Capítulo 16.

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Había muchas cosas que pasaban por mi cabeza

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Había muchas cosas que pasaban por mi cabeza. ¿Qué diablos iba a hacer con esa loca? Por Dios. Si antes me daba miedo que se hiciese daño por mí, ahora me daba miedo mi integridad y como no, la integridad de Ada. Antes solo buscaba llamar mi atención haciéndome algo, ahora se agarra con Ada, y es que ella no tiene nada que ver en esto, ni siquiera tengo algo con ella, maldición. ¿Hasta dónde puede llegar el egoísmo? Definitivamente muy alto. Maldita sea la vez que te conocí Gabriela, en serio me arrepiento de haberte conocido y tener una relación en el pasado. Si nunca hubiera aceptado acompañar a mamá a aquella tarde de compras, tal vez nunca te hubiera conocido. Se preguntarán por qué acompañé a mamá, sé que suena raro, bueno no tan raro, pero en verdad quería hacer algo con ella, así tenía tiempo para mí, no exactamente, pero por lo menos había un pequeño espacio desde casa hasta el centro comercial para los dos.

Y la pregunta seguía rondándome por la cabeza ¿Qué diablos debía hacer con esa loca? Quizás tenía que ¿Denunciarla? ¿Hablar una vez más con ella? Obviamente que las dos opciones son muy lejanas a lo que quiero hacer. No quiero problemas judiciales, tampoco quiero volver a hablar con ella por dos razones. Una porque no lo entenderá y dos porque después puede atentar contra mi vida y la de Ada. Lo único que se me apetece es sacarla de mi vida a como dé lugar, haga lo que haga. Ya sea alejándome de ella o de ella.

Ella. La verdadera ella, espero que lo hayan captado.

¿Cómo podría alejarme de Ada? Sinceramente, ¿tendría el valor suficiente?

No.

Definitivamente no, pero maldita sea. Me atrae demasiado esa chica y me asusta lo que siento cada vez que la veo. Me asusta el hecho que en tan poco tiempo sienta que tengo que verla a cada momento, no pasa ni dos segundos en el cual me pregunto que estará haciendo o con quien estará. De tan solo pensar con quien estará me pone loco. Me asusta mucho como destruye mis barreras cada que está cerca. Hace mucho que me había prometido no estar con alguien. Aunque claro nunca desaproveché las oportunidades que se me ofrecían, pero prometí no estar con alguien de ese modo, ese modo fuerte, ese modo que muchos lo llaman «una relación amorosa». Tal vez les confunda lo que estoy diciendo, pero es que hace mucho tiempo no había estado con alguien de ese modo, en otros modos sí. Pero estar pensándola cada momento, desesperándome por saber que está haciendo, ansiando escuchar su voz, extrañando el color de sus ojos y la forma de su sonrisa, no. Pero ahora lo que más me asusta es las repercusiones de estos sentimientos que me abordan. Lo que quiere decir que mientras más dejo avanzar esto, más las consecuencias caen sobre ella.

Como lo que trató de hacer Gabriela hoy. Golpear tan fuerte su auto con el mío, arriesgando su vida solo por hacer daño a Ada.

Pero ella no sabe nada, y no debe saber que fue Gabriela el motivo del "pequeño roce".

¿Cómo puede la gente ser tan estúpida? Como se le ocurre usar su inconfundible auto rojo chillón para ocasionar un accidente donde me encuentro yo. Obviamente reconocería esa porquería en cualquier lugar.

 Obviamente reconocería esa porquería en cualquier lugar

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— ¡Ustedes me abandonaron! —dice Clara riéndose.

— ¡No es verdad! —Le sigue Ada—. Ya te expliqué que me sentía mal, o ¿querías que me muera? tal vez querías eso, mal amiga.

— ¡Oye! —Dice Clara golpeándola en la pierna— ¿Cómo voy a querer que te mueras? Aunque pensándolo bien...

— ¡Maldita!

Me causa gracia lo bastante divertidas que son, me pregunto cómo se habrán conocido.

—Oye Ada, ¿crees que ya es suficiente? —Digo mirando la lata de cerveza de Clara—, se tomó más de siete.

—Oh, déjala que se termine esa, creo que está mal —responde Ada.

Volteamos a ver a Clara que está a punto de quedarse dormida en la mesa.

—Creo que ya es suficiente. —Dice Ada con expresión preocupada.

Llevamos a Clara al auto de Ada y la colocamos en el asiento trasero mientras que ella va refunfuñando por haberle quitado la lata de cerveza, me pregunto, ¿qué le habrá pasado? Aunque sinceramente me da risa como se está comportando, está que bromea por todo, a veces grita y nos asusta un poco. Bueno en especial a mí porque Ada ni se inmuta, ya la habrá visto así muchas veces.

—Gracias Logan, en serio —dice Ada.

—No estés preocupada, ya se le pasará y te dirá que le sucede.

—Claro que así será. —Responde con una bella sonrisa.

— ¿Podrás llevarla tu sola o quieres que te acompañe? —le pregunto.

—No, no te preocupes, puedo con esto como tantas veces. —Dice con una pequeña sonrisa apareciendo en su rostro.

—Bueno, pues adiós preciosa.

—Ay Logan, no empieces —dice soltando una risa—. Adiós, ve con cuidado, ¿sí?

—Lo haré si tú lo haces.

—Bien —se acerca y me da un beso en la mejilla.

—Bien —digo algo asombrado.

La veo abrir la puerta de su auto y lo único que se me ocurre decir, sale— ¡Ada! —Voltea y mi mente se queda en blanco otra vez—. Nos vemos. —Digo finalmente.

Me mira con esa hermosa sonrisa, asiente y veo como se aleja.

FUE POR TI.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora