La corriente me azota con fuerza, pero no me molesta, la temperatura es tan baja que ya casi he perdido la sensibilidad en mi cuerpo. Espero que el agua me arrastre quien sabe dónde, pero llega un momento en el que las corrientes se detienen de sopetón. Intento abrir los ojos, pero lo cierto es que no soy tan buena en esto como algunas personas, siento como el agua escuece mis ojos y veo todo como si estuviera tras un cristal totalmente empañado.
Tomo control de mi cuerpo, comenzando a nadar en busca de Pool. Noto un brillo inusual proveniente de las profundidades, y estoy tan segura de lo que eso significa, que ni siquiera siento miedo al impulsarme con manos y pies hacia abajo, aun cuando mi sentido común me grita que es hacia arriba donde debería nadar.
La luminosidad me envuelve y cierro mis ojos con miedo a quedar ciega frente a tanta luz. Puedo sentir como cruzo una barrera invisible y pronto ya no hay agua rodeándome si no que tierra firme.
Mis pulmones piden oxígeno a gritos, sacudiendo mi pecho y contrayéndolo hasta que al fin logra su cometido y el agua abandona mi organismo, permitiéndome disfrutar del aire que entra por mi garganta y me hace volver a la realidad.
Me incorporo de golpe, la nieve a dado paso a una selva peligrosa que se eleva ante mí en todo su esplendor. Giro mi cabeza al escuchar ramas de árboles siendo removidas con brusquedad, noto como un rastro de agua en forma de pisadas va formando un camino que se pierde justo en el lugar de donde provienen los ruidos. Me pongo de pie rápido y corro, haciendo mi sendero por entre las lianas.
Siento que corro sin una dirección fija, casi a ciegas y si no fuera porque el cosquilleo en mi pecho me dice que voy por buen camino ya me habría detenido hace un buen rato. Los arboles a mi alrededor comienzan a torcerse, poniéndome alerta y logrando esquivarlos justo al instante en que caen en mi dirección. Salto hacia un costado, quitando mi pierna antes de que un tronco se estrelle en ella.
Sé que ha sido Pool, ya con anterioridad he sido testigo de su poder. La imagen de los libros cayendo sobre mí hacen hueco en mi memoria. Pero no dejo que eso me detenga, continuo tras de él.
Se pierde tras unas enredaderas secas, tengo un impulso de detenerme ya que no se ve como si hubiera camino por detrás, pero asumo debe ser otro portal. Pool parece conocerlos casi todos.
Una flecha roza mi hombro, rompiendo las hebras de mi suéter, me cubro la cabeza con las manos, intentando protegerme de la ola de flechas que parecen salir de todas direcciones. A mi alrededor un centenar de guerreros chinos se disputan en una pelea a muerte. Un de las flechas casi impacta de frente a Daniel. Ahogo un grito, sin embargo la esquiva ágilmente. Aumenta la velocidad. Tengo miedo de perderlo de vista, pero ruego al cielo que mis piernas sean capaces de seguirle el ritmo.
La gran muralla china se yergue frente a nosotros. Me preparo para que se detenga. No hay modo de escapar, sin embargo no disminuye el ritmo en ningún momento y para cuando su cuerpo desaparece por entre la muralla me reprendo a mí misma por seguir sorprendiéndome aun sabiendo que conoce todos los portales.
Tomo aire y cierro los ojos cuando cruzo por la muralla. Choco contra muchos cuerpos y debo hacer un esfuerzo monumental por no caer de bruces al suelo. Agito las manos tomando lo primero que encuentro, que resulta ser uno de los pomposos vestidos que utilizan las mujeres de esta época.
La mujer grita, siendo socorrida de inmediato por uno de los tantos hombres vestidos con elegantes trajes. Los murmullos de otras mujeres se hacen eco en el lugar y para cuando miro hacia allá comprendo que Pool tampoco ha podido evitar chocar. Se pone de pie con rapidez, mira a ambos lados, me escondo detrás de la cola de los vestidos de un grupo de damas que esperan ser sacadas a bailar. Lo observo con detención, aun no me ha visto así que se dirige hacia la otra sala, en donde puedo ver a las parejas bailando al ritmo de complejas coreografías.
Lo sigo desde atrás, esperando que no pueda verme.
No puedo evitar sentirme atrapada en el mundo de "Orgullo y prejuicio", siento que en cualquier momento podría encontrarme a Elizabeth Bennett discutiendo con el Señor Darcy.
Se mezcla entre los cuerpos que bailan de un lado a otro, lo sigo de cerca intentado no pisar los costosos vestidos que se ponen en mi camino ni marearme entre tanta coreografía. Un par de niños revoltosos comienzan a correr alborotando a las parejas en la pista, uno de ellos tropieza con Pool quien alcanza a tomarlo justo antes de que se golpee en el suelo. El niño abre los ojos como platos, no entendiendo como sigue en pie.
Aprovecho ese momento para ganar ventaja y posicionarme muy cerca de él. Reúno todo el coraje que tengo y lo tomo del brazo. Siento como su cuerpo se tensa por completo. Vuelve su cabeza hacia mí.
− ¡Daniel! –exclamo pero se sacude con fuerza y me veo obligada a soltarlo
Comienza a alejarse, pero la pista de baile parece haberse repletado y pronto nos vemos encerrados entre parejas que se mueven y giran sincronizadas. Nuestros cuerpos chocan uno frente al otro pero él se remueve, intentando escapar.
Lo tomo por los hombros en un intento de retenerlo
− ¡Por favor no sigas! – Ruego, con el corazón apretado – Ya no hay donde huir
− ¡NO DEJARÉ QUE ME MATES! – ruge, con los ojos inyectados en sangre
− ¡¿CREES QUE QUIERO HACERLO!? −suelto en un alarido
−Ya tomaste la decisión – toma mis manos y las aparta con brusquedad de sus hombros
Pero no le hago caso. Lo tomo de ambos lados de la cara, obligándolo a mirarme
−Hay otra opción – digo, sintiendo como me duele el corazón con cada palabra – Solo tienes que escucharme y dejar de huir
−No... –niega con la cabeza bajando la mirada al suelo. Toma aire antes de subir sus ojos y detenerse en los míos que le devuelven la mirada expectante – Estas mintiendo – retrocede, como si mi cercanía le quemara el cuerpo
Un nudo se posa en mi garganta.
− ¡MIENTES! –su pecho sube y baja de manera irregular. Sucumbo ante el miedo y dolor que reflejan sus ojos
− ¡No Daniel!
Se toma la cabeza con desesperación, intento acercarme pero la mirada en sus ojos me deja fría en el lugar. Los vestidos a nuestro alrededor comienzan a difuminarse, las paredes comienzan a desaparecer y pronto el piso bajo nuestros pies comienza a temblar.
Consciente de lo que ocurrirá después me lanzo hacia él, viendo el piso romperse en miles de pedazos. El espesor de la negrura nos consume por completo dejándonos suspendidos por un momento antes de dejarnos caer de golpe.
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Las puertas de Paris
Novela JuvenilParis Ruiz es una estudiante común, hasta que con la llegada de Daniel Pool como estudiante de intercambio a su Universidad, comienza a tener una serie de sueños que la llevan a un extraño desierto habitado por seres cósmicos tan misteriosos como su...