04 •

47.9K 5.1K 3.7K
                                    


El sonido de la alarma sonar en mi teléfono celular me despertó. Perezosamente me removí sobre la cama e intenté seguir durmiendo, pero luego recordé que tenía que ponerme de pie rápido para poder llegar a tiempo a la escuela.

El frío viento de la ventana y ese armonioso sonido de los pájaros cantar me volvieron a sacar de ensueño. Sin más remedios, abrí mis ojos encontrándome con una habitación totalmente distinta a la mía y el pantalón de jean negro apretaba demasiado sobre mis piernas. Ahí fue cuando cayó una pequeña ficha en mi cabeza,  haciéndome saber que me había quedado dormido en la cama con la ropa del día anterior puesta y en la habitación que me asignaron para dormir durante un gran periodo de tiempo. Me senté en la cama con mis manos en mi frente y suspiré. Debía primero tomar una ducha caliente y después preparar el desayuno para ir a la escuela, cosa que seria realmente incómodo ir con Park ¿Qué les diré a los idiotas del curso cuando nos viesen venir juntos? ¿Qué yo estaba viviendo en su casa? o tal vez ¿Qué cruzamos caminos? ¿Y si...nadie pregunta nada? vaya a saber uno.

Yo sabía que el pelinegro era extrañamente un maldito popular, y como todo popular que no quieren que lo relacionen con un nerd como yo, hará lo imposible para mentir que nosotros no estábamos viviendo juntos. Y yo le agradecería por eso, porque sí, sabía de antemano que las preguntas vendría aunque yo no quisiese y a mi no me gustaba hablar cuando algo no me agradaba; en este caso, vivir en la casa de los Park.

Volví a suspirar y me puse de pie una vez por todas con el objetivo de ir hasta al baño del cual, el pelinegro había salido anoche con su teléfono celular en manos. Antes que saliera de la habitación, busqué una muda de ropa interior junto con mi uniforme escolar, los zapatos, mi toalla y salí.

Sonreí al encontrar la puerta del baño y sin más entré, tiempo después  me metí debajo de la lluvia de aquel grifo que dejaba caer la caliente agua sobre el piso.

Por mi mente pasaron miles de cosas y una de ellas era el rostro ajeno a mi consciencia. Recordé perfectamente que antes de entrar al baño, la puerta de su habitación se encontraba totalmente cerrada y entonces supuse que aún seguía durmiendo. Quizás se levante luego y así tendría que volver a entablar una conversación incómoda como fue la de anoche. Pero dejé de darle vueltas al asunto y salí de la ducha, disfrutando del exquisito olor a vainilla que despedía ese champú, que por cierto, supuse también que era el mismo que el pelinegro usaba diariamente. 

Comencé a vestirme tranquilamente mientras tarareaba una canción que había escuchado en el auto de mi papá al venir aquí y una vez que estuve listo, peiné mi mojado cabello y salí del baño.

El pasillo estaba oscuro y las luces de la casa apagadas.

"Haz lo que quieras" había dicho el. Entonces, haré lo que quisiera y dejaré las formalidades para otro momento. Así que bajé escaleras abajo, encontrándome con la sala totalmente a oscuras y comprobé entonces que Jimin todavía no había despertado. Suspiré una vez más y me dirigí a la cocina, prendí la luz y tiempo después puse a hervir agua en la hornilla. Busqué en los muebles que el pelinegro me había indicado, algún tipo de té o café instantáneo y di con un enorme frasco de café negro. Perfecto.

Vertí el agua caliente en la taza y coloqué el café en ella, dejando que su esencia se esparciera por toda el agua y esperé a que este terminara de difundirse.

El silencio de la casa me llamó la atención. Miré a ambos lados, no se escuchaba nada más, aparte del cantar de los pájaros y de las hojas cayéndose. Mordí mis labios nervioso mirando la hora en el microondas. Tampoco se escuchaba ronquido alguno. Me reí de mismo como si fuera que yo sabría si Park era una persona que roncaba mientras dormía o no. Segundos después de analizar la situación, temí lo peor. Abrí mis labios para soltar un bufido y rápidamente subí las escaleras. La furia se instaló en mí en un instante. Ahora sabía exactamente todas mis respuestas. Faltaban diez minutos para entrar a clases, Jimin solía llegar media hora antes.

Home • JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora