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Pasó un tiempo, no sabía cuanto pero si lo suficiente para que mi mente perdiera el control por completo.

Miré su baile mientras las lágrimas seguían cayendo por mis ojos y mi pecho se apretaba de a poco contra mi corazón.

Jimin no estaba bien, yo tampoco estaba bien. Ninguno de nosotros dos estábamos bien.

Sus pasos torpes y sin compás con la música, sus ojos perdidos en el más allá y su cuerpo moviéndose sin esfuerzo junto con aquellas ojeras que adornaban su rostro producto de varias noches sin haber podido dormir bien. Tragué en seco mientras mis nudillos se apretaban de a poco y mi labio inferior se encontraba preso contra mis dientes delanteros. Quería gritar y romper cualquier cosa. Esto había sido demasiado para mí y no podía soportarlo más. Jamás lo había visto así, en ese estado tan deteriorable y marchito. Podía haberlo visto con una cara soñolienta pero lo que estaba viendo ahora ya estaba fuera de mi imaginación. Y yo sufría con aquello porque quería acercarme y abrazarlo, sin embargo no podía. Porque lo alejé de mí lado, sin siquiera tomar en cuenta su estado.

Y me odié por ello.

"No me toques."

Jimin se quedó estático mientras llevaba sus manos a su cabeza y caía de rodillas al suelo, la música aún seguía sonando fuerte y su respiración podía escucharse alta también. Me tensé de inmediato mientras hacia todo lo posible para no correr hacia el.

Jungkook, haz algo.

-¡Maldita sea!- gritó, unas lágrimas nacieron en su rostro de repente. - Maldita sea.- golpeó el suelo con su mano derecha y gruñó. Mi corazón dolió otra vez y no podía evitarlo más, cerré la puerta de aquella habitación de baile y corrí escaleras arribas mientras mi boca se secaba y las lágrimas caían por mi rostro sin piedad alguna. El aire me faltaba y este último no podía llegar bien a mis pulmones. Debía contenerme y sería capaz de hacerlo si ponía un poco de mi parte. Solo un poco.

Todo esto había sido un infierno desde que la culpa hizo flor de piel en mi conciencia. Jamás había pensado que estar lejos de alguien me dolería tanto como lo estaba haciendo ahora. Ni una mirada, nada. Ni palabras y sin intenciones algunas. Todo dolía.

Pero ¿Yo acaso estaba haciendo lo correcto?

"-Creo que te gustará esto, sé que es un poco cliché pero los dulces están ricos.- ella sonrió."

Y así siguieron pasando los días. Si antes apenas nos dirigíamos la mirada imagínense ahora. Mi mente no estaba funcionando bien y mis sentidos tampoco, las noches que apenas había podido dormir estaban contadas con mis propios dedos y mi pecho me dolía cada vez más. Era como si tuviera una bolsa de cartón en mi rostro, afixiándome.

Pero ¿Yo realmente había querido que las cosas tomaran este ritmo? Sí, entonces debía cargar con ello.

[...]

-Te extraño. - pronuncié apenas, nunca antes había sentido esa sensación de querer correr y abrazarlo de inmediato.

Lástima que la distancia me impedía hacerlo.

El suspiró, probablemente ahora mismo estaría en frente de un monitor porque sus dedos tecleaban algo haciéndome impacientar cada vez que los segundos iban pasando.

-Hijo, estoy haciendo todo lo posible por terminar esto y volver rápido. - contestó luego de un minuto. Bufé molesto porque siempre era lo mismo.

-Papá aunque sea déjame ir a casa, mi casa por favor.- supliqué. Ya no aguantaba más. Me dolía. Era un idiota que no podía soportar con nada.

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