Capítulo 29 A que no adivinas

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−No puede creer que vaya a la playa con la ayudante más linda de todo el mundo –Gabriel estira su brazo hasta posarlo sobre mis hombros. Me sacudo divertida, poniendo un poco de distancia entre ambos

−Sí, tú y un gran número de chicos más

− ¿Tenías que decir eso no? –bufa, metiendo las manos en los bolsillos.

Revuelvo su cabello divertida con una mano, él solo rueda los ojos haciendo una mueca con los labios.

Pocos metros más allá Pool habla por celular, una línea se forma en su ceño pero luego de intercambiar unas cuantas palabras parece relajarse. Mira la hora en su reloj de pulsera y siente animadamente como si la persona del otro lado pudiera verlo.

Voltea hacia mí y levanta la mano con su pulgar en alto, le devuelvo el gesto sonriendo ampliamente y aplaudiendo entusiasmada. Nuestro primer viaje a terreno con el curso y ya veía que el chofer del bus contratado por la Universidad nos dejaba plantados.

Pool se acerca, con la cámara fotográfica colgándole del cuello. Frota amabas manos entre sí intentando entrar en calor mientras su aliento helado se cuela por entre ellas.

Espero que no sea un mal presagio que justo el día que escogimos para el viaje a la playa haya coincidido con la mañana más fría en Talca.

− ¿Y bien? –pregunto en cuanto lo tengo lo suficientemente cerca

−Tuvo un "pequeño" retraso –hace comillas en el aire, deteniéndose el en hecho de que llevamos alrededor de una hora esperando por el bus. Yo ya estoy acostumbrada a esto, sin embargo creo que la puntualidad inglesa de Pool debe sentirse sumamente ofendida en estos momentos –Pero dijo que ya viene cerca

Palmeo su hombro, intentando no mencionarle que ese "cerca" tardará un buen tanto en llegar.

−Mejor comencemos a agrupar a los chicos antes de que llegue

−Sí, ya va... −mis ojos se agrandan en cuento ven doblar un auto en la esquina, Pool mira hacia la zona que me ha dejado sin habla, pero la confusión en su rostro no se asemeja a la cara que debo tener ahora

El auto estaciona frente a nosotros y esperamos expectantes a que sus pasajeros bajen. La puerta de atrás se abre, una pierna larga, adornada por unas botas de cuero negro son lo primero en aparecer. Todos se quedan en silencio de pronto, admirando el espectáculo que está dando

−No puede ser –dejo escapar un suspiro

− ¿Qué? ¿No estas feliz de vernos?

Tania se nos planta en frente, con un sombrero de alas grandes, lentes tornasoles y un vestido veraniego color crema, ni siquiera sé cómo puede verse así de espectacular y no sentir frío alguno. Yo llevo encima dos camisetas y si fuera posible me pondría dos pares de zapatillas y aun así sentiría que muero de hipotermia.

−Hola Tania –Pool toma su cámara y saca una instantánea de la chica. Tania de inmediato posa para el lente...y para los mucho chicos que se han quedado embobados mirándola. Extiende la foto hacia ella − ¿No tienes frío?

Aprieta una de las mejillas de Pool, dejándola levemente rojiza, pero esto no parece molestarle al chico inglés

−Es tan tierno que te preocupes –sonríe –Pero no, ¿Sabías que el frío es psicológico?

Ruedo los ojos internamente.

Fernanda y Benjamín aparecen en ese momento, ubicándose uno a cada lado de ella.

Las puertas de ParisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora