VEINTIOCHO

1.6K 210 134
                                    

Fue raro volver besar los labios de Jungkook y mucho más si era yo la que había iniciado aquello. Sin embargo, fue extrañamente dulce. No, no el beso, la situación en cierta parte. Éramos dos personas que solo buscábamos ser aceptadas. En ningún momento esperaba que Jungkook tuviera esos sentimientos por dentro. Lo tenía tan callado que me sorprendía si era honesta.

Tomó mi mano y pronto me arrastró de vuelta a la sala principal. Me sentía extraña, he de admitir. No por el hecho de que Jungkook me tomase de la mano, no, es más no sentía nada por eso, sino que no esperaba hacer mi primer movimiento tan rápido. Ni siquiera me había esforzado, pero Jungkook lo había dicho. Sería una relación abierta. Sin cadenas. Tenía la oportunidad de seguir adelante cuando quiera, de dejar este tema cuando se me diera la gana.

Regresamos a la mesa donde estábamos. Esta vez Taehyung no estaba. Solo Yui. Se veía seria, pero fingió una sonrisa cuando nos vio volver. Otra vez posó su mirada en nuestras manos entrelazadas, y aunque quise soltar la mano de Jungkook, no lo hice. Jungkook susurró algo a mi oído a lo que presté atención y empecé a hablar con las otras personas a mi lado, ignorando por primera vez a Yui.  Yui y yo no éramos nada. Ella era buena, sí, pero yo no podía ser tan amable con la chica por la que me dejaron. Y lo peor es que sabía que Yui era buena chica en el fondo incluso en el pasado la había aprobado con tanta facilidad que ahora incluso odiaba ese pensamiento.

Jungkook acarició mi pulgar suavemente mientras me sonreía. También le sonreí por cortesía, pues mis ojos seguían vagando de vuelta a Taehyung , quien había regresado minutos más tarde con dos copas de vino tinto. Era inevitable no mirarlo. Se veía jodidamente bien y me sentía mal por siquiera verle así.

Su cabello estaba a lo libre, sin gel ni cremas. Era tan liso que lo envidiaba. Su traje azul lo hacía ver muy bien y mucho más aquellas lentillas que llevaba. Hacía resaltar sus preciosos ojos, pero eso era todo. Solo podía apreciar, no más. Tragué en seco cuando notó que lo miraba.

He ahí otra vez la mirada furiosa que me daba. También quise darle una mirada de enojo, pero no podía. Apostaba que solo lo miraba con dolor y quizá era eso lo que le enojaba.  Tomé el champagne que minutos antes el mozo había traído y lo tomé de un solo trago. No quemaba, pero no era de mi agrado, asi que hice una mueca. Volví a dejar la copa en la mesa y miré a Jungkook otra vez hablando con el hombre a su lado, entonces cuando planeaba integrarme, la voz a través del micrófono sonó con fuerza, atrayendo todas las miradas. Por fin empezaría la subasta.

Me acerqué al oído de Jungkook, rápidamente, al ver los cuadros expuestos por primera vez. —Me gusta la 7.

Él asintió —A mí también .

Era el mejor a simple vista. Llamaba tanto la atención que temía que todo el mundo lo quisiera. Le volví a preguntar —¿Cuánto es el mínimo?

Jungkook miró a mis ojos rápidamente, prestándome atención una vez más. Se lamió los labios y respondió.—20 millones de won.

Abrí la boca. ¿Eso era el mínimo? ¿Entonces cuánto era el máximo? Sí, había un máximo. Este tipo de evento tenía unas regulaciones súper extrañas. Tenía un mínimo y un máximo, claro, no se buscaba que las empresas sufrieran una gran pérdida, sino lo que buscaba era solo incrementar fuerzas y hacer destacar a ellas. Si comprabas el cuadro más caro, llamaría la atención de todos. Eso es lo que buscaba Jungkook. —¿Qué opinas de la 11?

Me preguntó. Mis ojos inmediatamente se fueron hacia ella. Era buena, pero no lo suficiente. En caso de que no consiguiéramos la número 7, el 11 sería la segunda opción. —No está mal. —Anuncié, volviendo a mirarle. Jungkook estaba sonriendo hacia mi dirección  —¿Qué?

Soulmate + Kth » Book 3  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora