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Jeon Jungkook:

Quizás el odio que le tenía iba aumentando cada vez y eso justificaba para mantenerme a salvo en mi propio lugar. Me gustaba poder estar lejos de él, de su estúpida y llena de bacteriosa aura de idiotez impura que lo rodeaba a donde quiera que el iba. Tal vez yo estaba siendo un poco rudo pero era la verdad e iba a confesarles algo: jamás había odiado tanto a alguien como lo hacía con Park Jimin.

Ese idiota era uno bien puesto y no sabía yo quien mierda se creía el. Su persona me repugnaba y yo sabía que ni siquiera lo conocía lo suficiente como para estar hablando barbaridades de aquel, pero sin embargo, había estado en el mismo salón de clases durante dos años con ese infeliz allí dentro.

Su personalidad era, más o menos, la de un ogro peludo y verde. Yo no entendía porque las chicas lo querían tanto, siempre acosándolo y diciéndoles cosas estúpidas, como por ejemplo: "Park, eres el mejor" "Park, estoy enamorada de " "Eres genial"  y varias ridiculeces más. Lo que más me molestaba era que el muy estúpido les seguía la corriente y después las hacía llorar a cada una de estas, rompiéndoles el corazón y desilusionándolas por completo.

¿Entienden?

Y si no entienden, tratarán de entenderlo después. Véasen ustedes.

¿Quieren saber quién era el hombre por quien miles de chicas de este instituto han derramado millones de lágrimas? Les diré: era el idiota de ese Park Jimin.

"Deja de hacer llorar a la mujeres, Park" le repetía una y otra vez el profesor a quien teníamos como tutor. Otro imbécil más, siempre admirándolo y a la vez repimiéndolo. Yo realmente ya no entendía nada.

Todo mi infierno comenzó hacía un años atrás cuando Park atravesó las puertas del salón de clases con una mirada tímida y se presentó delante a todos con una voz latentemente nerviosa, junto con su amigo diciéndonos que venían desde la academia militar de Yeongcheon. Las chicas cayeron a sus pies en un instante y bueno, voy a admitirlo de una sola vez y tal vez ustedes vayan a reírse en mi cara, pero yo también caí.

Sin embargo, mientras iban pasando los días y meses, lo que supuestamente el risueño de mi mejor amigo decía que era un enamoramiento, se fue convirtiendo en odio y repugnancia.

¡Maldita sea, lo odiaba demasiado!

¿Dónde había quedado el niño nuevo con sonrisa tímida que no hablaba con nadie a excepción de su mejor amigo? Anda tú y míralo. Ahí estaba haciéndose el bueno en todos, siendo un caballero cuando quería y siempre queriendo arruinar la reputación de los más inteligentes del salón contestando con bromas y molestando a los profesores diciéndoles que el era más sabio que todos nosotros por haber venido de una academia militar. Simplemente genial.

Ja, soldadito.

No llevaba ni siquiera media hora en el salón de clases. Sentado y con mi mirada puesta en el pizarrón tratando de rogarle a todos los santos existentes que mi mejor amigo apareciese de una vez por todas por el remarco de la puerta y me hiciera compañía porque ya no aguantaba ni un minuto más en este salón llenos de hipócritas y gente odiosa.

El profesor estaba explicando un tema que me llamaba demasiado la atención porque trataba sobre el espacio exterior y los planetas. Yo estaba consumido en su charla hasta que me topé con el semblante serio de Park e hizo que desconcertara por completo.

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