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Al final de todo, Hoseok y Taehyung terminaron mandándome en un taxi hasta la casa de los Park.

Menuda estrategia ¿No es cierto?

Cuando terminé de pagarle al conductor lo que había costado el viaje, por supuesto que con el dinero que mi mejor amigo me había dado, me dispuse a caminar hasta la puerta principal. Y créanme que no evité sentirme mareado al ver centenares de latas de cervezas regadas por toda la calle y en  frente del portón de entrada. Suspiré para mis adentros con cansancio, luego tendría que volver para limpiar. Y ya era de noche, las estrellas no estaban y el frío viento golpeaba contra mi piel. Levanté mi mano para presionar mis dedos contra el timbre, pero esta misma se detuvo antes de que hiciera contacto con el metal cuando por mí mente apareció la imagen del enano gritándome y pidiéndome que me fuera la noche anterior.  Entonces, si yo ahora mismo presionaba el timbre era muy razonable que no me abriera ¿Cierto? cierto.

Me resigné y volví a bufar, sintiendo como la frustración se me subía a la cabeza de una manera inimaginable para mis sentidos. Hoy era domingo y mañana sería lunes. 

Sin darme cuenta ya me encontraba intentando abrir el portón de acero, para mi suerte estaba abierto y sin llave. Proseguí a caminar dentro de la casa y cerrar la abertura detrás de mí.  No me sorprendí cuando más latas de cervezas y colillas de cigarrillos aparecieron esparcidas por todo el patio frente a mis ojos. No le tomé mucha importancia y con las manos en los bolsillos de mi pantalón de jean, caminé para dirigirme hasta mi habitación y tirarme en la cama para dormir de una buena vez por todas. Porque si, la cabeza me dolía un montón y estaba demasiado cansado como para seguir de pie. Necesitaba dormir veinte horas para volver a recuperarme y por favor, también recuérdenme nunca más volver a tomar cervezas en exceso porque ya saben como la resaca me afecta.

Menos mal que a los deberes de la escuela que la profesora de matemáticas había pedido para mañana los había hecho el viernes en la noche, porque ahora mismo mi mente no era capaz de ni siquiera razonar cuanto era uno más uno.

Esto me estaba matando como el infierno.

A pasos lentos y desganados con la mirada perdida en el suelo, entré a la casa sintiendo la necesidad de correr hasta mi habitación. Inusual, las luces estaban apagadas y el televisor prendido al máximo volumen me indicó que un partido de fútbol estaba en transmisión y me hicieron detener para centrarme en la persona que estaba recostada en el sofá con una lata de coca cola postrada en la mesita de estar. Reí con cero diversión en mi rostro y tomándolo por desprevenido, el se giró para observarme a través de la poca iluminación que el televisor emanaba.

-¿Y no tuviste aunque sea la certeza de salir fuera y recoger la basura?- pregunté con la pizca de mi voz irritada, a punto de perder el control.

Park me miró tratando de entender mi pregunta, hasta que sus cejas se elevaron y de inmediato se sentó en el sofá.

-Es mi casa ¿No es así?- parecía que aún seguía con lo mismo. - Puedo recogerlo después. - movió sus hombros restándole importancia y su vista volvió al televisor.

-¿Por qué me hechaste anoche?

Jimin ignoró mi pregunta.

-Park...

-Porque eres uno del montón, ya sabes,  quería que todos se fueran y tu entrabas en esos términos. - volvió a mover sus hombros, esta vez sin siquiera mirarme.

Y yo apreté mis nudillos mordiendo al mismo tiempo mi mejilla inferior tratando de controlar la furia que comenzaba a esparcirse por mi cuerpo, porque estaba apunto de correr hacía a él para propinarle un fuerte golpe en la cara y este parecía disfrutar de esta situación, ya que me estaba ignorando por completo. Le parecía todo divertido.

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