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Narra Mila









Han sentido esa sensación de desesperación, nervios, ansiedad, ganas de salir corriendo, taquicardia, cosquillas en la guata, bueno todo eso sentía yo y eran las dos de la mañana y todavía daba vueltas en mi cama sin saber que hacer, si de verdad ir a la cafetería y hablar con él o simplemente darle el plantón de la vida.

Me quedé dormida a eso de las cinco de la mañana y me desperté a las once toda apurada, típico que cuando tienes cosas importantes que hacer te quedas dormida y hace todo a la velocidad de la luz, la verdad es que estaba casi entrado en un ataque de pánico, anoche pensé puras tonterías, nada que realmente me ayudara a tomar una buena decisión.

Antes de entrar a la cafetería pase a un parque para tratar de organizar mis pensamientos.

- Le quiero – si

- Lo quiero como un amigo o como algo más – no sé

- Lo quiero de vuelta en mi vida – si

- Debo escucharlo – si

- Le quiero – si

- Puedo perdonarlo o disculparlo – si y ya lo hice.

Viendo todas mis respuestas estaba más claro que el agua lo que quiera hacer y la decisión por mi parte estaba casi tomada, solo que no sabía si lo quería como amigo o como algo más. Esa ahora es mi gran duda con respecto a todo este tema.

Mire la hora y eran las dos con quince, dios ya iba tarde, todo mal y si llego y no está, todas esas preguntas iban por mi cabeza mientras caminaba con la mayor rapidez que podía.

Llegue y estaba sentado a la orilla de la ventana, no me había visto y tenía cara de preocupado, estoy segura de que piensa que lo deje plantado, a decir verdad, su viaje le había hecho bien, se veía más guapo que de costumbre, pero sus ojos no eran los mismo que yo recordaba.

Entre y el primero en saludarme fue Alex con dos sonoros besos en cada una de mis mejillas y un gran abrazo, juro que amo a este hombre es demasiado tierno. La mirada de Benjamín estaba en nosotros y nuestro acto cursi de amigos, la verdad es que su mirada no era nada grata y daba un poco de miedo, ha pasado tanto tiempo y sigue siendo el mismo posesivo de siempre.

Caminé hasta la mesa, me senté y le dije – Hola, lamento llegar tarde – con mi mejor sonrisa.

- Hay cosas que no cambian Mila –

- Tienes toda la razón – cuando trataba de ser gentil el imbécil siempre hacia todo para enojarme y que mis buenas intenciones se fueran por el caño.

- Parece que te has divertido el tiempo que yo no he estado aquí – qué está tratando de insinuar, este es idiota y se pegó en la cabeza y quedo más retrasado.

- No vine aquí a escuchar tus estupideces Benjamín, con permiso – tome mi cartera, me pare y me fui de ahí, quien se creía que era para venir y tratarme de esta forma. Toda la rabia que tenía acumulada salió en ese momento y gracias al cielo mi orgullo salió a flote en ese momento.

- Oye espera – ahí estaba el tarado.

- ¿qué quieres? – mi mal humor salió en esas dos palabras que pronuncie dejándole en claro que era la última vez que lo escucharía.

- Perdón ok, no sé porque dije esas idioteces, ¿sí?

- Claro que sabes el porqué, pero sabes que Benjamín no pienso perder mi tiempo escuchando algo que ya no tiene solución, entre tú y yo ya no hay nada.

- Mila está bien, pero tienes que escuchar algo – me había prometido que lo escucharía, camina en silencio hasta un parque cercano, nos sentamos en una banca y estaba lista para escucharlo.

- Está bien habla, soy toda oídos.

- Yo fui un estúpido al aceptar esa apuesta con Luciano, tú al principio no me gustabas, pero con el tiempo te fui conociendo y me cautivas, enamoraste cada célula de mi cuerpo y sé que la cague en ocultarte todo, pero tenía miedo a que todo terminará, como termino, tenía miedo a perderte, tengo miedo a perderte.

- Benjamín todo eso ya paso, yo te disculpe por todo, y yo te quiero y siempre te voy a querer, no te quiero lejos de mi vida, tenemos amigos en común, cosas que unen y por eso teníamos que hablar y arreglar todo esto.

- Mila por favor – no lo deje terminar, no podía dar mi brazo a torcer.

- Ben las cosas que ya pasaron no se pueden cambiar – las lágrimas caían por mis mejillas – todo pasa por algo y siempre vas a poder contar conmigo, pero como una amiga, yo necesito sanar y aprender de todo lo que paso, así como lo hiciste tú, te quiero, pero no podemos hacernos más daño.

- Está bien, como tú lo quieras, seguiremos siendo amigos, yo no quiero perderte del todo, para mi eres especial e importante, pero recuerda siempre voy a estar esperando a que algo pase.

- Gracias Ben – sin nada más que decirnos, nos dimos un abrazo y me fui rumbo a mi lugar, a mi mirador a pensar si lo que había decidido estaba bien, la verdad es que me sentía en paz conmigo y dice que cuando pasa esto, es porque tomaste la mejor opción para ti.







Narra Benjamín







Fui a la playa, sabía que pasaría esto, la conozco demasiado bien, para mi ella es un libro abierto, en cuanto llego supe cuál era su decisión y por miedo a todo dije estupideces, sin duda es una gran mujer, no la perdí cien por ciento, la tendré presente en mi vida como una gran amiga y tal vez en algún tiempo más volvamos a ser lo que éramos o simplemente será un lindo y gran aprendizaje en mi vida.

Voy a extrañar tenerla en mi cama, tener sus labios en los míos, sentir su olor en mi almohada, verla dormir, sentir sus frías manos abrazándome por las noches, sus risas en la casa, me siento en parte vacío, pero conforme, no se puede tener todo en la vida.

Nos hemos juntados todos y es bueno saber que no hay tensión entre nosotros y que todo es parecido a como era en el tiempo en que estábamos juntos, es lindo verla sonreír y ver que a medida que va pasando el tiempo ella va recuperando la esencia que yo ayude a destruir.

Aunque sea desde lejos, me gusta estar presente en su vida y verla vivir, poderla abrazar como un amigo, pero todavía no pierdo la esperanza de volver a conquistarla.













Fin. 

En Efecto Tú (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora