Capítulo 74: Lágrimas de sangre (2/2)

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El asombro de todos creció cuando la mujer, iluminada por un halo de luz, se posó en el suelo y se acercó a los presentes.

- Habéis sido todos muy valientes – pronunció con voz tranquila y solemne – Y habéis obrado con vuestras mejores intenciones – miró a Shippo y sonrió – Joven demonio, una vida llena de felicidad te espera a la vuelta de la esquina. Sólo necesitas volver a casa y decirle a tu mujer cuánto la quieres.

- Lo... lo haré – tartamudeó Shippo, tan asombrado como el resto.

- Tú, poderosa sacerdotisa, serás una gran arquera algún día – se acercó a la mujer y le tocó el brazo herido – Confía en ti misma y acertarás – el profundo corte del brazo se cerró de repente y la piel volvió a estar tan fina y perfecta como antes de la herida.

- Y en cuanto a ti – acabó por decirle a Inuyasha – Tu padre estaría muy orgulloso.

Inuyasha y el resto asintieron y la contemplaron en silencio. Su figura era majestuosa y su actitud, la de una reina.

Se aproximó con elegancia hacia la pareja que permanecía en el suelo y se arrodilló junto a ellos.

- Pero el deseo es para ti – le dijo al demonio, mirándolo con altivez – Tú eres quien más se lo merece. Por no decir ella.

Sesshomaru la miró a la cara, directamente a los ojos, y formuló de nuevo el deseo.

- Sólo quiero que ella viva.

La princesa hizo un gesto de asentimiento y colocó su delicada mano sobre los párpados de la joven. Una sensación de vida y calidez envolvió el ambiente y un viento extraño los rodeó. Luego Kagura retiró la mano y se acercó al oído de la chica.

- Rin – dijo en un susurro dulce – Ya puedes abrir los ojos. Despierta.

Al principio, no ocurrió nada. Pero, entonces, los párpados de la chica temblaron y Rin... abrió los ojos.

- ¿Se... señor Sesshomaru? – preguntó nada más despertar.

- Estoy aquí – le dijo, abrazándola con fuerza mientras le acariciaba el cabello con la otra mano – Estoy aquí contigo.

Los demás sonrieron y chillaron de alegría. Rin estaba bien. ¡Estaba viva!

Shippo se tiró a los brazos de su amiga y la levantó en el aire. Luego Kagome e Inyasha se abalanzaron también hacia ella y la abrazaron contentos.

- No apretéis tan fuerte – se quejó ella, que se sentía agobiada – Vais a matarme.

- ¡Eso ni en broma! – le dijo Shippo, señalándola con el dedo – Algo así no tiene que volver a pasar nunca, ¿me oyes?

Rin esbozó una tierna sonrisa.

- Entendido.

Y rio con satisfacción. ¡Estaba viva! ¡Estaba viva!

Se dio la vuelta y miró a su demonio.

- Pero las cosas no han salido tan bien para nosotros, ¿verdad? – le dijo, mirándolo con melancolía, porque ella sabía tanto como él lo que esta aventura conllevaba. Y sabía cómo actuaría él a continuación. Aunque le doliera, se alejaría de ella.

- No. No han salido bien – le respondió él en su habitual tono serio y distante – Pero tú estás viva.

Lo dijo de una forma tan tierna y tan intensa que el corazón de Rin se derritió. Le miró a los ojos y supo que, pasara el tiempo que pasara, ella nunca podría olvidarlo, ni amar a otro, ni ser feliz si no era con él. Ya había llegado a esa conclusión una vez: «Una vida sin ti es peor que la muerte», se dijo a sí misma el día de su casi-boda con Kohaku. Y seguía pensando exactamente lo mismo.

Lágrimas de sangre (Sesshomaru y Rin) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora