado sin escrúpulos.

Kagome y Megumi se abalanzaron hacia el exterminador, que yacía en el suelo.

- ¡Lo has matado! – exclamó Kagome, horrorizada al ver al hermano menor de Sango desangrado en el suelo.

- No está muerto – declaró el albino, sin inmutarse – Sólo está inconsciente. No le he tocado ningún órgano vital.

- ¡Eres un monstruo! ¿Por qué has hecho esto? – Kagome seguía en estado de shock después de haber visto el cuerpo del joven.

Megumi, con lágrimas en los ojos, posó su cabeza sobre el pecho de Kohaku y esperó a oír sus latidos.

Bo-bom, bo-bom, bo-bom,...

- ¡Kagome! – chilló Megumi, entusiasmada – ¡Todavía está vivo!

- ¡¿Qué?!

La mujer se volvió y le tomó el pulso.

- Es cierto – dijo sorprendida – Y tiene buen pulso – miró al demonio de la luna con cara de disculpa – Yo... pensé que tú...

Pero al demonio le traían sin cuidado sus disculpas.

- Que no vuelva a interponerse en mi camino. Para curarle, bastan las hierbas moradas que cultiva la sacerdotisa en su pequeño huerto. En diez o doce días estará bien – entonces una idea le cruzó la mente y sonrió de forma maliciosa – Supongo que tendrá que posponer su boda con Rin hasta que se recupere.

Justo en ese preciso momento, el menudo Jaken pasó corriendo entre los presentes y se abalanzó hacia su apuesto amo.

- ¡Señor Sesshomaru! – venía gritando de lejos a la vez que jadeaba – ¡Por fin os alcanzo! Pensé que se había marchado sin mí al monte Fuji. Pero entonces oí que habían olido sangre y pensé que usted... – hizo una pausa para respirar – Bueno, que tal vez usted aún no había salido del bosque.

Sesshomaru lo miró algo desconcertado. Bueno, al menos ya estaban todos reunidos.

Entonces Sesshomaru miró a su alrededor, confuso.

- ¿Y Rin?

Jaken agachó la cabeza y dirigió la mirada al suelo, avergonzado.

- Lo lamento, señor, pero tuve que contarle qué estábamos buscando exactamente y me torturaron para que les explicara dónde se hallaba.

Sesshomaru lo miró con expresión incrédula.

- ¿Te torturaron?

- Sí – dijo el demonio verde, señalando a Megumi – Esa y Rin me amenazaron hasta que se lo tuve que contar. Por favor, no se enfade con Jaken – le suplicó, temiendo que su altivo señor le diera un manotazo en la cabeza, o peor, que se fuera sin él.

- ¡Eh! – se quejó Megumi – ¡Sólo te hicimos cosquillas!

Sesshomaru ni le miró. Su siervo sólo decía estupideces.

- Está bien. ¿Y dónde está Rin ahora?

- No lo sé, señor, pero A-Un tampoco está. Creo que ha ido de verdad al monte Fuji, a buscarle antes de que usted entrara en la cueva.

Lágrimas de sangre (Sesshomaru y Rin) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora