Capítulo 12 Respuestas

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Tumak ayudado por una roca y una vara, afilaba su lanza mientras observaba como Ahot cruzaba el lago congelado cuando este desapareció de un segundo a otro. Rápidamente con agitados movimientos de brazos el cavernario alerta a sus compañeros y parten al rescate de Ahot. El hielo estaba delgado y encontraron el orificio por el cual desapareció. No volverían a ver a Ahot. Tumak reflexionaba en su mente primitiva sobre aquello cuando se percató que la desaparición del hielo es la primera señal de la llegada de tiempos más cálidos.

La llegada del verano traerá consigo la aparición de muchos frutos comestibles en el bosque, pero también significará que ha llegado el momento de encontrarse con la tribu de Roca, proveniente de las montañas e intercambiar -en lo que son los albores del comercio- herramientas, alimentos y hembras. La tradición era intercambiar cada cierto tiempo mujeres, de manera de compartir conocimientos y genes, aunque esto último ellos lo desconocieran.

***

− ¡Ya llegué! − grito, cerrando la puerta tras de mi al entrar

− ¿Cómo estuvo la feria? – papá está en cuclillas, intentado arreglar la llave de la cocina que hace unos días comenzó a soltar agua como loca

−E-eh, bien supongo, si tan solo hubiéramos ido – tomo mi cabello y lo amarro en una coleta – con Benjamín decidimos ir a tomar un helado en vez de eso

Papá deja de atornillar lo que sea que está haciendo y voltea su cabeza en mi dirección

−Oh, entonces asumo lo pasaron bien, eres una loca del helado – sonríe, tomando un trapo y secándose las manos

− ¿Cómo está mamá? Cuando me fui estaba dormida

−Solo está cansada, no ha dormido en algunas noches por el dolor de sus piernas, necesita recuperar fuerzas

−Entiendo, iré a verla – camino hacia su habitación

Veo como mi padre asiente, pero sigue concentrado en su tarea

Llego a la puerta y suavemente giro del pomo, mamá está dormida, así que le lanzo una mirada rápida y me dispongo a cerrar de nuevo

− ¿Paris? – susurra

Asomo la cabeza por el hueco de la puerta

− ¿Cómo estás? No quería despertarte, sé que debes descansar...

− No te preocupes− dice y se acomoda mejor en la cama para poder verme − ¿Cómo te fue con Benjamín?

−Bien, fuimos a comer helado...

−Tu amas el helado− interrumpe

Mis mejillas se sonrojan un poco, a veces es un poco vergonzoso que todos conozcan mi loco y desenfrenado amor por el helado

−Sí, un poco –bromeo – fue bastante divertido a decir verdad

−Eso es bueno, te he notado un poco decaída últimamente− dice, sus ojos luchando para no quedarse dormida

−No es nada mamá, ahora mejor sigue descansando, no quiero quitarte horas de sueño− entro en puntillas y deposito un suave beso en su mejilla – te quiero

−Yo te quiero más− susurra antes de cerrarlos por completo

Subo a mi habitación, no sin antes reírme un poco de papá y su pelea con el grifo, ahora está todo empapado y casi ha inundado la casa.

Dejo la chaqueta en la silla al lado de mi cama, ya está anocheciendo así que pronto tendré que bajar por unas velas, producto de que rompí la única fuente de luz de mi habitación y papá aun no instala su famoso interruptor

Las puertas de ParisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora