TREINTA Y SIETE

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Su cabello era más largo de lo que recordaba, pero ahora era natural, castaño oscuro. Su cara seguía siendo tan bella, sin un rastro de imperfección. Tenía ese aire de perfección con solo hablar, sus gestos, cada mínimo detalle me hacía recordar incluso la última vez que le vi. Era como si no hubiera pasado ni un día, como si fuera ayer que le vi parado ahí, con la mano en el pecho, agitado. En aquel momento me sorprendí ver a Taehyung parado frente a mí, con muchos indicios de querer llorar, aún así, lo había hecho de todos modos, al igual que yo. Y aunque haya llorado aquella vez, me seguía pareciendo tan perfecto, tan él...

Sabía que le vería ese día y mucho más cuando a tan sola una hora de verle el rostro Hoseok le había llamado. Por supuesto, Hoseok no sabía que estaba cerca para escucharlo, así que había sido mera casualidad, pero era tan obvio, era el mejor amigo de Hoseok, por supuesto que vendría. No obstante,  no imaginaba que con tan solo verlo venir, caminando con su camisa blanca y unos pantalones azules, me haría sentir bastante mal.

Bastante mal era poco para describir el sentimiento. Era como si el corazón me pesara, como si mis ojos consiguieran quemarse lentamente, como si de repente mi defensa se hubiera quebrantado con solo una mirada, mirada que me hizo saber que también pasaba lo mismo. Tanto él como yo sabíamos que llegaría el día que nos veríamos de vuelta.  Se suponía que sería hace cuatro años y medio, pero no sucedió. En ese momento solo no quise volver a Seúl y tan solo viajé a Bali, he ahí donde recién pude hacer el proceso de quedarme.

En ese entonces, mi familia se había quedado estupefacta con la noticia de no querer volver y ¿Cómo no? Sunmi apenas se había enterado días antes de marcharme a Camboya, al igual que mi madre, y ahora les decía que no iba a volver hasta quién sabe cuándo. Sunmi fue la que más afectada estuvo por alguna razón. Supongo que sintió culpa porque por ella me enteré lo que había sucedido. ¿Qué tal si ese día nunca hubiese levantado el teléfono? ¿Qué tal si no hubiese revisado el móvil de Taehyung? ¿Cómo serían las cosas ahora? Sunmi en parte creía que gracias a ella mi relación con Taehyung se había deteriorado, pero en realidad ambos lo habíamos hecho así. Yo por no comprender, él por mentir demasiado. 

Muy aparte de eso, con el tiempo toda mi familia comprendió que si realmente necesitaba estar lejos, era mejor que lo hiciera, hasta que supieron que me casaría. Mamá solo pudo estar presente, pues esa semana Hyunmin estaba enfermo, así que Sunmi ni su familia pudo venir. Papá tampoco pudo venir. Sin embargo, Iseul y Minjun, con sus respectivas parejas ambos, lograron hacerlo, así que ellos eran las pocas personas que conocían a Sejun. Mamá adoraba a Sejun, incluso lo trataba como un hijo más. He ahí el por qué papá le hizo el típico cuestionario para ver realmente cómo era su yerno y por qué su esposa había caído tan rápido en sus encantos.

Sejun tomó mi mano y jaló de ella haciendo que le miré. —Necesito que me acompañes al cuarto un rato.

No teníamos que preocuparnos mucho por Sera. La mamá de Sejun y su hermana no la dejaban por nada del mundo. Mamá también estaría así si no fuera porque también tenía que mantener todo en control junto con Sunmi. Una fiesta infantil parecía ser bastante estresante. No me imaginaba así dentro de unos meses cuando Sera cumpliera un año finalmente. Asentí siguiéndole. Me despedí momentáneamente de Jin y Yoongi, quienes no dejaban de hablar como si no hubiera más vida, y seguí a Sejun de la mano.

Apenas nos encerramos en el cuarto, que Sunmi y Hoseok nos habían preparado en su casa,  observé que Sejun se retiraba la camisa al mismo tiempo que se sentaba. Parecía cansado.

—¿Estás bien?

Le pregunté cruzandome de brazos. Se veía diferente. Al final me deshice de mi antigua posición cuando Sejun empezó a rascarse el cuello para acercarme a él

Soulmate + Kth » Book 3  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora