CAPITULO 21 UNA DESICION TOMADA

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Al día siguiente Hana despertó con un gran dolor de cabeza sin recordar mucho de lo que había pasado, en el transcurso del día se enteró que sus amigas habían sido descubiertas y castigadas al ser confinadas en su cuarto hasta el día de su graduación, donde si se les permitiría estar

No recordaba cómo había llegado allí, pero era algo que no debía indagar para no ser también castigada

Creía estar a salvo cuando en la tarde fue llevada a la Dirección y entonces Madame Laurel le comunico que no estaría presente para el día de su graduación porque debía volver de inmediato a Turquía en un vuelo reservado para las 8:00 pm y le insto a que recogiera sus cosas

Ella no entendía nada, ese era su castigo, debía irse y no estar con sus amigas el día del acto de graduación, era muy cruel.

Llego llorando en su habitación y muy pronto sus dos amigas la acogieron en sus brazos y al enterarse de la triste noticia de su partida también lloraron con ella.

Nunca supo que había pasado, solo que una vez más la felicidad le había sido negada.

Al regresar a su tierra natal Turquía y cruzar el portón para entrar a su casa su corazón se llenó de emociones contradictorias, por un lado emoción de volver a ver a sus padres y hermanas, por otro mucho temor, pues su regreso significaba un pronto matrimonio.

Con los días su vida parecía normal, compartía las comidas con su familia, con sus hermanas paseaba por el parque, pero había una sentencia por cumplirse, que tarde o temprano se haría efectiva. Había un plazo cuando cumplir los 18 años y faltaban 8 meses.

De su prometido solo sabía que estaba radicado por un tiempo en Alemania donde tenía también negocios y que regresaría solo para la fecha pautada de la boda.

Por un tiempo Hana y sus amigas habían seguido el contacto por cartas, ya que tanto a Hana como a sus hermanas se les tenía prohibido todo el uso de tecnología. Su padre era un musulmán muy tradicionalista cosa que contrastaba con el gran empresario que era y que se había casado con una mujer norteamericana, a la cual amaba y era muy feliz. Por esas razones no entendía porque con sus hijas era tan estricto.

En sus cartas sus amigas le habían dicho cuanto la extrañaron en la graduación, luego supo que su amiga Aimé esa noche había tenido relaciones con Antoine y quedo embarazada, y aunque al principio sus padres pegaron el grito al cielo, ya se habían hecho a la idea y la estaban apoyando, y Antoine decidió hacerse responsable, en una semana se casaría y ella lamentaba no poder estar presente, en cuanto a Claireth estudiaría en la universidad Derecho y estaba muy feliz.

Hana suspiro cuando termino de leer la carta

- Que pasa hija, te noto triste, creí que esa carta de tu amiga te traería alegría- le dijo su madre

- Si me alegro por ellas, están viviendo su vida, cumpliendo sus sueños pero me entristece saber que yo no poder hacer lo mismo

Loren no pudo evitar sentir pesar en su corazón por su hija, su bella Hana que no era como sus otras hijas, ella quería ser una mujer independiente y libre.

Sin embargo era su deber hacer que entrara en razón y aceptara su destino

- Hija pronto te casaras y....

- A eso me refiero madre, ese no puede ser mi destino-grito impotente y llorando- casarme con un hombre que es para mi es un desconocido y no amo, ser solo una esposa, y mis sueños donde quedan, quiero estudiar, quiero ir a la universidad

- Tal vez tu esposo te permita.....

- No lo hará-negó convencida- me pasara como a ti, que tuviste que dejar todo para casarte con mi padre, tu tenías una carrera, amigos, familia, cómo pudiste dejarlo todo para venir aquí a una tierra para ti desconocida y ser simplemente la esposa de alguien

- Lo hice por amor, y jamás escúchame, ni un día me he arrepentido, porque tu padre ha suplico con amor y con ustedes mis tres bellas hijas todo lo que yo necesito para ser feliz.

Hana se arrepintió de haberle dicho aquello a su madre, porque ciertamente su madre era una mujer totalmente feliz y su esposo había sabido darle su lugar y llenarla de amor.

- Lo sé, pero yo no soy como tú- insistió tratando de obtener su apoyo.

- No, tú eres diferente, incluso a tus hermanas, creo que es tu mitad occidental que te atrae, lo llevas en la sangre-acordó Loren despejando los cabellos de su cara y con su corazón partido al ver sus ojos llenos de lágrimas.

- Porque no intercedes con mi padre, que deje que vaya a Estados Unidos con mis abuelos y pueda estudiar en la universidad, luego sé que algún día me casare pero no ahora cuando solo tengo 18 años.

Loren no era una esposa sumisa sin embargo era una mujer que respetaba las decisiones de su esposo.

- El dio su palabra y no faltara a ella, además Ashraf es un hombre guapo, rico, y exitoso, con el cual podrás ser feliz, el amor muchas veces viene con la convivencia.

Loren trataba de convencerse pero en su corazón sentía que le estaba fallando a su hija al no apoyarla.

Hana se limpió las lágrimas casi con rabia y puntualizo:

- No, no lo acepto y no lo aceptare jamás.

Hana; hacia la libertad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora