Capítulo 44 Decisión

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Es ahora o nunca Paris, debes hacerlo – ordena sin turbación alguna

Me quedo helada, procesando todo lo que acaba de ocurrir

Escucho los pasos de Pool acercándose, alzo la mirada viéndole, con las lágrimas amenazando por salir pero obligándome a mantenerme firme. Él no se ve mejor que yo. Estira el brazo en mi dirección, pero se queda en vilo por unos segundos antes de tomar una bocanada de aire, armándose de valor y continuando su camino hacia mi brazo.

Su tacto me provoca un hormigueo insistente en el pecho, suelto una sonrisa triste sabiendo que lo que siempre consideré una chispa de electricidad entre nosotros no era más que los efectos secundarios de tocar a un necro nauta. Sin embargo hay algo que ninguna fuerza sobre natural puede controlar y es el galopeo frenético de mi corazón. Eso no ha cambiado.

Siempre será de esa forma cuando se trata de Daniel Pool.

Un sollozo se escurre por mi garganta, llevo las manos a la boca intentando detenerlo, pero el lamento angustiado que escapa de los labios de Daniel pone las cosas más difíciles de lo que son. Con un rápido movimiento une nuestras frentes, ambos cerramos los ojos para no marcar el dolor y la angustia en los iris del otro.

¡MÁTALO PARIS! –Ordena con un gruñido que me hace estremecer – ¡MATALO Y TERMINA CON TODO ESTO, SALVA TU MUNDO, SALVA A TU MADRE!

Sus palabras se clavan en lo más profundo de mi interior, haciéndome sentir herida, la mente se me queda en blanco y me pierdo en una mar de decisiones tormentosas, no sé cómo continuar ni en qué momento hemos llegado a este punto de la historia. Un punto muerto en donde decida lo que decida alguien saldrá gravemente herido.

Es mi parte egoísta quien decide hablar.

−No puedo...−susurro con la voz quebrada, abriendo los ojos y viendo directamente al chico ingles frente a mí. Lo miro atentamente, todo de él, sus ojos miel, su barbilla bien perfilada, sus pómulos, el movimiento casi imperceptible de las aletas de su nariz cuando toma aire y lo exhala poco después, esos hoyuelos escondidos en sus mejillas y su boca...no había forma de saberlo, aun cuando las señales estuvieron siempre ahí; Mi desmayo la primera vez que nuestros cuerpos se toparon, la electricidad que sentimos al besarnos, el cosquilleo en mi pecho esa noche en el baño cuando lo ayudé a pensar, el tatuaje marcado en su brazo, todo estaba ahí.

Pero es imposible ver cuando se tiene el corazón encandilado.

Pool acaricia ambos lados de mi rostro con suma suavidad, rozando las yemas de sus dedos por mis mejillas de una forma tan dulce y leve, que si no estuviera viéndole no sabría si me está tocando siquiera. Su pulgar roza mi labio inferior y continúa bajando hasta mi mentón para luego, detener su camino en mi clavícula.

− ¿Recuerdas esa vez, cuando preguntaste si era un Vampiro? – musita. Asiento, con las mejillas ardientes y los ojos aguados.

−Ojala hubiera dicho que si – sonríe triste. Una lagrima escurridiza se me escapa, mojando todo el camino de mis ojos a mi boca, ya en su último aliento Daniel la atrapa con su pulgar –Siempre supe que había algo extraño en mi...pero nunca pensé que terminaría así −susurra

Quiero hablar, decirle algo, cualquier cosa por más mínima que sea, pero el nudo en la garganta no me permite hacerlo, así que solo me quedo con mis emociones reflejadas en mis ojos, esperando que él sea capaz de leerlas antes de que se vuelvan lágrimas y rueden hacia el suelo.

La muerte continúa profiriendo órdenes y amenazas, pero no escucho. Su profunda y rabiosa voz es solo un murmullo perdido en algún lugar de mi cabeza.

