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Narra Mila








Me levanté temprano, salí a correr, estaba sola en el departamento Lotie seguramente con Matt, nos quedamos de juntar a las doce de la tarde para comenzar a preparar el almuerzo.

Hace unas semanas atrás que tengo ganas de ir a un lugar, siento que es lo que debo hacer, y que el momento de hacerlo es ahora cuando me siento bien. Volví de correr, me duche, desayune y me arregle para salir, me puse unos jeans, unas Vans blancas y un sweater negro, y fui rumbo al supermercado para comprar algunas cosas, la ida de ir a ese lugar no se iba de la cabeza.

Llegue a la casa y el primero en salir a mi encuentro fue Luck, hace tanto que no nos veíamos en este lugar, juro que, aunque hemos estado distanciados las cosas no han cambiado, para mi sigue siendo uno de mis mejores amigos, Celeste está más linda que antes y cuando estos dos se miran deja de existir el resto, amor.

Los chicos hicieron la carne y nosotras las ensaladas y el acompañamiento, a veces me sentía incomoda era demasiado amor en una sola habitación y los recuerdos me golpeaban, fui al baño y fue inevitable pasar por su habitación.

Entre y su olor todavía estaba en ella, y aunque el tiempo ha pasado todo sigue igual como lo recuerdo, me acerque hasta su escritorio y vi una foto de él y Diana, sentí pena en mi corazón – como estará – un suspiro ahogado salió de mis labios, fui hasta su cama y me tendí en ella, en el velador había una foto de nosotros, nos veíamos tan felices, tan unidos, los recuerdos seguían llegando a mi memoria así que decidí salir de ahí. Baje y ya estaba todo listo, comimos mientras reíamos y recordábamos algunas cosas, luego de termina lave la loza y dije que tenía que irme que había quedado de cubrir a Alex en la cafetería.

Tomé mis llaves para ir a el lugar que necesitaba ir, no había ido antes porque no sabía dónde quedaba hasta que un día me enteré por una conversación entre Lotie y Matt de donde estaba este lugar, así que conduje hasta ahí.

Cuando llegue se veía todo en calma, era un lugar hermoso, el sonido de los árboles, la laguna bajo estos, las colinas y el sol de un atardecer, busque el lugar exacto y leí – Diana Koppola, una gran madre y una luchadora – un nudo se hizo en mi garganta y las lágrimas comenzaron a rodar por mi mejilla, antes de entrar compre flores y saque las que tenía, las cuales estaban secas.

- Yo siento tanto no haberme podido despedirme de ti, pero sé que tú me entiendes, benjamín no ha venido a verte porque no está acá y no sabemos cuándo vuelve, pero sé que en cuanto llegue el primer lugar al que vendrá será este. – y así estuve como una hora hablando con ella, o mejor dicho desahogándome con alguien que no me dijera nada, solo necesitaba que me escucharán.

Me pare y me quede un rato más viendo la tumba, se notaba que el padre de Benjamín no ha venido, debe ser duro para él, el viento se hizo presente y con el frío.

- Deberías haber traído algo más abrigado – me congele en ese momento, mi corazón comenzó a acelerarse, mis músculos no reaccionaban y hasta se me había olvidado como respirar. Sentí como algo se posicionaba en mis hombros y su olor inundaba mis fosas nasales.

- Gracias por venir a verla Mila. – de verdad estaba el aquí, se veía más alto, más delgado, tenía esa típica barba de como tres o cuatro días y un bronceado que hacía resaltar sus ojos grises, que en el fondo reflejaban tristeza.

- Yo ya me iba – comencé a caminar, pero una mano en mi muñeca me detuvo.

- Mila tenemos que hablar, por favor escúchame – en sus ojos podía ver a necesidad que tenía, pero yo no sé si estoy preparada para todo esto.

- Está bien, pero hoy no, mañana en la cafetería orquídea a las dos de la tarde. – le entregué su chaqueta, me fui, necesitaba pensar en todo esto, había sido una gran sorpresa, pero estaba tranquila, él se veía mejor, más recompuesto.

Llegué al departamento y fui directo a la ducha, necesitaba relajarme y prepararme mentalmente para mañana, me puse pijama y mi cuerpo cayo en la cama.












Narra Benjamín








Era tiempo de volver, ya casi iba a ser fin de año, era los primeros días de diciembre y quería pasar estas fechas importantes en casa, con mi padre, mis amigos, sus familias, y tal vez con ella.

En nueva Zelanda hice varios amigos, todos ellos me ayudaron bastante, conocí toda la isla sur, entre todos ellos esta Brad y Ariana, Brand se hizo un gran amigo mío, lo voy a extrañar y bueno Ariana es un asunto aparte, en cuanto llegue me coqueteo, pero le deje las cosas claras, y ahora somos buenos amigos, me da su punto de vista de todo lo que paso. Me despedí de ellos y les deje la invitación hecha para vengan a verme cuando quieran, Ariana no dejaba de llorar y todos nos miraban en el aeropuerto, hice el check in y tome el avión rumbo a todo lo que deje.

Llegue al aeropuerto y lo primero que quería hacer y debía hacer, es ir al cementerio y hacer real en mi mente su perdida, mis maletas las envié por servicio y yo tome un taxi hasta el cementerio, cuando entre a ese lugar un frio recorrió por mi espalda y las ganas de salir corriendo ahí eran muy fuertes, pero debía hacerlo.

Cuando llegue hasta la tumba de mi mamá, la vi a ella, sigue igual de hermosa que siempre, su pelo está más largo, me quede un momento mirándola a lo lejos, veía como sus labios se movían y como lloraba, me dieron ganas de ir y abrazarla, decirle que estoy arrepentido de todo, vi que se paraba y supe que era el momento de actuar.

Me acerqué a ella y le dije – deberías traer algo más abrigado – note como su cuerpo se tensó y sus ganas de alejarse de mí, todavía no me perdona y tampoco ha olvidado, sentí decepción, pensé que con el tiempo olvidaría todo y cuando yo llegará sería como si nunca hubiera pasado nada, pero eso creo que es mucho pedir.

Lo único que conseguí de nuestra pequeña conversación fue que mañana nos juntáramos para conversar, esta es la oportunidad de aclarar todo, de poder decir mi verdad y de pedir un nuevo comienzo.

Me quede un momento a charla con mi madre, supongo que desde algún lado ella me escucha, le pedí que por favor Mila supiera entenderme, compre unas flores y la deje al lado de la que trajo Mila. Salí de ahí y no quise llegar a casa de los chicos decidí por ir a mi departamento, cuando llegue todo estaba igual como lo había dejado, con un poco más de polvo pero igual al fin y al cabo, fui hasta la habitación y todavía estaba su carta y algo de su olor en mi cama, lo recuerdos de las noches junto atormentaban mi memoria, hacía que las ganas de ir hasta su departamento y suplicarle que por fin habláramos se hacían cada vez más grande, pero tenía que darle el tiempo para que ella procesara todo lo que había pasado hoy. Llame a los chicos para decirles que mañana llegaría a la casa. En algún momento mi cerebro dejo de atormentarse y pude quedarme dormido.










Continuara ...

En Efecto Tú (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora