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"Jimin, me gustas"

Esas mismas palabras que habían salido de mí boca no dejaban de torturarme hasta el alma haciéndome sentir estúpido y que mis mejillas se pusieran rojas como un tomate avergonzándome hasta morir. Estaba peor que un adolescente entrando a la pubertad. Debía contenerme, pero estaba siendo casi imposible. Me sentía completo, lleno y demasiado feliz como para que obligara a mi corazón que dejase de latir tan rápido.

Lo miré de reojo por un momento mientras sus labios se encontraban apretados e intentaba copiar algo en su cuadernillo. Suspiré al recordar que habían pasado dos días desde aquel accidente y desde que yo me le había confesado. Las cosas sin duda siguieron normal, con la única diferencia de que mi corazón no dejaba de latir cuando dormíamos juntos o cuando su boca era presa de la mía y yo me encontraba perdido entre sus brazos.

De un momento a otro el timbre de fin de clases dió por finalizada la jornada escolar del día de hoy. El profesor se fue diciéndonos que faltaba poco para los últimos exámenes y que fuéramos pensando en la universidad, algo que yo, ni siquiera teniendo el promedio más alto del colegio, me había puesto a pensar y todo eso se debía sin duda a mi cabeza que estaba en el país del más allá.

Jimin entonces, con la misma y típica expresión en su cara, algo que ya todos conocíamos, comenzó a guardar sus cosas en la mochila y yo mirándolo como el lo hacía procuré en hacer exactamente lo mismo. Pero la situación estaba siendo tan graciosa y me ansiaba reír con determinación porque ni siquiera para cometer una acción mis ojos no dejaban de mirarlo. Estaban perdidos en él. Sin embargo, toda la gracia desapareció de mi sistema cuando sin darme cuenta Jimin se encontraba en frente mío y movía su mano derecha en frente de mi rostro. Fruncí mis cejas y apreté fuertes mis ojos tratando exactamente de estabilizarme.

-¿Estás bien?- preguntó.

Asentí atónito.

Claro que yo estaba bien.

Bien enamorado de él.

Negué con mi cabeza de inmediato y seguido me giré hacía mi derecha para avisarle a Jung Hoseok que nos fuéramos, pero me llevé una gigantesca sorpresa al hacerlo. Mi mandíbula cayó de repente y mis ojos se abrieron par en par. Después miré hacía Jimin tratando de buscar algún tipo de explicación pero este último sólo movió sus hombros con total desinterés e hizo un mohín con sus labios.

Yo no podía explicarlo con palabras y todo esto estaba siendo difícil para mí ahora. Hoseok y Taehyung mantenían contacto visual mutuo. Ambos estaban mirándose como si fuera que estuviesen hablando con sus ojos. Mi mejor amigo se encontraba preso ante la mirada penetrante de Kim Taehyung como si fuera que una liebre acababa de ser casada por un lobo feroz. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal y temblé debido a la tensión que sentía, era increíble y todo esto me estaba dejando sin palabras. Mi mejor amigo de repente relamió sus labios y la cara perpleja de Taehyung se tensó, mi corazón comenzó a bombear rápidamente dentro de mí. Nunca antes había tenido mi boca abierta por mucho tiempo.

¿Qué estaba sucediendo? ¿¡Qué demonios estaba pasando con ellos dos!? ¿¡Y esas miradas!? ¿¡Acaso...

-Hose...

-Déjalo. - Jimin me interrumpió agarrándome del brazo derecho y jalándome hacia el. Traté de razonar lo que estaba pasando y sin comprender asentí mirando por última vez quizás al pelinegro de mi amigo en su ensueño y luego observé el suelo. Jimin comenzó a caminar y a llevarme con el detrás.

Me soltó cuando estuvimos fuera del aula. Comencé a caminar detrás de él y mi cabeza nunca antes se había encontrado tan confundida como ahora. Me sentía intranquilo, ansioso y nervioso. La angustia comenzó a comerme de repente y comencé a tragar saliva cada dos por tres. Una sensación extraña nació en mi pecho otra vez y miles de preguntas me atacaron inmediatamente. Suspiré fuerte tratando de mantenerme en el margen de la compostura y mordí mi labio inferior.

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