VEINTINUEVE

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Jungkook simplemente siguió de frente tras devolverme aquella carta arrugada. No tenía ninguna expresión, solo estaba neutro, como si no pudiera decirme lo que pasaba por su mente. Tampoco me animé a tratar de saber qué pensaba. No hacía falta. Volví a colocar la margarita anaranjada en mi mesa y hablé. —¿Saldrás? 

Se detuvo antes de tomar la manija por donde la recepcionista se había marchado. —Me tomaré el día libre. Tengo un asunto que resolver.

Asentí, aun así no entendía po  rqué había venido hasta el edificio entonces, pues bien pudo habérselo dicho a Masaki ya que vivían juntos, así que supe que había sido de imprevisto.

—¿Todo está bien?—le pregunté . Él asintió. No hacía esa pregunta por nosotros, no, sino que Jungkook no era de dejar su trabajo así de la nada, así que sí debía ser una emergencia. —Oh vale.

—¿Te veo más tarde?—preguntó. Parecía dudar de sus palabras, así que encogí mis brazos. Si él quería que nos reuniéramos luego, no me iba a oponer. No es como si tuviera algo más que hacer luego. Siempre me encargaba de terminar todo a tiempo en la oficina. Hizo una mueca. —¿Quieres ir a cenar? Te paso recogiendo a la hora de salida.

Asentí, frunciendo mis labios en una sonrisa. —Está bien.

Entonces se marchó.

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—Será niña— dijo Jungkook, mientras esperábamos que nuestros platos llegaran. Abrí los ojos.—Tuve que acompañar a Yeeun al ginecólogo, pues Minseok está de viaje y no quería ir sola.

Entonces comprendí el por qué se había ido esa mañana. Me sorprendió que fuera por ella, pero tampoco me era tan extraño. Jungkook siempre me decía que le era bastante difícil de decir no a Yeeun. No supe qué decir, sin embargo me atrevo a tomar su mano.

—¿Te encuentras bien?

Si Jungkook me hablaba de Yeeun era porque no se sentía muy bien o quería desahogarse. Él asintió pero no era así.

—¿Le está yendo bien? Me refiero con sus vitaminas y el bebé.

—Está bien, solo estaba preocupada porque había perdido tanto peso, pero es porque el bebé está absorbiendo su energía y alimentos. Pronto empezará a notársele mucho más el vientre.

Lo entendía. Había visto a Sunmi igual, ahora que tenía 7 meses recién pude verla como una embarazada real. Hoseok pronto volvería de los Ángeles, unas semanas antes que el bebé naciera.

Me quedé en silencio sin saber qué decir. Jungkook observó a mi lado aún la caja que había recibido esta mañana. No obstante, me levanté, bajo la mirada atenta de él, y me senté a su lado. Acaricié su hombro suavemente. Sabía que Jungkook necesitaba apoyo. No podía imaginar que sentía en ese momento, pero debía ser algo mucho peor que imaginar a Taehyung convirtiéndose en padre. Pensar en la idea producía náuseas. Me miró, apaciguándose lentamente. Entonces, me incliné para darle un abrazo. Estaba completamente segura que lo necesitaba y lo confirmé mucho más cuando me acurrucó en sus fuertes brazos, aspirando en mi cuello en el proceso.

Jugué con su cabello, tratando de relajarlo. Normalmente eso lo hacía cuando estábamos en nuestra época de novios y él regresaba frustrado de algún sitio, especialmente en los meses previos de nuestra ruptura, cuando él trabajaba. Parecía un gatito ronroneando sobre mí. De alguna forma me gustaba darle eso: apoyo. Jungkook estuvo ahí cuando Taehyung me destruyó completamente. Me dió el apoyo necesario por semanas hasta ahora. Él era, después de todo, un buen amigo.

Me separé y le tomé las mejillas. Tenía su mirada inquieta, como si quisiera explotar en cualquier momento, pero no sabía si era de cólera o de llanto.  Parecía tan fuera de sí. —Jungkook, prométete que después que Yeeun dé a luz te alejarás mucho más. No te está sentando muy bien todo esto.

Soulmate + Kth » Book 3  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora