Capítulo 30 La douleur exquise

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Lo primero que noto es que Pool está demasiado desabrigado para andar caminando a estas horas por la playa, lo segundo, que yo para mi buena suerte llevo puesto un chaleco extra lana tejido por las expertas manos de las artesanas de los alrededores de Iloca. Eso es lo bueno de vivir en un pueblo costero, siempre tienes cerca artesanías y ropa abrigada para comprar.

Para nuestra suerte, la luna nos protege de andar caminando a oscuras, pero de no ser así tampoco sería un problema. Conozco esta playa como la palma de mi mano.

− ¿Por qué se llama Iloca? –Pool saca un envoltorio de chicle y lo extiende ofreciéndome. Saco uno antes de responder

−La verdad nunca me lo había preguntado –confieso, sintiéndome un poco avergonzada de no ser la anfitriona adecuada para el chico Inglés. Pero él mastica su chicle despreocupadamente, entonces recuerdo que yo también tengo uno entre las manos y comienzo a abrirlo

− ¿Sabías que Londres significa "río demasiado ancho para cruzarlo"?

−Nop, no tenía ni idea –señalo, llevando el chicle a la boca

−Si lo sé, es algo tonto. Mejor debería callarme− encoge los hombros y guarda las manos en los bolsillos un tanto avergonzado

−Oh no –me apresuro en contestar –de hecho me resulta interesante

Y no miento. Tengo una vena curiosa bastante desarrollada y el hecho de conocer este tipo de datos atrapan fácilmente mi atención. Aún recuerdo el día en que descubrí que cada prenda de ropa tenía su propia historia, era como tener un armario repleto de historias y poder elegir cual usar.

−Eres como una caja de pandora Pool – admito – todo lo que sale de tu boca es interesante, al menos para mí –Y no me avergüenzo de decirle esa verdad −¿Qué otras cosas sabes?

Me mira con un brillo juguetón en los ojos

−No puedo contarte todo lo que sé, es algo así como mi súper poder. Tengo que ser responsable con mi don. Mi maldición

Suelto una risa ronca

−Está bien hombre araña –lo empujo con mi hombro – pero parece que tu súper poder no te sirve mucho a la hora de leer los gustos de una chica. Lo digo porque aún no la atinas al lugar que anhelo ver algún día

−Eso es porque aún estoy conociendo la primera capa de ti – me observa de reojo antes de continuar – pero ya iré conociéndote. Ya verás

Río ante el tonto recuerdo de Shrek diciendo a burro que los ogros son como las cebollas, con todo eso de las capas. Si, lo sé, no debería haberlo pensado pero fue inevitable

−Pero ya que insistes puede que comparta un poco más de mi sabiduría contigo− se aclara la garganta –aunque te advierto que lo que estoy a punto de revelarte forma parte del gran miedo de muchas personas, incluyéndome

Mi boca forma una "o", completamente curiosa por lo que Pool tiene que contar. Me mira unos instantes fijamente, como si lo que está apunto de decir fuera uno de sus grandes secretos.

−La douleur exquise –pronuncia en un francés perfecto. ¿Cómo es que habla otros idiomas con tanta naturalidad?

− ¿Qué significa?

−Es francés, tu deberías saberlo

Chasqueo la lengua. Odio cuando hacen burla de mi nombre, pero no parece notarlo ya que suelta una carcajada que hace eco por toda la solitaria playa

−Quizás algún día te lo diga – se revuelve el pelo con la mano, formando un remolino gracioso en su cabeza –o quizás no

Nos quedamos en silencio.

Miro hacia las olas que revientan demasiado cerca de nosotros pero de manera inevitable mis ojos se desvían hacia mi acompañante, encontrándome con las sorpresa de que lo suyos también lo hacen. Pero no dejamos de mirarnos, aun cuando lo normal hubiera sido desviar la mirada. Es extraño, o al menos así lo siento yo, es como si estar aquí, en la playa, rodeados de arena oscura, con el sonido estrepitoso de las olas y la oscuridad cubriéndonos por completo, lo volviera todo diferente, más especial.

No me doy cuenta cuando su mano roza la mía levemente, es casi un roce sutil, como una caricia del viento. Sus ojos no se apartan de los míos y por momentos pareciera que sostenemos una conversación silenciosa. Sus dedos acarician el dorso de mi mano y al sentir su tacto frio producto del clima costero instintivamente la corro, no quería hacerlo pero fue inevitable.

Mis cejas se alzan un tanto avergonzada y mi boca se abre levemente intentando excusarme, pero la mano de Pool vuelve rápidamente a su costado. Carraspea levemente antes de esconderla en sus bolsillos.

La tensión se siente en el ambiente de tal manera que tengo que cuidar mis pasos para no tropezar con ella. Pero Pool se detiene antes de que pueda hacerlo. Se gira levemente, fijando su mirada en el camino recorrido

−Deberíamos volver – señala

Abro los ojos como platos al caer en cuenta de que hemos estado caminando por bastante rato

− Tienes razón, volvamos antes de que crean que te secuestré –digo en un intento de romper la tensión

− No sería nada de raro considerando que siempre has querido quedarte a cargo de mis chicos –Bromea

−No me tientes Pool, en cualquier momento me apodero de la clase y pasas a ser el ayudante

Reímos, solos en medio de la noche y un alivio me recorre por completo, cuando de pronto una gota de agua roza mi frente, luego mi nariz y pronto todo a mi alrededor. Me cubro la cabeza con los brazos y ambos apresuramos el paso

− ¿Una carrera? −pregunta

Mi lado juguetón sale a flote y salgo disparada hacia adelante

− ¡El que llega primero se queda con el curso! –Anuncio sin mirar hacia atrás pero estando segura que le he sacado ventaja

Y justo cuando veo la fogata aparecer en el horizonte y teniendo la creencia de que me dejará ganar, aparece a mi lado, sonriendo con suficiencia y dejándome atrás en un dos por tres

−Será para la próxima – señala con la respiración entre cortada en cuanto llego. Ruedo los ojos, golpeando intencionalmente mi hombro con el suyo al pasar

−Te dejé ganar

Y lo deja pasar, dejando que me regocije ante la idea.

Nos encontramos con que todos han comenzado a cargar las cosas dentro del bus así que comenzamos a ayudar, preparando nuestra vuelta a Talca.

− ¿Te vienes con nosotros Paris? –Benjamín pregunta, instalado dentro del auto junto a Tania y Fernanda. Giro a ver a los chicos subiendo en el bus

−Emm, debería irme con ellos –digo, señalando atrás, donde Pool carga las ultimas cosas y comienza a contar el número de chicos que ya están dentro

− ¡Hey Daniel! –Grita Benjamín, haciendo que el chico ingles voltee – Se un buen jefe y deja a Paris libre

− ¿Quién dijo que soy un mal jefe? –protesta − ¿Lo soy Paris?

−Buenooo... −Finjo pensármelo un buen rato, aunque la verdad es que pool no es jefe de nadie, de hecho ambos trabajamos para la Universidad.

Su boca se abre y aunque no dice nada tampoco podría hacerlo. Puesto que las carcajadas de mi amigo resuenan por todo el lugar

−Vete, yo me encargo de todo –hace una mueca y comienza a subir al bus, pero lo detengo antes de que lo haga

−No te enojes... –le digo suavemente. Él rueda los ojos−...Y gracias – sonrío, diciéndole adiós a los chicos con la mano y depositando un fugaz beso en la mejilla de Pool antes de salir corriendo hacia el auto de mi amigo y comenzar nuestro regreso a Talca o como a Pool le gusta llamarla, la ciudad del Trueno.

Las puertas de ParisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora