Capítulo 25 No seré tu cliché

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Recostada en el sofá y con miles de cojines sosteniendo mi pie es que me doy cuenta de lo aburrido que puede ser quedarse sola en casa sin hacer nada y no es porque no me guste, de hecho me encanta, solo que me gustaría más si al menos tuviera mi teléfono conmigo o algún libro y no tuviera que estar aquí viendo una aburrida telenovela de quizás cuantos años sobre una chica que hace poco descubrió es millonaria y podrá quedarse con el jovencito de la serie, quizás eso debería asombrarme pero no he visto ningún otro capítulo, así que no comparto su emoción y además eso me parece un poquito cliché y yo odio los clichés

Miro hacia la encimera de la cocina en donde Tania dejó el control remoto antes de salir, intentaría ir por él, pero mi pierna tiene tantos ungüentos, cremas y otras cosas, que Tania me prohibió estrictamente hacer algún movimiento, de hecho fue bastante enfática en eso mientras masajeaba mi tobillo e intentaba que no me moviera, que puedo decir, soy un poco inquieta

−Tienes suerte de que sepa hacer estas cosas −aprieta el tubo y un hilo de crema sale directo hacia su palma – sabía que las horas de estudio de anatomía servirían algún día

Coloca el tobillo suavemente sobre su regazo y comienza a masajear con movimientos suaves y circulares con sus dedos

—Aun no entiendo cómo pudiste caerte en la mina — suelta una risa —está todo en línea recta

—Eso nunca me ha detenido antes — le informo — ya sabes que últimamente soy un imán para el peligro —busco mi celular en el bolsillo de mi pantalón, pero luego recuerdo que la gótica se fue todo el camino de vuelta jugando el juego de la culebra y que luego lo dejó en mi habitación junto a mis cosas

—No te muevas Paris  —me da un pequeño golpe en la pierna buena — luego que termine aquí tienes estrictamente prohibido hacer cualquier movimiento por al menos un día entero, este tobillo tiene que descansar –informa poniendo su mejor cara de doctora

— ¿Todo el día? Estas exagerando un poco ¿verdad?

—No  —responde seriamente poniéndose de pie — escucha, tengo algunos planes para la tarde así que no estaré aquí vigilándote, tienes permiso para portarte mal siempre y cuando ese tobillo no se mueva

— ¿Tendrías corazón para dejar a tu pobre amiga triste y abandonada en este sillón?

—Nos vemos a la noche

¡ouch! Eso dolió

Termina de quitarse la crema de las manos y toma su abrigo

 — Otra cosa, hoy no podré ver mi novela —toma el control remoto y cambia algunos canales hasta llegar al que quiere – cuéntame que es lo que pasa en este capítulo, en serio quiero saber quién es el misterioso benefactor de la chica —deja el control sobre la encimera

Suelto un suspiro resignada

— ¡No te pierdas ningún detalle!  —grita desde la puerta — ¡quiero que me lo cuentes todo!

Oh, así que por eso era que debía ver la serie

No dejo de mirar el reloj en la pared, solo ha pasado una hora desde que Tania se fue. La serie acaba de terminar y los dedos de mis manos tamborilean por el sillón sin encontrar nada que hacer

Salem baja las escaleras y se detiene al final de estas para lamerse las patas y pasarlas por sobre su oreja

Lo llamo desde el sofá pero finge no oírme, odio cuando los gatos hacen eso

—Creo que alguien se quedará sin comer hoy  —gira se cabeza de inmediato en mi dirección, Ja! Ya conozco tu punto débil minino

Suelta un pequeño maullido y se acerca hacia mí, frotando la cabeza en la orilla del sillón

Las puertas de ParisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora