Capítulo 14.

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Siento el aire fresco de una típica mañana nublada, siempre me preguntaba si el clima influye bastante con lo que sientes, o al revés, si tu estado de ánimo influye sobre el clima

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Siento el aire fresco de una típica mañana nublada, siempre me preguntaba si el clima influye bastante con lo que sientes, o al revés, si tu estado de ánimo influye sobre el clima. Claro, preguntas como esas no tienen respuesta, ni siquiera para los que investigan el tiempo. Pero siempre tuve la fiel creencia que era así, que el estado de ánimo de una persona influye con el clima o viceversa. Lo cierto es que me sucede a mí, o al menos es lo que siempre quise creer. Ahora mismo me siento confundida, derrotada por mis propios pensamientos sin saber que realmente hacer o decir y por supuesto el clima está indeciso, está nublado literalmente, caen pequeñas gotas de garúa en momentos, pero hay un atisbo de luz solar, lo que adopta hipotéticamente mi estado anímico. Garúa ''negatividad'', Brillo solar ''algo de esperanza''. Sí, esperanza para solucionar mis problemas y que todo saldrá bien. Y como no, estudiantes regados por todo sitio, con distintas maneras de salir de un apuro, pero realmente ¿que estará pasando por sus cabeza? ¿Qué clase de problemas tendrán? Fijándome en un punto exacto me doy cuenta que mis problemas no deben ser ni la cuarta parte de otros. Sé que hay problemas mucho peores que una simple estupidez de una chica que no sabe si debe retener sus sentimientos o dejar que todo fluya sin poner barreras, y como no, que sus padres la obliguen a casarse. Pero ¿qué debo hacer exactamente? ¿Debo imponerme así de simple? o ¿tengo que ir despacio y que duela aún más? Pero preguntándome que pasaría ahora si Paulho se hubiera fijado en mí de la misma manera que yo lo hice desde la primera vez que lo vi, ¿estaría feliz? Eso no lo sé. Pero lo que sí sé y estoy completamente segura es que Paulho nunca me vió como algo más que solo su amiga de infancia. Él tiene otras metas, tiene otros sueños, otros gustos muy diferentes a los míos y que lo obliguen a hacer algo que no quiere, está mal. Que también que hizo, no merece vivir con ese anhelo de haber hecho lo que le gusta, sinceramente nadie merece ser reprimido de sus sueños.

—Bonita.

Tardo unos segundos en reconocer la voz de Logan y darme cuenta que ya no hay alumnos en el patio del instituto, lo cual significa que retornaron a sus clases. ¡¿Clases?!

El receso ya acabo hace ratos.

—Ada, ¿estás bien? —dice con cautela. Debe pensar que sigo molesta.

—Estoy bien, rockero. — Eso lo único que logro articular.

Escucho su risa burlona y me doy cuenta de que sigo en el presente, no en un ambiente donde no transcurre el tiempo y sirve para pensar.

—O sea, ¿leíste mis mensajes y no me contestaste? —agrega con un tono de indignación.

Lo miro, lo miro y lo miro. Literalmente tiene un parecido a un Dios súper sayayin.

—Ada no es por ofender, pero, ¿en qué mundo vives? —dice en tono mordaz.

— ¿Po...por qué? —le pregunto tratando se sonar ajena.

—Te estuve observando desde que te sentaste en este mismo lugar hasta media hora después que sonó el timbre de regreso a clases. —Abro los ojos como platos—. Y no logro concebir en que tanto piensas, o derrepente creaste un mundo totalmente diferente al nuestro en tu cabeza y prefieres estar ahí.

Eso último me descoloca aún más.

—Yo...yo...

¿Cómo explicarle lo que me pasa? ¿Cómo decirle que él es parte de ese mundo en el que paso vagando cada que no tengo algo que hacer? Pero siento que aún no es el momento, tal vez  nunca lo sea.

—Confirmado, no hay nada que hacer contigo.

¡Ay! otra vez me perdí.

—Logan no...No me siento bien. — ¿Qué? Es lo único que se me ocurrió para no quedar como loca.

—Oh, ya entiendo. — Dice con preocupación— ¿Necesitas algo? Te llevo a la enfermería.

—No, no, no y no. Ni se te ocurra. —Digo más despierta de lo normal. — Solo necesito descansar.

—Ya veo.

Después de eso siento que toda mi sangre llega a mi cabeza.

— ¡Logan! ¡Mierr...! ¡Bájame estúpido! ¡BÁJAME! —Chillo lo más fuerte que puedo— ¡EN SERIO! ¡MI CABEZA LOGAAN!

Cuando siento que me falta el aire de tanto gritar caigo de bruces contra el asiento trasero de su coche.

Una vez calmada mi respiración agrego:

— ¡Eres un idiota! Si te digo que estoy mal se supone, ¡Se supone que debes tratarme con cuidado! ¿Y qué haces?—Digo con la cara caliente de rabia—Haces lo peor que puedes hacer, tratarme como un saco de patatas.

Lo que más me da cólera es que siga con esa expresión de inocencia, pero todo eso cambia cuando la sonrisa burlona aparece en sus labios.

—Cálmate, ¿quieres? —dice.

¿Es en serio?

— ¡¿Qué?! —Digo— Me siento mal y tú...tú...

—Tranquila Ada, solo era para sacarte de tu ensoñación.

Y lo más ilógico es que sienta rabia sabiendo que estoy bien y que todo es una mentira para no quedar como loca, así que me calmo.

—Está bien. —Digo lo más tranquila posible.

Me mira y todo gesto burlón desaparece.

—Ada, ¿qué te pasa?

—Nada Logan, es solo que estaba pensando un poco, ya sabes.

—Pues parece que piensas mucho para estar bien.

—A menos que esté enamorada.

Oh miércoles.

Metí la pata.

Que estúpida.

No puede ser.

Sálvame Dios.

— ¿Enamorada? —Dice con expresión neutra.

¿Por qué siempre tengo que decir estupideces?

—Logan por favor no hagas preguntas tontas, era solo un decir ja ja, porque todos sabemos que cuando piensas mucho es po...porque bueno ya sabes, tienes algún problema, o estas planeando algo, o estas enamorada y no sabes que hacer, pero ya que observas mucho te habrás dado cuenta... qu...que bueno —suelto una risa nerviosa—, que mi cara no era de una chica enamorada en absoluto —digo por fin.

—Hablas rápido cada vez que tratas de encubrir una mentira.

Hasta él se da cuenta.

FUE POR TI.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora