VEINTICINCO

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"Y al final, ni hablar, los dos nos destruimos. Y al final, ¿Qué tal? y yo ya no existimos"

Ven— Escuché inmediatamente la voz de Yuki en un susurro no tan bajo. Le sonreí rápidamente y me acerqué a paso rápido. Mi cintura fue rápidamente tomada por aquel mientras con una seña me señalaba a las dos personas a mi delante. —Ella es mi asistente, Sr. Wang. Sin ella nada de esto hubiera sido un éxito.   

5 días desde que Taehyung no respondía de vuelta. No se comunicaba para nada. Simplemente había dicho que pronto se contactaría, que no me preocupara, pero ¿cómo no? Sunmi me había dicho que había visto a Yui y a Taehyung en una cafetería, hablando, pero de una forma bastante animada que no fue nada agradable para los ojos de mi única hermana. Sabía que ella había vuelto, Taehyung me lo había dicho de antemano, pero en el fondo sabía que no me contactaba desde que ella estaba ahí, en Seúl, gestionando el supuesto divorcio.

Quería ser fuerte, quizá lo estaba siendo, o eso decía Yuki. Hace rato hubiera mandado todo al diablo y hubiera encarado a Taehyung, eso hubiera hecho mi antigua yo, pero no lo quería hacer. Quizá era masoquista. Sí, quizá lo era. Pero ¿A caso era extraño querer mantener a Taehyung a todo costo? Pues necesitaba que alguien me lo gritara, que estaba haciendo lo correcto y no haciéndome daño, que estaba siendo paciente.

No supe en qué momento comencé a querer mucho a Taehyung. Ya lo hacía de por sí al ser mi amigo, pero ¿Dónde está la Haera al inicio de la relación, aquella que dudaba en el fondo de que solo era comodidad? Una comodidad no era eso, todo esto era algo fuerte.

La ronda de conferencias y reuniones había acabado tras unos largos días, y desde el día siguiente Masaki regresaría a Seúl, por cuestiones personales, mientras que Jungkook y Yuki se quedaban conmigo en Japón. Por un momento creí que Jungkook se marcharía, pues Yuki, previo al viaje, había indicado eso; pero de repente recordé las palabras de Jungkook en el avión diciendo que no iba permitir que guste de Yuki. Yuki era el partido perfecto, a decir verdad, apuesto que toda mi familia lo aceptaría sin dudar, sin embargo solo era mi jefe, sí, quizá tal vez un nuevo amigo, pero no pasaba a más.

Sonreí a pesar que no estaba escuchando nada, es más me dediqué a observar a otro lado, mirando a Jungkook de repente. Estaba en un mueble con las piernas cruzadas, observando su celular con una sonrisa de suficiencia. ¿De qué se estaba burlando? Siempre le veía haciendo ese gesto. Se lo había visto con anterioridad cuando se creía mejor que todos, claro, era su lado competitivo, pero ya era tan frecuente que era como si se hubiera vuelto un arrogante y egocéntrico a tiempo completo.

Ambos lo éramos en cierta parte, por algo congeniábamos bastante en nuestra época juntos, pero no llegábamos al punto de ser malas personas. Simplemente era nuestra forma de ser para que nadie nos haga daño o traten siquiera.

Escuché que alguien se dirigió a mí, así que aparté mi mirada de Jeon para mirar a la mujer que ahora me hablaba. Justamente me preguntaba por los servicios higiénicos y como una forma de excusarme decidí acompañarla. Me miré en el espejo para corregir el labial rojo que acompañaba mis labios, luego arreglé el vestido verde petróleo sobre mi cuerpo. Era notorio que había bajado de peso desde la pelea con Taehyung, pero no por el hecho de que no comía, es más comía mucho, pero simplemente había estado más activa de lo normal tratando de despejar mi mente de él, lo cual fue imposible gran parte del tiempo. No había minuto que no dejara de pensarle.

Decidí regresar cuando me encontré a Jungkook esperando afuera.

—¿Quieres ir al bar del último piso?—Jungkook fue directo, como siempre. Miró mis ojos directamente sin ninguna expresión, aunque estaba segura que me leía demasiado— Esta fiesta está muy aburrida y necesito un whiskey.

Soulmate + Kth » Book 3  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora