La semana transcurrió sin ninguna novedad, aunque claro, eso no quiere decir que haya sido tranquila. He corrido de aquí para allá todos los días, prácticamente solo voy de la casa a la Universidad y de la Universidad a la casa, en donde no llego a descansar si no que a diseñar el cubo en el que Fernanda y yo hemos estado bastante ocupadas, aunque claro, hoy si será mi día de descanso ya que habíamos planeado reunirnos en la casa de la gótica para trabajar pero llamó hace algunas horas diciéndome que su grupo de góticos organizó una reunión secreta a la cual no puede faltar así que hoy no se trabaja, tampoco es que estuviéramos bajo presión, aún queda bastante tiempo para entregarlo.
Así que ahora, cuando al fin preparé todo para mi día de no hacer nada— que básicamente consiste en mucha comida y películas— me sorprendo al escuchar los gruñidos de Tania en su habitación
—¡Rayos! —chilla intentando entrar un par de zapatos en un bolso que ya casi va a explotar
Me asomo por el marco de la puerta y la miro divertida mientras pelea con el cierre del bolso y se golpea en los dedos con este profiriendo un agudo grito de dolor
— ¿Qué le haces a ese pobre bolso? — intento no emitir una carcajada
Voltea rápidamente hacia mí, con el moño despeinado y una, mascara verde con pepinos en la cara, los ojos le brillan y una sonrisa malévola aparece
Ay no, esto no pinta para nada bien
— ¡Paris! — Dice mi nombre con demasiado entusiasmo —te necesito
Entrecierro mis ojos y la escruto con la mirada antes de voltearme y caminar hacia la sala y echarme en el sillón
—Ni siquiera escuchaste para que te necesito —aparece por al frente bloqueándome la visión justo al momento en que el oso golpea a Leo Di Caprio en la espalda —Hoy me sacaré unas fotos polaroid con Daniel
Estiro mi cuello, intentando ver por sobre su cuerpo hacia la pantalla de la TV
— ¿A si? Diviértanse —digo corriéndola con la mano hacia un lado, pero ella se mantiene firme
—Acompáñame, llevo muchos conjuntos de ropa y necesito que alguien las lleve por mí
Ruedo los ojos cansada, odio cuando la Tania frívola aparece
—Paso, búscate otra mula de carga —profiero
—Por favor, no será tanto tiempo —esa mentira ni ella se la cree —prometo que te divertirás
—Déjame pensarlo — llevo la mano a mi barbilla — NO
El sonido del timbre nos hace voltear la cabeza a ambas, miro a Tania con las cejas alzadas y esta tiene los ojos abiertos como platos, retrocede y entra rápidamente a su habitación
− ¡No puede ser! ¡Aun no estoy lista! – Grita, la veo correr al baño quitándose la máscara de la cara y entrando a la pieza nuevamente – no creí que fuera tan puntual- farfulla y actos seguido me mira – entretenlo mientras me cambio – cierra la puerta de un portazo
Suelto un resoplido, no sé cómo siempre termino envuelta en los problemas de Tania, pero bueno, creo que se lo debo por lo de mi tobillo, me pongo en pie, quitándome algunas migas de comida y voy hacia la puerta principal
El chico Ingles está del otro lado, lleva el pelo revuelto cayéndole por la frente de una manera descuidada pero que le queda bien, sus manos juegan con su cámara hasta que abro la puerta y se detienen
—Hola chico Inglés —saludo haciéndome a un lado para que entre
— ¿Chico Ingles? —Cuestiona entrando —¿desde cuándo me llamas así? —una de sus cejas se eleva y yo paso despreocupadamente por su lado y me lanzo al sofá
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Las puertas de Paris
Novela JuvenilParis Ruiz es una estudiante común, hasta que con la llegada de Daniel Pool como estudiante de intercambio a su Universidad, comienza a tener una serie de sueños que la llevan a un extraño desierto habitado por seres cósmicos tan misteriosos como su...