Paulho Thompson era la persona que estaba destinada a casarse conmigo. A mis 21 años creía que mi historia ya estaba escrita en su totalidad y que no había más opciones para salvarme. Mis padres y los de él habían sellado su trato con nosotros de po...
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─Y se...cayó de la cama musha...shos. ─Estaba segura de lo que haría cuando la fiesta acabara. Iba a matar a mi padre. Justo hoy era su cumpleaños y lo estábamos celebrando en el jardín de la casa. Volver a esta casa me traía muchos recuerdos hermosos tanto como malos, pero eso no evitaba que mi padre tomara en exceso y se pusiera a contar anécdotas no tan agradables para mis oídos─. La...cara que puso...ja ja ja...fue uff. ─Mamá se reía alejada del espectáculo. Mi cara de seguro era la sensación del momento aparte de mi padre─. Y es que...no sa...saben que le pasó en el viaje de excursión ─No quise escuchar más y salí disparada hacia la parrilla donde había un montón de carnes, cuando digo un montón, me refiero a que había carne de todo tipo. La forma peculiar de mi padre de celebrar su cumpleaños era genial. Lo amaba por eso, aunque justo en estos momentos quería colgarlo de un árbol hasta que se le pasara la borrachera. No podía seguir lidiando con mis vergüenzas del pasado. Vuelvo a mirar y veo a todos esos hombres estallar en carcajadas. Lucas, Logan, Patrick, el mono humano y mis primos, es decir, los gemelos, estaban escuchando atentamente las cosas que mi padre contaba. De seguro les divertía ver a mi padre en ese estado cuando siempre era recto, formal y serio. Una sorpresa tan encantadora, así lo había descrito Logan, que como dije, estaba metido en la «reunión de hombres». Así la había nombrado Lucas, como quien decir que me retire. Al final, la amenaza de mi padre se cumplió, me dijo que si no me iba, empezaría a contar cosas que me disgustaban y fue así como comenzó todo. Rogué para que no siguiera, pero fue imposible. Y aquí me tienen, poniendo todo lo que veo en mi plato. Es imposible no hacerlo, si empiezo a describir esta fiesta pienso que no acabaría. La comida está wow. La mesa principal se encuentra en el bello jardín que mamá se encargó de supervisar. La mesa principal está compuesta por todo tipo de brochetas, ya sea frutales y justo allí en el centro hay una fuente de chocolate, alrededor de esta, están las frutas puestas en brochetas, más allá se encuentran las brochetas de carne junto con su bocadillo especial. Al ver esto, no sabes ni que elegir, solo piensas en embutirte como lo estoy haciendo. Al adentrarte más por el patio, hay dos parrillas donde mi tía Cassandra, se encarga de gritarle a mi tío Arthur que está haciendo quemar la carne de la primera parrilla, mientras tanto mi abuela, Ana, que por fin y gracias a Dios se ha reconciliado con mi padre después de un año sin hablarse, está en la segunda parrilla con una tranquilidad admirable y negando la cabeza por la discusión de sus hijos. Parecía que los encargados de la parrilla estaban en problemas.
Por el otro lado podías encontrarte con un pequeño bar que mi madre había colocado en la entrada de la cocina y esta obviamente daba hacia el jardín donde todos estaban pasando una hermosa velada. Seguí mirando y me encontré nuevamente a mi madre saludando a los recién llegados de su hermano y cuñada. El tío César, sí, tocayo de mi padre, había llegado junto a su esposa Marinette y mi prima Laura. Me sorprendí de verla tan grande, creo que la última vez que la vi tenía quince años. Y ahora por lo menos aparentaba una edad de diecisiete, que creo que era la edad que tenía. Con pasos rápidos y sin perder más tiempo, avanzo hacia ellos.