−Tienes una decisión entre manos –Las toma entre las suyas protegiéndolas con su calor – Pero no tienes que elegir...– La fuerza de su mirada me oprime el corazón −... no te pediré que lo hagas

Un sollozo se me escapa.

Oleadas de viento azotan la arena, removiendo todo a su paso, sin embargo no a nosotros. Sostengo la mirada de Daniel en la mía, notando como una imperceptible lágrima comienza a mojar la comisura de sus ojos.

No lo pienso. Me lanzo hacia él, aferrándome a su cuello, deseando jamás tener que separarnos. Lo abrazo fuerte, fuerte como el deseo que tengo que todo esto sea un sueño, fuerte como los brazos con los que me rodea, fuerte como las emociones que me hace sentir y que me ha dejado en claro él también siente, y fuerte, como el sentimiento que ha anidado en mi corazón y solo responde a un nombre.

−No quiero tener que hacerlo –sollozo en el hueco de su cuello

−Solo hay una manera, lo sabes–susurra con la voz a punto de quebrarse pero yo niego con fuerza, aferrando mi agarre en el cuello de su camisa

Afuera la arena se arremolina, agitándose con ímpetu y emitiendo un silbido aterrador. La expresión de Daniel cambia de pronto, tornándose serio.

−Pero no me iré tan fácilmente –sus palabras acarician mi oído, me alejo sin entender a lo que se refiere y abro la boca para preguntar

Pero el viento choca contra mí, revolviéndome el pelo y pegándome la ropa a la piel. Intento quitarme el cabello de la cara y la arena que amenaza con entrarme a la boca y ojos, es casi imposible, el viento sopla con tanta intensidad que me es difícil mantenerme en pie, sin embrago logro ver como como Daniel se mantiene impávido. Como si la arena ni siquiera le tocara.

Extiende sus brazos al aire, dejándose abrazar por la tormenta de arena, una oleada de esta me golpea de frente, tirándome hacia atrás. Me incorporo con rapidez logrando ver como su figura se pierde entre la arena, hasta desaparecer completamente.

¿Qué...?

El viento cesa de pronto, tan abruptamente que mis oídos no logran ajustarse al silencio que viene con ello.

Se ha ido.

No, no se ha ido –responde, como si leyera mis pensamientos –Huyó evidentemente, pero se mantiene entre dimensiones.

Es un Necro nauta joven, aún no controla su poder ni conoce tanto de este mundo, eso lo vuelve aún más peligroso, casi letal.

− ¿No hay alguna otra forma que no sea...matarlo? –Pregunto muy bajito, dudando incluso de que me haya escuchado.

De todas, la muerte es la más... amigable, no imaginas las diversas maneras que hay para despojar un alma Paris.

Me seco las lágrimas con la manga del suéter. Inhalo fuertemente

Puedo entenderlo –señala de pronto− Toda mi existencia me ha tocado ver esa expresión que llevas en el rostro, sentir ese apretón invisible y doloroso en el centro de tu pecho, en eso que ustedes llaman corazón. Generalmente ese dolor se me es atribuido. Pero contigo es diferente, la conexión de tu alma lo es, puedo sentirla dentro de ti de una manera particular... –Se queda en silencio unos momentos, sopesando sus palabras −...Quizás por ello puedas ver al Necro nauta y seas la única de la cual pende la existencia de las dimensiones.

Ahogo un sollozo dentro de mi pecho, sintiendo como choca en las paredes de mi cuerpo, aullando por poder salir.

Es una decisión difícil Paris, puedo sentir eso también en su alma, rodeada de un sentimiento que los humanos llaman "Amor", algo que creo puedo llegar a comprender...pero a veces, lo que creemos correcto resulta ser una mala decisión que disfraza miedos y egoísmos propios.

Es Destino obligándote a hacer una elección que ya está escrita, solo tienes que aventurarte a averiguar qué fue lo que elegiste, recordar que está en juego y luchar por eso.

Luchar, al final a eso se resume todo

Las puertas de ParisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora