Capítulo 36 ¿Dónde está?

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Cuando alcé la vista hacia el cielo me sorprendieron dos cosas. 

La primera: Que el azul era tan intenso, que las nubes realzaban de una manera impresionante ahí en lo alto, viéndose más blancas que nunca. 

Lo segundo: Que pese a ser de día, la luna se alzaba en todo su esplendor.

El aire era cálido y ya casi podía sentir pequeñas gotas de sudor formándose en mi cara. Inspeccione el lugar, sin duda había mucha arena pero podía distinguir ruinas de lo que supongo fueron construcciones de tapial.

Camino intentando distinguir alguna puerta.

Siento como si la arena cambiara bajo mis pies, como si de pronto se volviera más dura e incluso no me hundiera a cada paso, pero no le doy mayor importancia.

Me acerco a una de las construcciones, no parece tan deteriorada como las demás, paso por el umbral y siento como si estuviera en una casa, pudiendo diferenciar claramente los espacios designados a habitaciones, salas y cocina, pero una de las murallas absorbe toda mi atención, en ella distingo una especie de dibujo, paso mi mano sobre ella intentando verlo con mayor claridad pero lo único que puedo diferenciar es lo que pareciera el contorno de una figura humana y junto a ella algo escrito en un idioma desconocido.

Murmullos me hacen voltear rápidamente hacia el hueco de la ventana, poniéndome en cuclillas instintivamente y acercándome a ella, me asomo con sumo cuidado hasta que al fin logro ver pequeñas criaturas de color café, que con largos brazos se impulsan hacia adelante rápidamente como si escaparan de algo. El estómago se me revuelve, no es una imagen agradable de ver.

Un poco de polvo cae en mi cabeza, me sacudo al tiempo que siento como el piso también lo hace, me levanto rápidamente y corro hacia la salida hasta que me paro en seco al ver como la arena pareciera reunirse en el centro, a estas alturas mantenerse en pie es casi imposible, por lo que no alcanzo a darme cuenta cuando ya estoy en el suelo, algunas ruinas pasan por mi costado, las esquivo, al darme cuenta de que estamos siendo atraídos hacia el centro, reúno todas mis fuerzas y lucho en contra de la corriente de arena y pedazos de tapial, me impulso con las palmas de las manos hacia adelante, logrando ponerme en pie y correr en la dirección contraria, pero es casi como subir por una escalera mecánica, no avanzo nada pero al menos no sigo yéndome hacia atrás.

De pronto todo movimiento cesa y al fin avanzo, me siento aliviada, pero en cuanto una mano gigantesca se estampa contra es suelo, a escasos metros de mí y arrasando con toda la arena a su paso tengo un estúpido impulso de mirar hacia atrás.

Y lo veo

El torso de una figura masculina se alza formado completamente con la arena y los diversos restos que se encuentran en este lugar, un grito se atora en mi garganta y comienzo a sudar frío.

Más ahora que lo tengo en frente.

Y sobre todo cuando su mano se alza directo hacia mi.

(...)

"Deje su mensaje después del tono"

Informa una voz robótica desde el otro lado

Cuelgo el teléfono antes de eso. Me abrocho los zapatos y me detengo a  mirar mi reflejo en el espejo pegado a la muralla. Algo me falta, frunzo la boca buscando entre mis cosas hasta que al fin encuentro el labial rojo marfil que quería, me lo pongo, haciendo una fina línea con los labios y estando conforme con el resultado.

Me acomodo el pelo con las manos antes de salir de la habitación directo hacia la salida

— ¿Dónde vas? — mamá prepara el desayuno tras el mesón, lleva puesto el delantal floreado que tanto le gusta, creí haberlo botado la semana pasada, pero ya veo que lo recogió

Las puertas de ParisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora