Cada paso que doy me hace sentir más cansada de lo que ya estoy, siento como que llevara caminando años en este lugar, tomo una pausa. A lo lejos puedo ver lo que tanta atención me ha llamado: Una puerta azul oscuro, escondida tras un montículo de arena.
Se ve como cualquier puerta pero lo que me llama la atención es que se encuentra entreabierta.
Me paro justo en frente de ella y no dudo en abrirla por completo.
Los pasillos son infinitos, pero ya no siento aquel temor que me inundaba por completo, debe ser porque ya he estado aquí antes.
Camino por entre las estanterías repletas de libros, miro hacia arriba solo para darme cuenta de que pareciera no haber un techo y los libros continuaran hacia arriba como si no hubiera fin.
Una sombra pasa de un pasillo al otro. Volteo rápidamente, chocando mi hombro con uno de los estantes, los libros se tambalean pero lanzo mis manos rápidamente hacia el frente para que no se desplomen.
Suelto un suspiro aliviada, no me hubiera gustado tener que lidiar con todo ese desastre, sin embargo un libro cae igualmente boca arriba.
Me agacho para devolverlo a su lugar, pero me detengo cuando leo mi nombre en él. El estruendo de miles de libros cayendo a mi alrededor me hacen dar un respingo, cada libro lleva un nombre distinto, puedo reconocer el de papá, mamá e incluso el de Tania.
-¿Qué es todo esto? − susurro con la voz ahogada producto del nudo en mi garganta.
Pero no puedo averiguarlo, porque justo en el momento en el que abro uno de ellos, una fuerza tira de mí con fuerza hacia atrás, dándome de lleno en la cabeza con uno de los estantes. Siento miles de hormigas en mi cabeza y un líquido caliente recorriendo mi sien. Mi vista se vuelve borrosa.
¿Es posible perder la conciencia dentro de un sueño?
(...)
Un aliento cálido choca contra mi mejilla, me remuevo un poco intentando detenerlo, pero este sigue ahí.
Abro los ojos lentamente, encontrando a Fernanda mirándome muy de cerca con los ojos turnios, me espanto en seguida, pegando un salto hacia atrás y chocando con la punta de mi velador.
−Auch – me sobo la espalda – ¿Cómo es que...?
Fernanda me mira ceñuda.
− ¿En serio preguntarás como entré a tu casa? − Rueda los ojos – llevo haciéndolo por años Paris, ya deberías estar acostumbrada.
Se levanta de la cama y comienza a caminar por mi habitación.
−Me quedé pensando después de ver esa exposición – toma uno de los libros de mi repisa y comienza a ojearlos – y se me ocurrió el lugar perfecto para construir nuestro cubo.
Me impulso hacia atrás, rebotando en el colchón y soplo de mi cara unos mechones de cabello rebeldes.
− ¿Qué hora es? – pregunto.
−Las ocho y media.
−Oh, no – cubro mi cara con mi brazo – no me digas que me despertaste la mañana de mi Sábado para hablar del proyecto – suelto un bufido al ver que es exactamente lo que hizo – eres diabólica.
−El lugar en cuestión es una mina ubicada en Maule – Prosigue la gótica, ignorando completamente mis comentarios – se llama "Mina el Chivato", recuerdo ir ahí hace algún tiempo y el lugar es genial − Se encoje de hombros tratando de disimular la emoción que le produce – la mina está abandonada hace mucho tiempo y la rodean algunas leyendas locas.
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Las puertas de Paris
Teen FictionParis Ruiz es una estudiante común, hasta que con la llegada de Daniel Pool como estudiante de intercambio a su Universidad, comienza a tener una serie de sueños que la llevan a un extraño desierto habitado por seres cósmicos tan misteriosos como su...