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-¿Y? ¿Cómo salió todo?

Hoseok suspiró a través del teléfono. Sonreí mirando las hojas cafés caer de los árboles junto al sol escondiéndose detrás de las nubes grises y opacas, cargadas seguramente, de helada lluvia otoñal.

Habían pasado dos meses desde entonces.

-Supongo que bien. - hizo una pausa.- Fue...normal, creo. Sólo llevamos a mis hermanitas a jugar al parque de la ciudad. Taehyung les compró algodón de azúcar a ambas.- una pequeña risa se escuchó y luego suspiró.

Mordí mis labios y miré el suelo negando con mi cabeza.

-¿Yoongi no ha estado hablando contigo últimamente?- pregunté al fin.

Hubo silencio detrás del tono. Cerré mis ojos al sentir la fuerte brisa de aire golpeándome en el rostro.

-No, el...después de que cortamos rompió contacto conmigo ¿Sabes? todos los días me siento un culpable y un miserable, no puedo ocultarlo. Pero supongo que algún día se me pasará. Yoongi lo hizo bien.- suspiró.- De todas formas ¿Aún sigues en exámenes?

-No. Comienzo el mes que viene. Necesito aprobar todas para disfrutar las vacaciones de invierno.- sonreí sin mostrar mis dientes.

-Suerte con eso, Jungkook.- Hoseok dijo.- No te consumas mucho, terminarás muerto antes de rendir.- el rio un poco y yo asentí con mi cabeza.- Y no queremos que eso suceda.

-Gracias, hermano.

Luego de haber colgado, deslicé el teléfono celular dentro del bolsillo de mi campera y un pequeño bostezo nació de mi boca. Frotando mis ojos y acomodándome aún mejor en el lugar donde yacía sentado, miré las hileras de árboles en frente mío. El otoño arrasando el ambiente y convirtiéndolo en color marrón claro, amarillo y naranja. Recuerdos vinieron a mi mente de repente y sonreí observando el anillo en mi dedo, recuerdos que juraría que no sería capaz de olvidar jamás. Recordarlos me había hecho doler en el pecho e hizo que mi corazón comenzara a bombear con fuerza, sintiendo el calor inundar en mis mejillas y el remolino de sensaciones en mi vientre.

Me di cuenta que amaba a Park Jimin en otoño cuando su sonrisa llenó mi alma mientras las hojas cafés  danzaban a su alrededor y el viento llevaba su risa, haciéndola danzar en el aire. Sin embargo, tiempo después llegó el frío y el miedo estaba presente en su mente, dejándolo derretido cuando la primavera surgió y desapareciendo en el calor del verano.

Octubre había llegado rápido. Faltaba una semana para el cumpleaños de Jimin. No podía creer que ya había pasado un año desde que toda esta locura comenzó y mucho menos como el tiempo cada vez se reducía poniéndose en contra de nosotros. Mi cumpleaños no había sido la gran cosa después de todo. Jimin vino a Seúl y fuimos a comer en un restaurante barato. Me reí de él en todo el camino de regreso al departamento por haber hecho el ridículo y caerse de la silla llamando la atención de todos los presentes. Esa era la única anécdota con lo cual la había pasado bien en este último tiempo.

Jimin y yo estuvimos tan extrañados. Aceptar que esta relación a distancia no estaba resultando bien me hacía estremecer y querer hundirme. Aunque tenía razón, esto no estaba funcionando y ambos lo sabíamos más que nadie. Hablar pocas veces por teléfono, mensajearnos cuando teníamos tiempo y el contestándome luego de un día, yo haciendo lo mismo; la universidad, la academia y sus campamentos. Mis labios secos y su alma vacía, mi cuerpo ardiendo en llamas y su cabeza enloqueciendo. Mis lágrimas cayendo y sus demonios consumiéndolo por completo. Si, esto no estaba funcionando.

Nos necesitábamos tanto. Era como si ambos estuviéramos hecho el uno para el otro en materia y energía, dependiéndonos en todos los sentidos. No podíamos seguir adelante si no estábamos juntos y la idea de seguir más tiempo así me hacía doler el pecho, porque de a poco comenzaba a darme cuenta que nuestro lazo se rompía cada vez que los segundos iban pasando, incluso ahora, todo se degastaba y se perdía en el agua, esta última llevándose las lágrimas y los pedazos de corazones rotos a quien sabe donde. Pensar en una ruptura me hacía perder los sentidos, me sumergía a la oscuridad y me dejaba ahí, tirado y náufrago.