Cap. 4: ¡Dame leche!

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–Miau.

–Tss... ya no me... sigas bichejo... laaargo... –Exige Lina con su andar desequilibrado.

–Miiiiau... –Le sigue por detrás por la solitaria calle.

–No me gustan... las bolsitas de pelos... como tú. Noo... soy como otras chicas, yo odio a los chuchos...

La botella le pesa, así que la suelta. La botella rueda por el suelo hacia el gatito y este con mucho esfuerzo la escala y sobrepasa para seguir a la mujer.

–Puedo paterarrrte... ¿lo entiendes?

–¡miau!

–Mis pechos son grandes, pero no dan leche. No insistas pendej... o.

"..." El gatito gris se queda callado y se sienta para lamerse la pierna. Quedando libre de presiones, Lina queda complacida al dejar de ser perseguida por el animal, pero en un pequeño descuido tropieza al quedar su taco trabado en unas baldosas. Estando desplomada ahí su cabeza queda en los inicios de la calle.

Un auto a toda velocidad viene muy pegado al cordón de la calle para adelantar a otro coche. A simple vista el conductor podría ver a Lina pero de casualidades su celular empezó a sonar y cuando tomo la llamada un pequeño bache hace que el móvil se le escape de las manos, producto; el hombre se agacho unos minutos para buscarlo.

En esos minutos el auto se acerca a 40 kilómetros por hora, estando Lina ebria como de costumbre a esas horas pierde la noción del tiempo por unos minutos, sin embargo en esos minutos que ella usa para recuperarse el auto se acerca.

Y lo cierto es que nadie podría decir si fueron instintos salvajes o que solo era su instinto de buscar comida, pero las pupilas del gatito se agrandaron de forma increíble. Todos sus sentidos salvajes se incrementaron ya que su pelaje se erizo y sus juveniles garras salieron hacia afuera, su cola se levanto y su visión se dirigió a donde esta Lina tirada a momentos de ser arroyada por un carro.

¡Rápido! ¡¡Muy rápido, el coche se acerca!! El cachorro de gato ya no tiene tiempo que perder, y con heroísmo este se lanza activando los músculos de sus patas. Estando al lado de la mujer abre la boca haciendo que brillen sus dientes y sin pensarlo le inca los dientes en la teta de Lina.

–¡¡¡Ahhhhh!!! ¡Gato de mierda, que no tengo leche! –Se levanta y con sus manos toma al gato y lo arroja hacia el coche que venía hacia ella, y este lo hace papilla.

El conductor le da un susto de muerte al ver un charco de sangre en el vidrio.

–¡Ohhh no! Ya es el tercero en este día, diablos...

Lina retoma el camino y más despabilada por el mordisco que le dejo marcado en el pezón. Mira hacia los lados para ver en donde está.

No hay carteles en la calle y lo único que ve es la calle, casas viejas y una enorme fabrica clausurada. Siendo victima del frío, ella decide meterse ignorando el cartel de "propiedad privada".

Adentrándose al lugar, choca las chatarras desparramadas en el suelo a causa de sus torpes pasos. Para tratar de amortiguar el frío enciende un cigarrillo que la calienta por instantes pero que no le quita la piel de gallina.

–Mierda... justo hoy decidí usar mini falda. Voy a orinar cubitos de hielo en cualquier momento...

Sigue caminando y sube unas oxidadas escaleras, estas chillan un poco, aunque son muy firmes. Al estar arriba siente algo de pavor por la oscuridad. Mira hacia arriba y olvida sus miedos ya que la luz de la luna la acompaña, como diría su madre en los viejos tiempos. Sintiéndose satisfecha, se recuesta en un montón de viejas telas que serían los antiguos uniformes de los empleados del lugar.

–Creo... que aquí esta bien... Auch, aun me duele mi pezón... soy algo sensible en esa área, ojala que te mueras gatito del diablo... todos son demoniacos... los odio –Se lo refriega despacio el pezón mientras que mira enojada hacia la pared, justo en donde aún hay un gran espejo intacto.

Su mirada cansada por momentos cae, sigue cayendo, no para de caer. Es así hasta que algo llamativo la obliga a mantenerse despierta por unos segundos más, para su suerte no son gatitos pero, unas extrañas figuras se forman en el espejo.

–¿Qué demonios?...

Puede ver la sombra de tres hombres de traje. Los ojos de la chica están tan gastados que hasta lagañas tiene. Refregándose con todas sus fuerzas restantes aclara su visión. Puede ver a un hombre arrodillado suplicando por piedad, a otro apuntándole con un arma en la cabeza y al otro tronándose los dedos.

–¿Algunas últimas palabras perra traidora?

–Les digo que yo no fui, lo juro por mi madreee.

–Tu madre esta muerta idiota. Muere.

–Nooooooo.

¡¡¡Bang!!!

–¡¡¡ARGHHHHHH!!!

–Mierda Victor, le diste en el pie.

–Oh, lo siento... es que este lugar es una puta cueva, no veo nada...

–¡¡¡BANG!!!

–¡¡¡AYYYYY!!!

–¿Te di?

–Me diste a mí, ¡idiota! Dame el arma de una puta vez.

El hombre agarra el arma, y aprieta el gatillo dos veces sin vacilar.

–¡Arghhhhhh! –Victor se desploma en el suelo –¿¡Me has disparado en los dos pies!?

–Tú nos disparaste a ambos, ¡era lo justo carajo!

–¿¡Van a matarme o no!? –Pregunta desesperado.

–Si.

¡Bang!

Lina pone sus manos en ambas mejillas y abre la boca en forma de sorpresa. Pero no dura mucho, el tremendo sueño la obliga a sucumbir y caer dormida. En las cercanías puede escucharse como los pasos se hacen cada ves mas fuertes.

BoschiiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora