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(Ella sería Sumin en mi fic, ig: knhs2)

[...]

Quizás el sonido de las risas era lo único que me podía tranquilizar o más bien era también la sonrisa angelical que ella lanzaba cada vez que yo ganaba una partida en el juego de cartas. Me gustaba cuando el clima estaba frío y también me gustaba observar como las hojas caían de los árboles, descendiendo en el suelo mientras que las ramas golpeaban contra la ventana. Sin embargo, la tarde parecía caer cada vez más haciendo que de repente todo se volviese negro y oscuro anunciado que la noche ya estaba en pie.

Suspiré mientras dejaba la taza de café caliente junto a la mesa y levantaba una de las cartas para ver si realmente coincidían con las demás. Observé y observé. No encajaba con las demás, así que volví a dejarla en el centro de la mesa. Me acomodé contra la silla y observé a Jimin levantando la carta, dejándola en su juego y tirando otra. Sumin sonrió mientras su turno seguía.

Nada mejor que pasar la tarde de un domingo jugando una partida de cartas y ajedrez. Yo había tenido la idea, Sumin había estado prácticamente todo el día en la casa siguiendo a Jimin a todos lados siendo que este último ni siquiera la corriente le seguía y se encerraba en la sala de baile cerrando la puerta con llaves. La chica se veía triste y hacia que mi corazón se sintiera horrible y  tuve que convencer a Jimin de hacer algo divertido. La sonrisa de Sumin entonces volvió de repente cuando vio al pelinegro viniendo hacia ella.

Llegó mi turno y sujeté las siete cartas con mi mano izquierda mientras que con la otra me dirigía a sacar la carta centrada en la mesa. Aquella hacia juego con las cinco que tenía en la mano. Entonces me di cuenta de repente que solo me faltaba una carta para ganar. Sumin miró curiosa y sonrió, moví mi mano tratando de que mis cartas no salieran a la luz pero ella ya lo había visto. Fruncí mis cejas en forma de desaprobación y la castaña rió fuerte.

Entonces miré a Park Jimin levantar una de las cartas con su labio inferior apretado y su flequillo negro cayendo por su frente. Aquella piel blanquecina hacia contacto con la luz de la cocina, sus claviculas haciéndose a la vista mientras su camiseta negra caía en su torso y mi corazón acelerándose de sobremanera mientras lo veía con admiración.

Las manos comenzaron a temblarme otra vez mientras veía su cuello descubierto y aquellas venas que trazaban hileras allí. Tragué en seco intentado concentrarme en el juego, sin embargo mis ojos no podían dejar de mirarlo. Y fue ahí cuando me había dado cuenta de que no era el único. Alguien a mi lado estaba peor que yo, tal vez muchísimo.

Había pasado un tiempo, las cosas entre Jimin y yo habían sido iguales. Sin ningún cambio, las prefería así aunque sabía que mi corazón no lo aceptaba y se enloquecía con cada día que pasaba. Esto se estaba convirtiendo en algo fuerte, no podía contenerme ni a mi mismo. Creía que seria algún tipo de capricho de primer momento, algo que olvidaría después. Pero cada vez que miraba el reloj y el calendario me llegaba a la cabeza que estaba lejos de ser eso. Hoseok lo llamaba "Estás enamorado" y creía que comenzaba a tener razón. Las palabras apenas salían de mi boca, mi cabeza poco podía concentrarse y aún seguía admirándome por el hecho de que mi hábito de estudio no se haya perdido por completo; todavía seguía siendo el mismo en ese ámbito pero, mi corazón no dejaba de latir rápido todo el tiempo y mis mejillas no podían dejar de estar rojas.

En un tiempo atrás, había sentido algo similar. Recordé de inmediato a mi mejor amigo y las cosas que me hacía sentir cuando estaba a su lado. Quería decirles a ustedes que ahora mismo aquellas sensaciones no se comparaban con estas nuevas, podríamos hablar del triple de aquellas. Totalmente diferentes y complementamente fuertes, apenas podía mantenerme de pie y caminar erguido.

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