DIECIOCHO

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Intenté regresar a la habitación, pero me era imposible. Taehyung permanecía ahí, tomando lo poco que tenía en la propiedad. Aunque me había dolido decirle que tomara sus cosas y se marchara, tenía que ser fuerte. Aún permanecería en mi vida, sí, pero necesitaba espacio, tiempo, todo lo necesario para pensar sobre la situación. No era fácil, aunque todo gritase lo contrario. Él seguía casado, consensual o no, por tanto debía marcharse. Había suplicado perdón y lo había perdonado, pero hasta que ese problema no estuviese resuelto, Taehyung no pasaría ni una noche más ahí. Esa era mi condición.

Entendía muy bien que todo había hecho para ayudar a Yui, sí, hasta yo hubiese hecho, posiblemente, si Jin, Minjun o Yoongi me lo pedían, simplemente para ayudarlos, pero no me tomaría mucho tiempo para anular el matrimonio simplemente. Y al parecer ese matrimonio tenía para más tiempo...

Taehyung no había siquiera respondido a mi pregunta: ¿Cuando te divorciarás?

Si Taehyung no tenía respuesta para eso, lo nuestro tampoco tenía solución. Además, en el fondo, sabía que no debía creer todo lo que él me dijese. Había mentido en mi propia cara lo de Yui. Había ocultado un hecho importantísimo. ¿Por que le creería esta vez, así de fácil?

—Esto es todo.

Taehyung salió por la puerta mientras pronunciaba unas cosas. Había tomado una maleta prestada, así que sus cosas estaban seguras. Hice una mueca. No estábamos terminando, no, simplemente no nos veríamos tanto hasta que solucione sus asuntos. Asentí y me di la vuelta. Tragué en seco al oír las ruedas de la maleta tras de mí por lo que apresuré el paso. Abrí la puerta que daba al pasillo y me pegué contra la pared.

Taehyung se mantuvo frente a mí, mirándome como si esperaba que me retractara y lo dejara quedar por esa tarde y noche. No lo haría.

—Adiós, Taehyung.—Le dije, haciendo una mueca para que saliera ya. Las ganas de llorar me invadían otra vez

—Haera, por favor...

Rogó una vez más. Negué. —Hasta que estés divorciado, Taehyung. Es eso o nada.

Taehyung se mordió el labio, aguantando las ganas de gritar. Sus ojos me gritaban a grandes cantidades lo impotente que se debía sentir. También lo estaba, si era honesta; pero si se lo dejaba pasar, al menos una situación así, no dudaría que Taehyung lo volvería a hacer. De la relación con Jungkook había aprendido algo: a veces las oportunidades no son buenas para la relación, sino que las daña. Cada relación debía tener un balance. Nada de control sobre el otro, respeto, fidelidad, sinceridad; y Taehyung había roto una, o al menos hasta el momento eso creía. Taehyung debía ganarse esa oportunidad y la confianza otra vez. No simplemente volvería a sus brazos y le diría: te acepto igual, casado o no. ¿Dónde quedaría mi respeto?

Si le dejaba pasar esta vez, tal vez él volvería a cometer una atrocidad. Por lo tanto era mejor poner un límite desde este momento, aunque ese límite significase que no vería a Taehyung, ni nos besaríamos, ni nada. Había accedido verlo de vez en cuando, porque incluso sabía que no iba a poder lidiar con esa idea, pero conforme a lo demás estaba segura de mí misma.

—Bien.

Asintió tras unos cortos segundos. Esperé que se dignara a caminar, pero lo único que hizo fue atacar mi boca. El improvisado beso hizo que pegara en totalidad mi espalda a la pared y que sintiera dolor sobre mi boca por la brusquedad del beso. No me rehusé, pero era tan desesperado que me desconcertó. Intenté respirar, pero lo único que lograba es que me ahogara más con sus labios, más y más, hasta que no pude más. Mi pecho subía y bajaba mientras veía a Taehyung mirarme con pena o quizá dolor.

Soulmate + Kth » Book 3  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora