"No se trataba de rabia ni resentimiento, mucho menos de odio; lo mío era una cuestión de decepción por andar siempre esperando lo que yo estaría dispuesto a dar". – Edwin Vergara.
Ha pasado un año desde la última vez que pensé haber desecho cualquier tipo de sentimiento de por él, pero que gran mentira pretendí creer, claramente quería que fuera real y que lo que estaba pasando solo sea producto de un juego mental, de un mal sueño, una imaginación de mi subconsciente, pero la realidad siempre supera la ficción.
Ultimo año de universidad para él, penúltimo para mí, era poca la cercanía que teníamos últimamente, cada vez hablábamos menos, la distancia entre nosotros se hacía cada vez más presente y yo sentía que podía con esto, que no me ganaría, que saldría con la frente en alto y diría gane, por fin lo pude olvidar.
Era día viernes y estaba sola en el departamento Lotie se había ido de viaje y yo había optado por quedarme en esta hermosa ciudad, sabia de ante mano que hoy habría fiesta de medicina en un quincho privado y para serles sincera tenía ganas de ir y olvidarme del mundo; me aliste con unos jeans bien ajustado y una blusa color granate con transparencia en la espalda, unas botas porque esta semana no había dejado de llover y mi bolso.
Tome un Uber y di la dirección, la verdad es que para mí era muy raro salir sin Lotie, así que llame a una compañera de la carrera para que vayamos juntas, baje del Uber mientras marcaba el número de Javiera para saber dónde estaba, el teléfono sonaba y sonaba, pero nada de que ella cogiera la llamada, así que decidí entrar a la fiesta por mi cuenta y buscarla dentro de esta.
No alcance a dar una vuelta cuando los celos invadieron todo mi ser y me dirigí a la barra por un corto de tequila, ahora entendía porque mi supuesta "amiga" no atendía su celular, estaba ocupada bailando con él, con la persona que no puedo olvidar siendo que ya han pasado alrededor de cuatro años, cuatros años donde me hago la fuerte y trato de ignorarlo, de ignorar todo lo que siento por él, de hacer como si no existiera, de mentirme a mí misma constantemente.
La noche entera pase en la barra sentada hablando con las niñas que atendían, mientras tomaba un vaso de Pisco con bebida blanca, algunas veces salía a fumar, pero cada vez que se me ocurría salir los tenía que ver juntos, abrazados, bailando acaramelados, riéndose. Me molestaba todo, absolutamente todo, me sentía tan sola y destruida, vulnerada, con lo poco de corazón que me quedaba totalmente destruido.
Estaba en la barra cuando de repente llega un chico demasiado ebrio y trata de entrar a un lugar que estaba prohibido y yo en mi locura temporal, porque de verdad no sé porque lo hice trate de alejarlo de ahí diciéndole que no podía entrar, que se fuera mejor, estaba en eso cuando sentí dos golpes y luego de eso llega una amigo a defenderme, lo primero que hice fue salir de ahí a buscar a mi única amiga que tenía en esos momentos para que me consuele, no me importo si estaba con él o no, me habían pasado a golpear y sin ningún motivo.
Cuando me acerqué donde ellos me enteré de que a la Javiera igual le habían pegado y él la estaba consolando en sus brazos, diciéndole que todo iba a estar bien.
- ¿qué te pasa Mila? – su voz, hace tanto tiempo que no la escucha, mi nombre en sus labios me hacía querer llorar, sentía como mis ojos acumulaban agua y en cualquier momento me podría a llorar y nadie sería capaz de detener mi llanto, tenía tantas cosas acumuladas, tanto que decir, pero no podía.
- Yo ... a mi igual me golpearon – mi voz salió tan despacio, con tanto miedo o temor, con la esperanza de que un poco del cariño o consuelo que estaba recibiendo mi amiga fuera mío, de volver a estar entre sus brazos, de tener contención de él, no sé porque aún espero algo de él, algo que sé nunca va a llegar.
- Deberías a ver llamado a la policía – eso fue todo lo que me dijo, para luego irse con ella a otro lugar, sentí como mi corazón en ese momento se detuvo y dolía, dolía tanto que si no fuera porque un amigo llego me hubiera hundido en un mar de lágrimas.
Él me contuvo, él me dijo que todo estaría bien y que tenía que ser fuerte, que tenía que dejar de esperar cosas de Benjamín, que tenía que cerrar el libro, por mi sanidad mental. Me fui a mi departamento y llore toda la noche, tal vez piense que es masoquismo puro, pero mi alma y mi corazón necesitaban botar la pena de alguna forma y las lágrimas que han sido mi fiel compañera durante estos años, se hicieron presente con más fuerza esta vez y espero que sea la última.
El lunes fui a clases temprano y de verdad esperaba no encontrarlo por la Universidad, pero el cruel destino se empeña en juntarnos.
- ¿cómo estás? – dos palabras que esperaba con ansias escuchar el sábado en la madrugada, fueron pronunciadas por sus labios muy tarde.
- Bien – fue lo único que pude decir, y antes de irme me dio un chocolate, no quería nada de él, pero lo acepté igual.
Lotie aún seguía de viaje y la verdad es que no la iba a llamar para contarle esto y hacer que vuelva, quería que disfrutará, pero no podía dejar de preguntarme tantas cosas, que sé que nunca van a tener explicación, el tiempo tiene efecto en las cosas materiales, pero también en los sentimientos de las personas, mientras algunos olvidan, otros viven su vida recordando algo que nunca volverá, que jamás recuperaran, porque un jarrón roto, aunque lo pegues no vuelve a ser el mismo. El tiempo para uno de ellos paso, lo volvió frío, distante y a la otra persona le rompió el corazón.
Fin.
ESTÁS LEYENDO
En Efecto Tú (TERMINADA)
RomanceEn la vida siempre habrá una persona capaz de atravesar el muro que nos hemos encargado de construir para protegernos de cosas que nos dañaron y que no queremos que vuelvan a ocurrir pero qué pasa cuando con tan solo una mirada quedas indefenso dela...