Capítulo 4: Ropa mojada

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En algún lugar en el infinito desierto de tiempo, si se es afortunado, se puede encontrar el viajero con una serie de puertas y muros de libros tan altos como alcanza la vista y que en su conjunto construyen un gran laberinto conocido como "Bibliothecam magnam" o gran biblioteca; dicho lugar -si es que se le puede llamar así, lo más probable es que se trate de otra dimensión,  un segundo de tiempo o una molécula de polvo cósmico-, alberga a la entidad conocida como Maktub, protector(a) de la gran biblioteca en donde cada ser mortal en el cosmos posee un tomo con su presente pasado y futuro, dimensiones que para Maktub, o Destino, son una sola y ningún ser viviente es capaz de escapar a su mirada.
                            
                                                                                               ***
− ¿Vendrás o no? –pregunto por milésima vez a Fernanda mientras veo la televisión. Escucho un resoplido desde el otro lado de la línea.

− Es que tengo algo muy importante que hacer –refunfuña.

Okey, la gótica siempre ha sido rara, pero últimamente su índice de rareza ha superado todos los límites, no responde a mis preguntas y necesito respuestas. Si, sé que dije no me involucraría en sus asuntos, pero esto ya me tiene intrigada, incluso más que esas extrañas pesadillas que tengo por las noches.

−Fernanda, ¿Qué podría ser más importante que acompañar a tu indefensa amiga que ha sido obligada a ir a la peor fiesta del mundo con una loca que responde al nombre de Tania? – uff, eso fue demasiado largo de decir.

− ¿Paris sigues ahí? – Alejo el celular de mi oreja cuando un molesto ruido comienza – creo que hay algo de interferencia ¿puedes oírme?

Pongo los ojos en blanco, aunque sé que ella no puede verme.

−Eres pésima haciendo el ruido de interferencia.

−No sé qué estás diciendo así que me temo tendré que cortar.

− ¡Espera no...! – y cortó la muy maldita hija de su. Alto. Mente positiva Paris. P-o-s-i-t-i-v-a.

No es tan malo, solo estarás sola por quien sabe cuánto, rodeada de adolescentes con las hormonas revoloteadas y con algunos tragos de más, digo ¿Qué podría salir mal? No es como si alguien tratara de violarme, raptarme, asesinarme o algo... ¿o sí? Creo que alguien debe dejar de ver Criminal minds.

Salem salta a mi regazo exigiéndome que le haga cariño, a veces los gatos pueden ser demasiado demandantes, acaricio detrás de su oreja, donde sé que se encuentra su punto débil. Ronronea a la vez que se hace un ovillo en mis piernas y decide utilizarme como su cama humana.

El celular comienza a vibrar, ¡Ja! De seguro la malvada gótica ya solucionó sus problemas de "interferencia". Me lo llevo a la oreja sin mirar.

−Vaya, vaya, miren quien se decidió a llamar – contesto cortante.

−Wow, ¿ahora que hice? – La voz masculina al otro lado de la línea me hace levantarme de un respingo. Salem se molesta, pero aun así no sale de mis piernas.

− Benjamín, hola, no, no te preocupes, eso que  dije era para la gótica innombrable para mi desde ahora en adelante.

− Te refieres a que ahora es una especie de Voldemort o ¿algo así?

−Algo así –  río, acariciando el lomo se Salem.

Las puertas de ParisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora