CINCO

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Estacioné el auto frente al restaurante en el que Taehyung me había dicho que estaría, esperándome. Me miré en el espejo que había sacado de mi cartera y retoqué mi labial escarlata. Por alguna razón, me quería siempre ver linda frente a él, aunque me haya visto en deporables situaciones.  Alicé mi cabello —o al menos lo intenté-  y salí de la camioneta.

Para mi suerte no había habido tanto tráfico así que había llegado a tiempo a nuestro punto de encuentro en esta ocasión. Era la tercera cita formal desde que habíamos decidido darnos una oportunidad. Me detuve un momento antes de salir del estacionamiento, desde ahí, en el exterior, podía ver a Taehyung. Ahora tenía su cabello negro de vuelta. Aún tenía su traje elegante de color negro puesto, signo que había venido directo desde su trabajo. A pesar que le había dicho que pasaría a recogerlo, se negó. Taehyung siempre llegaba antes.  Miraba la carta con cautela, también, todo lo hacía en cámara lenta, por la cual podía disfrutar cada segundo de su ser. Una copa de vino se situaba en su delante, de la cual tomó con delicadeza y dió un sorbo, eso lo hacía ver más refinado de lo que era.

Verle así era algo de ensueño. Taehyung era alguien perfecto. ¿por qué me costó tanto verle de esa manera? Definitivamente había sido tan ciega.

Suspiré y me dirigí hasta la entrada del restaurante, avanzando. Podía haberme quedado ahí por varios minutos si era posible a causa de él.  Inmediatamente, apenas crucé la entrada, un mayordomo me preguntó si tenía reserva, sin embargo señalé a mi pareja de esa noche y me dejó pasar, sin preguntar nada más.

Caminé despacio, sintiéndome fuera de lugar por estar en traje de oficina, la cual no iba con la temática del restaurante lujoso que había escogido él mismo. Podía haber venido con un vestido, pero solo había tenido media hora para llegar desde el trabajo a ese sitio, además me tomaría horas arreglarme.  Todo eso, de repente no importó cuando Taehyung alzó su mirada y sonrió a mi dirección, como si fuese la cosa más hermosa del mundo.

Esa sonrisa calentó mi corazón en un solo segundo, hinchándolo. Era tan sincera y amplia, muy hermosa.  Me acerqué a él mientras se levantaba de su asiento, recibiéndome. Esos  detalles de caballerosidad le daba mucho más puntos a su propósito: conquistarme. Un chico con modales siempre llamaría la atención de cualquiera.  Al llegar frente a él deposité un beso en su mejilla, dejando la marca de un labial recién aplicado. Ante eso, sonreí porque no se dió cuenta. Deslizó mi silla, frente a la suya,  pero negué rápidamente. No quería estar lejos.

—Me quiero sentar a tu lado—le dije. Le había extrañado, tenía que ser sincera. Casi toda la semana no le había visto por nuestros trabajos, además ahora vivíamos en diferentes distritos. Yo me quedaba en Myungdo y él se había ido a Hongdae. Aunque no estaban tan lejos (solo 30 minutos en auto) no nos era posible viajar todos los días para vernos.

Aún no le había dado la buena noticia del cambio de puesto, pero lo haría en ese momento, así como le diría que Jungkook pertenecía a la compañía desde hacía unas semanas.

Taehyung aceptó mi propuesta y tomó su silla para arrinconarla más a la luna de vidrio y luego situar la mía a un lado. Luego, me cedió el paso así que terminé para el lado de la luna y él a mi izquierda. Fue inevitable no mirarlo. Las luces caían tras de él, dándole un contraste perfecto a su hermoso rostro. Podía pasarme toda la vida apreciándolo realmente.

Estaba sonriendo torpemente hasta que posó sus ojos en mí, avergonzándome inesperadamente —¿Qué sucede?—me preguntó.

Negué, riéndome por haber sido descubierto al haberme quedado mirándole como estúpida. Taehyung tomó mi mano, llamando mi atención, para que le respondiera. Lo miré y rápidamente con su mano libre tomó mi mentón y me atrajo, en un solo segundo.

Soulmate + Kth » Book 3  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora